Tener un negocio verde implica un doble beneficio para el emprendedor: genera una actividad ambientalmente sostenible, y que adicionalmente le proporcione una forma de generar recursos económicos.

En Norte de Santander hay un grupo de emprendedores que han apostado por desarrollar este tipo de iniciativas, la mayoría en proyectos familiares.

Unos 45 productores mostraron sus proyectos en la II Rueda de Negocios Verdes en Norte de Santander en la cual expusieron cuáles son las bondades de cada uno de ellos, que van desde aceites para el cuerpo, productos de limpieza del hogar, vinos artesanales, derivados del cacao, productores de ajís, café, entre otros.

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La subdirectora de Recursos Naturales de Corponor, Sandra Milena Gómez, explicó que desde 2016 la corporación tiene conformada la ventanilla y el comité de negocios verdes en el departamento con los cuales busca apoyar a estos productores para que tengan un fortalecimiento de la producción continua y la garantía para su comercialización”. 

Gómez indicó que con estas ferias se busca intercambiar comercialmente este tipo de productos de manera que puedan llegar al consumidor final.

Detalló que en la base de datos tienen alrededor de 75 empresas que están vinculadas a los negocios verdes. “A la cuales se les hace acompañamiento para logren sus certificados como empresas de negocios verdes”, dijo. 

La joven cucuteña Yeny Peñaranda desde hace siete años comenzó su emprendimiento por medio del cual elabora aceites, cremas, jabones y esencias con extractos de plantas y frutas. La joven junto con su hermana, Juana Peñaranda, quien es tecnóloga química y hace el control de calidad de los productos, comercializa sus aceites y cremas en cada mercado campesino de la ciudad.

La familia de José Ignacio Carvajal comenzó hace tres años su proyecto de producir antipasto. Los cuatro integrantes del núcleo familiar se formaron en el Sena y ahora quieren crecer y que en Cúcuta conozcan su producto.

Explica que Scappi antipasto, nombre de la empresa, ha surgido de a poco y con trabajo. “No es fácil para los pequeños productores, pero no imposible. Estamos en proceso legal para comercializarlo en los supermercados”, dijo.

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El café Ruchical, de Gramalote, tiene sello orgánico. La gerente de la empresa América Peñaranda, explica que la empresa maneja ciertas condiciones amigables con el medio ambiente. “Los residuos que se producen de la planta, como el trillado, la gran mayoría se convierte en abono para el mismo café que estamos cultivando”, dijo.

Productos de limpieza biodegradables libres en fósforo, azufre y amoníaco son los productos que ofrece CosmoGreen. Así lo explicó su gerente, Mayela Pernía, quien explicó que en su proceso de producción están empleando materia prima biodegradable. 

Vinos Herrán es un ejemplo de negocios verdes en la región, ya en proceso de consolidación. Myriam Bautista, emprendedora del proyecto, contó que su familia está involucrada en el mismo y sus cosechas ya han sido certificadas con el sello verde. “El vino es totalmente orgánico, no lleva químicos, se da por el proceso de fermentación con levadura”, indicó. 

La Asociación de Cacaoteros de Palmarito, con 74 socios, emprendió una pequeña empresa llamada Cacao Asocapal con la cual están utilizando la misma materia prima que ellos cosechan para producir chocolate de mesa con azúcar y sin azúcar.  Wilfrido Grimaldo, representante legal, explicó que sus productos son totalmente naturales y están buscando el proceso de certificación verde.