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Zona verde
2018: lo que está en mora para el ambiente nortesantandereano
Los ambientalistas cumplirán un papel determinante en la vigilancia de las decisiones sobre los recursos naturales.
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Helena Sánchez
Sábado, 13 de Enero de 2018

Las variables condiciones climáticas, los cambios en la normatividad, y promesas incumplidas para preservar el medio ambiente regional, son algunos temas que, para sus habitantes y líderes deberán tener mayor análisis, solución y avance en 2018.

El medio ambiente desconoce de divisiones políticas, discusiones técnicas e intereses particulares, y las decisiones ambiguas o inoportunas tendrán un efecto inevitable en los habitantes de Norte de Santander, razones por las que se espera que en esta nueva vigencia el entorno sea eje de planificación, protección y preservación de la vida, como se explica a continuación.

Santurbán y sus ríos

Según el biólogo Alejandro Guerrero, “cualquier actividad que afecte la captura del agua por infiltración en el páramo, afectará el caudal de las aguas de las fuentes de donde los seres humanos captan para su consumo”.

Por ello, en 2018 los ambientalistas vigilarán las decisiones que se tomen en torno al páramo, dado que “ninguna sociedad puede desarrollarse comercial e industrialmente sin agua”.

Para Carlos Gómez, representante de la Fundación Planeta Vivo, la acelerada pérdida del recurso hídrico que nace en Santurbán y toma forma en los ríos Pamplonita y Zulia debe frenarse “antes de que estos afluentes desaparezcan”.

“Esperamos el apoyo de la comunidad, organizaciones y gremios para frenar cualquier licencia ambiental”, y enfatizó en que no quieren minería “ni cerca ni lejos de la zona de páramo”.

Diego Rueda, presidente de la veeduría ciudadana Ver Gestión Norte de Santander destacó que en 2017 se avanzó en mesas de trabajo con Corponor y la Procuraduría ambiental y para este año se esperan “anuncios de las dos primeras plantas de tratamiento de aguas residuales para los ríos Pamplonita y Zulia”.

Rueda enfatizó en la urgencia de tratar las aguas, para cumplir con la meta de lograr, a 2020, que el 50 por ciento del agua que va a los ríos llegue potabilizada.

Microzonificación sísmica

Desde agosto de 2016 se habló de microzonificación sísmica para Cúcuta, Villa del Rosario y Los Patios.

Aunque el proyecto se anunció como prioridad para salvar vidas y unificar criterios de construcción, para 2018 solo se tendría consolidada la información y datos básicos, por el costo de los estudios que, en su momento, se estimó en 10 mil millones de pesos.

Aunque el departamento ha tenido asesoría del Servicio Geológico Colombiano, la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (Jica), y cooperación alemana con GIZ, para esta vigencia solo se iniciaría con la recolección de la información, sistematización, y estudios preliminares por unos 500 millones de pesos, según dijo Anelfi Balaguera, coordinador del Consejo departamental de gestión del riesgo.

A la dificultad económica se sumó el año electoral, cuyas limitantes administrativas impidieron el cierre de un convenio con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo para avanzar en el proyecto que se espera desde hace unos 20 años y tardará aún más.

Planificación y vigilancia territorial

Con la actualización del Plan de ordenamiento territorial (POT) de Cúcuta llega el reto de recuperar el recurso hídrico, según el concejal de la ciudad, Jaime Marthey.

“El POT debe impulsar un desarrollo con base en el agua, y propender por un crecimiento que evite que la ciudad se expanda hacia zonas en las que es difícil llevar el líquido”.

Además, la mitigación de las descargas de aguas negras a los ríos Zulia y Pamplonita deberá resolverse, con plantas de tratamiento de aguas residuales.

Según Marthey, se prevé vincular a Corponor con el análisis del POT, con el fin de que el Concejo conozca las necesidades de inversión para cuidar los ríos y otras reservas de agua.

Por su parte, el concejal Bachir Mirep señaló la importancia de avanzar en la recuperación hídrica con planes de acción oportunos.

Así mismo, resaltó que velará por el cumplimiento del objeto contractual del relleno sanitario y criticó la imposibilidad de controlar esta entidad que debería estar liderando “una planeación ambiental sostenible, con la reutilización de residuos y su aprovechamiento como fuente de energía, empleo y reactivación económica”.

Deforestación

Sardinata, municipio que el año pasado fue catalogado por el Ideam como uno de los principales causantes de la deforestación en Norte de Santander, junto con Tibú, tiene el reto de frenar este desastre ecológico.

Jesús Espinel, su alcalde, afirmó que la explotación minera legal e ilegal es el principal detonante de la situación.

Por ello, manifestó que para este año se apoyará en otras instituciones para concienciar a los productores y reducir el índice de deforestación, que alcanzó un 1.9 por ciento de las alertas del Ideam.

Así mismo, se esperan resultados de la llamada Burbuja Ambiental, mecanismo de preservación de los bosques que integra el Ministerio de Ambiente, la Gobernación, Corponor, Fuerzas militares, Parques Nacionales, Fiscalía, Procuraduría y el Consejo departamental de gestión del riesgo.

Dicha Burbuja se creó con el fin de reaccionar de inmediato ante cualquier evento de deforestación, no solo en el Catatumbo, sino también en poblaciones productivas que atentan contra el medio ambiente.

Salvación del bosque seco

Para 2004, según el estudio ‘Aporte al Manejo de los Bosques Secos del Área Metropolitana de Cúcuta’, elaborado en convenio entre Corponor, Parques Nacionales Naturales y la Universidad de Pamplona, en Colombia se calculaban 8 millones de hectáreas de bosque seco, de las cuales 70 mil estaban la región.

Para entonces, de la cobertura original del bosque seco regional quedaba solo el 50 por ciento, pues el desconocimiento de su función lo convirtió en basureros.

Pese al análisis, la situación del bosque empeoró y en la actualidad quedan 182 hectáreas en la región, de 720 que sobreviven en el país, razón por la que su preservación es vital.

La degradación ambiental de un ecosistema que asegura la protección de los suelos contra la erosión y ‘amortigua’ el cambio climático, está en mora de ser evitada, así como la expansión urbana descontrolada, su mayor amenaza.

Desde el Instituto Técnico La Garita, de Los Patios, se estudia la importancia de este ecosistema, y aunque la comunidad académica propende por conocerlo, aún falta más compromiso de las autoridades que bien podrían, en cumplimiento de sus metas, salvarlo con ecoturismo responsable y la creación de senderos ecológicos.

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