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Animales también son profetas de la muerte
Uno de los pocos fenómenos inminentes al ser humano que aún se escapa de su control.
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Colprensa
Colprensa
Sábado, 5 de Noviembre de 2016

Conocer con anticipación la fecha, el lugar y la hora de un deceso se le escapa a la ciencia. Por ello se ha recurrido, entre otras cosas, a la superstición. Entonces, escuchar a una gallina que cacarea de noche cerca a donde hay un enfermo –lo habitual es que sea de día– se lee como que la muerte está cerca.

Caballos, búhos, murciélagos, culebras, mariposas, gatos y perros han sido identificados como mensajeros de la muerte. Según el antropólogo Gregorio Henríquez es algo normal porque “todas las culturas han tenido elementos para anunciar la muerte y en los animales han encontrado la posibilidad de anticiparse al momento final”.

El antropólogo menciona el canto de la tórtola como un sonido de fallecimiento para algún miembro de la familia o de los amigos que la escuchen. “La mariposa negra llega como un anuncio de desgracia. Si un currucutú canta en el tejado de una casa es también premonición de muerte”, hace la lista el profesional.

Los zumbidos de una mosca sobre un enfermo pueden hacer que él y sus familiares entren en pánico, máxime si coincidencialmente un perro ladra porque, según supersticiones, el canino puede estar viendo el ánima del enfermo.

Para el antropólogo Rafael Mayo, todas estas historias están relacionadas con la cultura antioqueña. “Nuestra cultura es muy agorera. En las veredas y en los campos las personas creen que cuando canta el cuco sin fin es porque alguien va a morir, pero la superstición se lee más desde la tradición”.

Los expertos han designado otro elemento a las ideas de relacionar la muerte y los animales que es la eficacia simbólica. “Creemos tanto una cosa, que hacemos que pase. Es como cuando un enfermo toma un placebo, puede que eso no lo sane, pero su ferviente idea de que es sanador lo hará sentir mejor”, ilustra Mayo.

Gregorio Henríquez se remite a la tradición mencionando que los animales también han sido considerados psicopompos, guías de las almas. “En México los murciélagos ayudan o reciben a los muertos en su camino hacia el cielo o el infierno”.

Aunque científicamente no hay ningún vínculo probado entre el comportamiento animal y la muerte humana, la mitología ha hecho su tarea creando personajes como Anubis, el dios egipcio de la muerte, personificado con un hombre con cabeza de chacal o a Cerbero, el guardián de las puertas del infierno que cuidaba que los muertos no pudieran salir.

“Los animales han sido custodios y compañeros del hombre, sobre todo el perro y el gato que se convirtieron en nuestras mascotas”, finaliza Henríquez tratando de dar más explicación.

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