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Millonarias deudas azotan al Instituto Nacional de Cancerología
Al Instituto Nacional de Cancerología le deben más de $207 mil millones. Deudas mayoritarias son de EPS.
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Colprensa
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Domingo, 18 de Septiembre de 2022

Una millonaria cadena de deudas que asciende a $207.000 millones tiene al Instituto Nacional de Cancerología (INC) contra las cuerdas, a sus finanzas golpeadas y en riesgo la atención de los pacientes que acuden a recibir sus servicios.


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Así lo revelan las cuentas del INC –la institución pública más importante de atención oncológica en Colombia– que fueron conocidas por EL COLOMBIANO. Allí está consignado un largo etcétera de morosos entre EPS, gobernaciones y otras entidades públicas. La cartera vencida se tomó con corte a julio de este año.

La situación preocupa y genera alerta ante una posible quiebra, pues es precisamente ese dinero que recibe por prestar servicios de salud el que lo mantiene en pie. De allí saca el 89 % de sus recursos. El otro 11 % corresponde a la escasa inyección de plata que le llega producto del Presupuesto General de la Nación.

Si bien son 21 las empresas y entidades que le adeudan dinero al INC, hay actores que concentran una buena porción de la cartera vencida. Hasta julio pasado entre los principales deudores se encontraban la Nueva EPS ($43.300 millones), Capital Salud ($21.800 millones) y Famisanar ($20.000 millones).

Pero entre la lista de morosos también hay otras entidades públicas como el Fondo Nacional del Ahorro (FNA), que debe $10.630 millones; y las Gobernaciones de Boyacá y La Guajira, que adeudan 4.395 millones de pesos y 2.851 millones de pesos respectivamente.


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También es inquietante que una buena porción de las deudas empieza a añejarse. Según los folios que reposan en el INC, el 40 % de las cuentas pendientes ya tienen más de 360 días. Un 28 % lleva entre 91 y 360 días y otro 32 % corresponde a deudas de entre 0 y tres meses (ver gráfico).

Ante la delicada situación financiera que se presenta en el INC, varios congresistas de la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes le pidieron a la Superintendencia de Salud que interviniera para ayudar a que la deuda empezara a adelgazar.

En un documento, con fecha del pasado 8 de septiembre, la Supersalud hizo su contestación formal. Allí advirtió que ya hay procesos de conciliación y de cobro vigentes para que las EPS, a las cuales vigila, paguen lo que le deben al INC.

Se trata de una lista de millonarias sumas y restas que dejan entrever los enormes flujos de dinero que debe manejar el INC para funcionar adecuadamente.

Por ejemplo, sobre la Nueva EPS –que según los registros es la que más debe– la Supersalud da cuenta de millonarios dineros conciliados en los últimos meses. Hay, por ejemplo, un pago reportado el pasado 30 de mayo por $1.500 millones.

A su vez, la Supersalud indicó que la Nueva EPS está adelantando un “plan de pagos”, en el cual está programada una transacción por $15.800 millones. “Esta Superintendencia realizará seguimiento al cumplimiento de los compromisos adquiridos por la entidad en el mencionado plan”, anotó el ente de vigilancia.


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Este diario se comunicó con la Nueva EPS, que advirtió que sus cuentas no coinciden con los $43.000 millones que dice el INC que le estaba debiendo. Con corte a este 15 de septiembre comunicaron que la deuda que tienen es de $12.000 millones y en proceso de conciliación hay otros $10.687 millones.

¿Por qué pasa esto? Fuentes de la Supersalud indicaron que es común que las EPS y los hospitales y clínicas tengan descuadres en las cuentas de las deudas. Precisamente, por eso es que se hacen procesos de conciliación en los cuales contrastan las facturas y los soportes que tienen unos y otros.

No obstante, hay deudas que son más difíciles de cobrar. Esta semana la Supersalud ordenó la liquidación de la EPS Convida, que tenía más de 400.000 afiliados en Bogotá y Cundinamarca.

El panorama es alarmante. Hasta julio pasado Convida le debía al INC $13.996 millones, lo que equivale al 7 % de las deudas por cobrar de esa entidad. Aunque en el papel se supone que las EPS deben quedar al día con todos los pasivos pendientes, en la práctica es común que dejen huecos presupuestales monumentales que condenan financieramente a los prestadores de servicios de salud.

