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Una de cada cuatro personas muere por culpa de la trombosis
En el Día Mundial de la Trombosis es importante destacar las graves consecuencias de la tromboembolia venosa y de la fibrilación auricular.
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Martes, 13 de Octubre de 2020

En el marco del Día Mundial de la Trombosis, que se conmemora cada 13 de octubre, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia, (ISTH, por sus siglas en inglés) busca disminuir la muerte y discapacidad ocasionada por la enfermedad, la cual provoca el fallecimiento de una de cada cuatro personas.

Por tal motivo, hace un llamado a tomar conciencia mundial sobre la patología, reconociendo sus causas, factores de riesgo, signos o síntomas, y la importancia de la prevención y el manejo científico.

La trombosis es la formación de un coágulo de sangre en un vaso sanguíneo, que puede ser cualquier vena o arteria, el cual puede enlentecer o bloquear el flujo sanguíneo normal e incluso liberarse y viajar a un órgano. Es importante reconocer que el coágulo en sí se denomina trombo y un coágulo que viaja en la circulación se llama embolia.

“La trombosis es la patología subyacente a menudo prevenible de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular tromboembólico y tromboembolismo venoso, los tres principales riesgos cardiovasculares”, según la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia.

El médico Rafael Herrera, internista vascular de la Universidad de Antioquia, indicó que el principal riesgo en la trombosis venosa profunda es el tromboembolismo pulmonar, que puede llevar a la muerte entre el 10% y el 30% de quienes lo padecen, si no reciben tratamiento adecuado. 

“A su vez existen otras complicaciones asociadas como: gangrena de la extremidad comprometida y la presencia de síntomas crónicos como: dolor, edema, pesadez y hasta la presencia de ulceras, lo que se conoce como síndrome post trombótico y afecta en diferentes grados la calidad de vida de los pacientes afectados”.

Así mismo, el especialista afirmó que “la enfermedad tromboembólica venosa es más frecuente en personas de edad avanzada principalmente por encima de los 60 años, personas que tienen alteraciones de la coagulación ya sea de forma congénita o adquirida como es el caso de aquellos que viven con cancer”.

Fibrilación Auricular

La Fibrilación Auricular (FA) es la arritmia cardíaca más frecuente y su prevalencia aumenta con la edad. La mayoría de los pacientes con esta patología tienen una edad superior a 65 años.

La enfermedad suele manifestarse con mayor frecuencia en los hombres y es un padecimiento que duplica la tasa de muerte, los accidentes cerebrovasculares, los episodios tromboembólicos, la insuficiencia cardiaca, entre otros. 

“La FA es la arritmia cardiaca más frecuente, se estima que a nivel mundial más de 35 millones de personas padecen esta condición. Su prevalencia aumenta con la edad y se relaciona con enfermedades crónicas que afectan el sistema cardiovascular como la hipertensión arterial, la diabetes, entre otras”, sostuvo Herrera.

Destacó el especialista que la fibrilación auricular puede producir alteración de la función cardiaca, causando o empeorando la falla cardiaca, pero además puede producir la formación de trombos en las cavidades cardiacas que viajen por el lecho arterial, generando complicaciones como los accidentes cerebrovasculares isquémicos, así como isquemias en extremidades y otros organos.

Aprenda a cuidarse

La Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia determina que lo más importante que puede hacer para protegerse de un coágulo sanguíneo que pone en peligro la vida es saber si está en riesgo. 

Por tal motivo es fundamental reconocer que “la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar son afecciones graves y potencialmente mortales que requieren atención médica inmediata. El tratamiento puede variar según el paciente, pero generalmente incluye medicamentos anticoagulantes para disolver los coágulos y evitar que se formen nuevos”.

El doctor Rafael Herrera expresó que los anticoagulantes son medicamentos que, por diferentes mecanismos, previenen la formación de trombos y además evitan la extensión y la embolización (que se desplacen a distancia) de los trombos previamente formados, por lo tanto, son piedra angular en el tratamiento de la enfermedad tromboembólica venosa, así como en la fibrilación auricular”.

“El sedentarismo y sobrepeso son factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares”, así lo indica el especialista en medicina interna vascular, razón por la cual recomienda: “mantener un adecuado control de aquellas patologías crónicas, realizar actividad física y mejorar los hábitos de vida”.

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