Recuerdo como si fuera hoy, la despedida de la selección Colombia de la Copa Mundo de 1990 con Camerún. Tiene algo de parecido con el júbilo que se cosechó en esta  Copa con nuestro equipo tricolor; esta vez Perú nos hizo la boleta sacándonos y se perdió con un rival que muchos o poco creían.

No fue extraño escuchar las posiciones de elogios para ‘El Bolillo’ Gómez y sus pupilos,  incluso le tenían el traje de candidato a la Copa América. Otros dirán que la campaña más importante está en la eliminatoria al Mundial de Brasil 2014. Por eso en la columna pasada con la venia de los lectores pedimos “no cantar victoria”, porque es muy típico en nosotros crear ambientes triunfalistas poseídos por la ilusión y cuando conocen que la realidad es otra.  Inmediatamente como si fuera una ola invernal salimos con el paraguas en la mano.

Es cierto, que el certamen fue hecho en uno de los países que tiene el fútbol como industria y terminó siendo un cementerio para los favoritos Brasil y Argentina.

Al momento de la puntada final, la que decide los episodios guerreros  se les torció el pie de manera increíble a los famosos  Elano, Fred, Thiago y André Santos en los pentacampeones del mundo; Carlos Tévez con los anfitriones y al goleador de Europa con el Porto, Falcao García.

Ahora bien, no podemos seguir ilusionados con el único sistema del 4-1-4-1,  el fútbol es de variantes y sorpresas dependiendo de la lectura que se tenga del rival.

Después de la eliminación de Colombia no podemos quedarnos llorando debemos pensar y reflexionar lo que se va hacer en el futuro que está encima. No mas fútbol de vértigo  sin pausa, sí verdaderamente queremos hacer una eliminatoria de lujo; de lo contrario seguiremos viviendo de ilusiones y soñando despiertos.