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Venezuela
“En Venezuela ya se están dando voces que exigen la participación de la oposición”
El excanciller Londoño considera que Colombia tiene que acostumbrarse a no depender del otro Estado.
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Lucy Araque
Lucy Araque
Sábado, 5 de Diciembre de 2015

Julio Londoño Paredes es un militar y diplomático bogotano con una amplia trayectoria en los asuntos de frontera y resolución de conflictos.

Su experiencia en este campo lo ha llevado a posicionarse como uno de los colombianos más conocedores del tema.

Ha sido canciller y embajador en Panamá y Cuba, al igual que ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En 2001 fue nombrado por el Gobierno como agente de Colombia ante la Corte Internacional de Justicia por el diferendo limítrofe entre Colombia y Nicaragua y, en 2008, para el caso Ecuador y Colombia.

Recientemente, el excanciller estuvo en Cúcuta para participar de un foro sobre la crisis de la frontera con Venezuela y los desafíos que le esperan a la región. La Opinión aprovechó para conversar con él sobre la decisión del gobierno del vecino país de cerrar los pasos limítrofes, lo que podría venir a futuro y las elecciones parlamentarias de hoy. 

¿Usted cree que la frontera entre Colombia y Venezuela podría durar cerrada mucho más tiempo?

Creo que eso no es predecible. Lo que sí es fundamental es acostumbrarse a esa situación, porque en el momento en que se restablezca la normalidad habrá mucha mayor capacidad de acción para llevar a cabo diferentes actividades en favor de cada región.

Si se llegara a dar un escenario así, en el que el gobierno de Nicolás Maduro decida no abrir la frontera durante un largo tiempo, ¿qué repercusiones podría haber para los dos países?

Es un perjuicio para ambos países. No es un perjuicio solo para Colombia, sino también para Venezuela y diría yo que tal vez mayor para el vecino país. Se van a afectar no solo los dos países sino la población fronteriza.

¿Está Venezuela en la capacidad de vivir con una frontera cerrada?

Creo que es muy difícil. Se ha comprobado, en todas partes del mundo, que ni siquiera construyendo un muro en la frontera, los problemas se solucionan. No es a base de este tipo de acciones que se pueden arreglar los inconvenientes; es a base de la concertación, de la cooperación y de acuerdos productivos entre los dos estados.

¿La actitud de Venezuela podría llevarla al aislamiento?

Imposible. Si Cuba no ha estado aislada siendo una isla, Venezuela muchísimo menos. Naturalmente, la perspectiva inexorable que tiene Venezuela es entenderse con Colombia.

¿Por qué, históricamente, las relaciones entre Colombia y Venezuela han sido tan tensas, si bien el uno se ha valido del otro y de una u otra forma se necesitan?

Porque los temperamentos y la mentalidad de los dos países es completamente diferente. Venezuela tiene actitudes y pensamientos desde el libertador Simón Bolívar hasta nuestros días que son completamente diferentes a los de Colombia. A pesar de haber sido una sola república, tenemos formas de pensar y actuar diferentes.

¿Qué debería hacer el Gobierno para fortalecer las zonas de frontera y dejar de depender de los vaivenes de Venezuela?

Por una parte, hay que acostumbrarse a no tener la mentalidad de depender necesariamente del otro Estado. Eso viene desde hace mucho tiempo y yo lo he señalado reiteradamente. Sin perjuicio de eso, hay que pensar en impulsar acciones concertadas entre los dos países, porque desafortunadamente, para algunos, somos vasos comunicantes. Lo que sucede en un país tiene repercusión sobre el otro. Nosotros no podemos creer que somos una isla y ellos (Venezuela) mucho menos. 

En los últimos años, Colombia ha estado ligada a Venezuela por su apoyo al proceso de paz. Si se firma un acuerdo en Cuba, ¿a futuro, podría variar esa posición tan diplomática que se ha mantenido con el vecino país?

Creo que las relaciones con Venezuela hay que manejarlas con cuidado y cautela. Estas han sido unas relaciones complicadas a través de la historia y la lección que han dejado es que se debe tratar el asunto con cuidado, con pragmatismo, porque muchas de las acciones, a veces, tienen efectos no solo al interior de Venezuela sino de Colombia. Considero que no se pueden personalizar las relaciones.

Elecciones parlamentarias

¿Qué escenario vislumbra usted para Venezuela después del 6 de diciembre?

Creo que esta es una situación que tiene la expectativa general del continente, de los organismos internacionales, pero en este momento en Venezuela ya se están dando voces que exigen la participación de la oposición. Voces que dicen que no se puede establecer en un país, que no es una isla, un régimen y una situación que no incluya a la mayor parte de la población venezolana.

¿Qué podría pasar si se da, como muchos lo vaticinan, un fraude en las elecciones de hoy?

Eso es un proceso interno de Venezuela. Habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Es prematuro entrar a hacer juicios sobre el particular.

Argentina acaba de dar el giro a la derecha; Cuba y Estados Unidos restablecieron relaciones, ¿cree que Venezuela tiene que empezar a variar su posición?

Es difícil de predecirlo. La única cosa que es cierta es que Venezuela no se puede quedar atrás. En este momento Cuba ha hecho un giro fundamental en su posición y Venezuela no puede, en un momento determinado o una coyuntura como la actual, permanecer rezagada en el contexto general de la nueva dinámica que se vislumbra en las relaciones hemisféricas.

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