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Jossimar se inició en la gimnasia por imitar a Jean-Claude Van Damme
La otra vida de un campeón, una entrevista en privado con el gimnasta cucuteño.
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Mónica Melgarejo
Domingo, 2 de Agosto de 2015

*Por Mónica Melgarejo

Por su baja estatura podría confundirse con cualquier otro joven, de 21 años, que trabaja, asiste a la universidad o se desempeña en cualquier otro oficio.

Sin embargo, su rostro ha sido registrado tantas veces en los medios de comunicación que es imposible confundirlo aún en medio de una multitud que aclama su nombre.

Jossimar Calvo Moreno, el cucuteño que ha puesto sobre su pecho alrededor de 200 medallas de oro, plata y bronce, inició su carrera de una forma muy particular al querer imitar las piruetas del famoso actor belga Jean-Claude Van Damme.

Así fue desarrollando habilidades de flexibilidad, fuerza y agilidad, sin tener claro que se estaba iniciando en un exigente deporte como el de la gimnasia.

“En este punto de mi vida es algo muy gracioso, pero esa fue una motivación para entrar en el deporte. No tenía idea de lo que estaba haciendo ni que estaba desarrollando habilidades en esta disciplina”, puntualiza.

Después de algunos años, ingresó a la escuela de formación de Indenorte, donde fue moldeando sus capacidades hasta convertirse en uno de los deportistas más premiados en la historia del país.

Su última hazaña fue en los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá (2015),  donde ganó tres medallas doradas en la modalidad de caballo con arzones, barras paralelas y barras fijas. Por otro lado,  obtuvo dos de bronce en la prueba general individual, y la modalidad por equipos, logros de los que se siente orgulloso, pero de los que no presume tal vez por la sencillez y la timidez que lo caracterizan.

Hoy en día, es una de las grandes promesas del deporte colombiano, sobre todo, ahora que se acercan los Juegos Olímpicos de Río 2016, competencia en la que espera ser número uno.

Y aunque pocas veces se habla de la figura que existe detrás de este campeón, en entrevista con La Ó confesó detalles de su vida, sus miedos, sus fracasos y sus sueños.  

En cada competencia se ve un deportista más consagrado, con menos temor y mayor seguridad, ¿cree que ya superó todos los niveles de dificultad que representa la gimnasia?

(Risas) No es tan fácil como se ve. Es un trabajo muy complicado, de mucha disciplina, dedicación y constancia, donde se entrenan ocho horas y se mentaliza cada ejercicio. A la hora de competir solo queda concentrarse y olvidarse del resto del mundo, pero siempre se tiene un nivel de adrenalina, nerviosismo y miedo, que puede llevar a sufrir una mala jugada.

¿Qué pasa por su mente cada vez que está en una competencia?

Prefiero no pensar en nada. En ese momento, mi mente está en blanco para concentrarme en hacer bien mi trabajo. Siempre trabajo para mostrar buenos resultados, aunque muchas veces no se dan las cosas que uno quiere, como me pasó en estos Juegos Panamericanos, en Toronto (Canadá),  donde muchos pensaban que la medalla general individual sería mía, y pudo ser así, pero una caída me costó todo y me tocó conformarme con el tercer lugar. El deporte de alto rendimiento es una cosa de locos.  

¿Qué representa, a título personal, consagrarse como una figura del deporte a nivel internacional?

Es una gran responsabilidad. A nivel deportivo me va muy bien, pero en la vida personal es difícil porque tengo que cohibirme de ciertas cosas para evitar que la gente hable o malinterprete algo. Soy consciente de que me convertí en un ejemplo para la juventud y eso conlleva a resguardar mi vida personal, es decir, nada de que me vean en una discoteca, tomando licor o mal parqueado. No puedo ser libre en cierta parte.

¿Dónde queda su vida personal: familia, amigos, novia?

Una persona de mi edad puede salir sin ningún inconveniente. Por ejemplo, que esté en un estanco tomando cerveza pues no es bien visto porque debo cuidar no solo mi imagen sino mi cuerpo por el deporte que practico. Además, la gente no perdona este tipo de comportamientos y critica todo el tiempo. No niego que me gustaría salir con mis amigos a divertirme, pero ya eso lo he venido manejando desde hace mucho tiempo. He sacrificado mucho en estos 16 años de carrera.

¿Cómo se sobrepone a esa falta de tiempo con sus seres queridos?

Todos mis planes son muy sanos,  eso forma parte de mi vida y el deporte es lo que me mantiene vivo. Me gusta mucho estar solo, pensar y proyectar lo que quiero. El futuro es incierto y tengo muchas metas, pienso en ellas y poco a poco voy construyéndolas para tener un mejor futuro y una calidad de vida no solo para mí sino para mi mamá, quien ha estado hombro a hombro conmigo.

¿En algún momento ha pensado en el retiro o en darse por vencido?

Sí, pero cuando estaba más pequeño. Tenía como diez años y pues mientras mis amigos jugaban o se divertían de cualquier otra forma, yo me la pasaba en un gimnasio. Sacrifiqué mi infancia, mi tiempo, mi familia y mis amigos. Fue difícil, quise retirarme, pero mi mamá y mi entrenador me hicieron recapacitar.  

Es cierto que la preparación física es esencial en un deportista de alto rendimiento, pero ¿qué hay de la preparación sicológica que deben asumir?