En todo caso, la Supersalud informó que este año el INC ha logrado recuperar cerca de $11.599 millones en nueve acuerdos conciliatorios y ha firmado otros cuatro acuerdos para que le paguen $16.471 millones.


Así se opera en el INC

EL COLOMBIANO contactó al INC para ahondar en su situación financiera, pero detallaron que no se van a referir a ella por tratarse de un “tema sensible”.


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De todos modos, este diario se comunicó con fuentes que conocieron de cerca la situación del INC desde adentro. Una antigua empleada –que pidió no ser citada– advirtió que la mayoría de los profesionales de salud que laboran en el INC están tercerizados. Es decir, su empleador es una empresa externa, como sucede comúnmente con los hospitales públicos.

Indicó, además, que hay servicios que pueden ser difíciles tanto para los pacientes como para el personal.

“La parte de urgencias es terrible”, indicó la fuente. “Hay un hacinamiento tenaz. A los pacientes que necesitaban aislamiento solo se les ponía una cortina, porque el espacio no daba”, contó.

Según explicó, esto se debe a que tanto en Bogotá como en el resto del país los lugares que se encuentran bien equipados para recibir urgencias de pacientes oncológicos son muy escasos.

Pero el trabajo que adelanta el INC es valiosísimo para estas personas. No hay otro hospital público en el país que cuente con los equipos y el talento humano que tiene el INC. No solo presta servicios a personas de Bogotá, donde están ubicadas sus instalaciones, sino de todo el país.

De hecho, según sus cálculos, cerca del 45 % de sus pacientes provienen de ciudades y municipios distintos a la capital.

Yeny Zambrano, una mujer de 28 años y madre de una niña de 12, es una de esas pacientes que tuvo que venir desde fuera de Bogotá a hacerse su tratamiento contra el cáncer. En 2019 le diagnosticaron leucemia mieloide aguda.


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Antes de que lo supiera llevaba una vida tranquila en Chiquinquirá (Boyacá). Pero una vez le detectaron cáncer, tuvo que dejar a su hija con sus abuelos y venirse a vivir por unas semanas a Bogotá junto a su esposo. Le ha tocado resistir una leucemia agresiva, que le manchó la piel y la obligó a hacerse un trasplante de médula ósea.

Aunque las quimioterapias se las practica en la Fundación Cardioinfantil, Yeny contó que en el INC ha recibido un tratamiento que le depositó esperanza en el corazón: es único en Colombia y se conoce como fotoféresis.

Se usa en pacientes con leucemia. Les conectan unos tubos a las venas, les sacan sangre, la someten a un procedimiento y luego la regresan al organismo.

“Es buenísimo, nosotros estamos vivos por esas máquinas”, dijo Yeny. La fotoféresis le producía debilidad, pero a la larga le mejoraba el semblante. Además, contó que con el paso de las semanas su piel se desmanchó.

El lío, según explicó, es que en teoría debía recibir este tratamiento cada 15 días, pero debido a la gran cantidad de pacientes, a veces debe esperar hasta 20 días para volver a recibirlo.


Cruzada por recursos

Dada su importancia, hay voces que advierten que el INC debería recibir mucho más apoyo por parte del Estado. De hecho, según señaló en una intervención pública la directora del INC, Carolina Wiesner, para 2023 ya cuentan con un déficit presupuestal de más de $40.000 millones.

Pero en el Congreso ya está rodando un proyecto de ley que busca, precisamente, fortalecerlo. El representante a la Cámara, Jairo Cristo, es uno de sus autores.


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“Si el INC sigue funcionando como va, el Estado colombiano se verá abocado a dejar que se marchite”, aseguró. Según él, no solo son las deudas de las EPS las que obstaculizan el funcionamiento del INC, sino que la entidad debe buscar plata mediante una competencia con otras instituciones prestadoras de servicios de salud.

“Con este proyecto de ley, que ya pasó dos debates en la Cámara y uno en el Senado, buscamos que la entidad se modernice y no solo sea vista como una Empresa Social del Estado, sino como un centro de investigación”, explicó Cristo.

Y agregó que la apuesta apunta a conseguir fuentes alternas de ingresos a través de convocatorias de investigación que se dan, por ejemplo, a través del Ministerio de Ciencia. A su vez, también se espera que tenga el aval del Ministerio de Educación para titular especialistas, lo cual también le permitiría recibir más ingresos.

Fuente: El Colombiano

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