Todo lo da la experiencia. Sí, hay una preparación con un sicólogo, quien es la persona con la que uno se desahoga, pero uno tiene que visualizar su trabajo. Todo este conjunto ayuda a calmar las emociones. Si uno es muy novato, pues la presión te come, los nervios te paralizan y la adrenalina no permite el control de tu cuerpo. Me sucedió en el mundial del año pasado, en China, donde me sentí en la gloria porque tenía la posibilidad de montarme en el podio. No estaba preparado sicológicamente, me sentí tan presionado y pensé más en la medalla que en lo que iba a hacer en ese momento y ahí fue donde perdí. Me caí y me costó un título mundial.

¿En qué momento siente que ha llegado el fracaso total?

En muchas ocasiones. Todo mundo ve fácil lo que hago y las personas dicen que uno se gana la vida fácil y en realidad no es así. Tengo que luchar contra las lesiones, el cansancio y los golpes. Entreno ocho horas diarias y todo se va acumulando.  En el quinto entrenamiento, se siente que el cuerpo va a explotar  y ahí es donde se debe luchar. En esos momentos, recuerdo la metáfora del ciclista Lance Armstrong que dice que  cuando el cuerpo no da más y se está en el límite, es el momento de atacar y superarse a sí mismo. Eso nos pasa a todos los deportistas.

¿Qué hace en su tiempo libre?

(Risas) No tengo tiempo libre. Entreno todos los días, ocho horas diarias, y los fines de semana, generalmente, medio día. Pero estudio en las noches una Tecnología Deportiva, en las Unidades Tecnológicas de Santander; y cada quince días la Licenciatura en Educación Física, en la Universidad de Pamplona. Mi vida no es fácil, es un gran reto y no tengo tiempo para nada.

¿Cuál es su mayor temor?

Tengo muchos miedos. Miedo a fracasar o a una lesión que me saque de competencia, pero prefiero callar lo que siento. Simplemente trabajo  y entreno para mí.

¿Cuál ha sido su mayor motivo de felicidad?

Fue hace cuatro años, en 2011,  en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, tenía 17 años. Debía estar en la categoría juvenil, pero por mi nivel terminé en la categoría de mayores. Esa competencia pesa.  No solo competía con personas mayores sino con más experiencia y con recorrido en olimpiadas o campeonatos mundiales. Me mentalicé en hacer bien las cosas, sin embargo, me desmotivaba ver mi clasificación en el puesto número 15. Me prometí creer en mi trabajo, no mirar la puntuación y concentrarme en lo que me importaba. Terminé mi última modalidad que era arzones y ya estaba fatigado, sentía que el cuerpo no me daba,  pero me enfoqué en hacer mi rutina y el primer pensamiento fue que había clasificado de segundo o tercer puesto. La sorpresa llegó cuando dieron el puntaje y aparecía en el primer puesto, mi compañero que tenía más posibilidad quedó en segundo y un chileno en el tercero. Fue un momento en que no podía expresar lo que sentía y que no podré olvidar.

¿De alguna manera dejó ese recuerdo retratado en su vida?

Sí, en un tatuaje (en el antebrazo izquierdo) que me hace recordar el poder de creer en mí. Fue el 27 de octubre de 2011. Dice: Campeón Panamericano de los Juegos de Gimnasia Guadalajara 2011. Cree en ti mismo.

Tiene dos tatuajes más en la espalda, a cada lado de sus hombros, ¿qué representan?

La foto de mi mamá es un homenaje porque ha batallado conmigo toda mi carrera. Y un segundo tatuaje, el de Jesús, a quien debo todo lo que soy y he logrado. Soy católico y creyente.

De niño siempre se idealiza el futuro, ¿cómo se lo imaginaba?

No sé. Regresar al pasado cuando tenía cinco años, es complicado porque no recuerdo muchas cosas de mi infancia. Pero soñaba con ser una persona sobresaliente en la sociedad y tenía claro que quería ser reconocido.

¿Cree que superó las expectativas de ese reconocimiento con el que soñó?

En este momento, estoy sorprendido por todo lo que he logrado gracias al deporte a nivel profesional, pero sobre todo en lo personal porque me ha enseñado a encontrar madurez, a superar pruebas difíciles, a no rendirme  y a tener conciencia del cuidado de mi cuerpo. Quería ser un buen deportista y lo soy, pero no me considero el mejor.

¿Cuáles son los proyectos que están pendientes?

Quiero seguir haciendo historia, apareciendo como una gran figura en el deporte colombiano, dejar  huella en cada uno de los lugares a donde voy. Tengo metas como llegar a una olimpiada, aspirar a una medalla mundial o una medalla  olímpica. Cumpliendo eso pienso que estoy definiendo la mayor parte de mi futuro porque un deportista de alto rendimiento lo único que quiere es obtener ese reconocimiento, son las dos competencias más prestigiosas. De ahí, puede uno pensar si continúa en el deporte o inicia con nuevos planes.

¡Soltero!

Su vida está concentrada en el deporte y reconoce que aún no ha llegado la mujer que pueda ajustarse al ritmo que exige su carrera.

“Es un tema difícil porque es necesario que la pareja entienda que uno vive en función de la carrera y no se tiene tanto tiempo como uno quisiera. Y sucede que si la pareja cuenta con mucho tiempo libre pues quiere que uno cambie el estilo de vida para dedicarse a ella y esa no es una opción para mí. Tiene prioridad mi carrera porque han sido 16 años en los que he sacrificado mucho para abandonarlo de esa manera”.

Por eso, no tiene afán en ese tema aunque sí espera formar una familia que pueda disfrutar al máximo.

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