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Distorsión de la democracia
Plano público
Domingo, 26 de Noviembre de 2023

Sin ser perfecta en su conjunto y tomando en cuenta las variables inocultables que tiene, la democracia representa un ideal basado en la soberanía de la voluntad popular mediante la participación de los ciudadanos en las decisiones de interés público. De allí resulta una forma de gobierno contraria al autoritarismo, irrigada por el reconocimiento de derechos colectivos. Es un antídoto contra el absolutismo, hasta el punto de generar la división de poderes en la administración (ejecutivo, judicial y legislativo) para garantizar independencia en el manejo del poder, aunque con articulación a la unidad armónica en su funcionamiento.

La democracia está pensada contra el unanimismo que anula el ejercicio de la deliberación y crea dogmas inapelables. La diversidad de ideas que puedan tener los ciudadanos promueve una dinámica pluralista, la cual no anula coincidencias de utilidad común. Mediante el debate se pueden encontrar los hilos para un tejido de consenso. Desde luego, se requiere una directriz abierta a la comprensión y la tolerancia. No se trata de estigmatizar el pensamiento contrario y más bien si asimilarlo con realismo, asignándole el valor que corresponde, sin adiciones que también puedan llevar a concesiones contrarias a la verdad.

En Colombia la democracia está afectada por la distorsión que proviene desde diferentes sectores. Se hace creer que las periódicas elecciones de servidores públicos bastan para su consagración. Sin embargo, esos procesos refrendados por votación popular no se cumplen con el rigor de la transparencia y en no pocos casos están deslegitimados por el tráfico de compraventa como lo confirma el expediente abierto a la dirigente Aida Merlano, que contó con el patrocinio de prominentes empresarios y políticos de la Costa Caribe para su pilatuna. Ese destape electoral es una mancha de degradación en el escenario donde se deciden fundamentales asuntos de la nación.

Pero el dinero con que se ensucian las elecciones no es el único daño que se le hace a la democracia. Servidores públicos, políticos, empresarios, combatientes armados de todos los bandos y muchos otros colombianos en distintas actividades incurren en el mismo protagonismo. La promoción de la violencia, el abuso de poder, la corrupción, las acciones contra el medio ambiente, la degradación de la justicia y cuanto se haga para ultrajar la existencia humana lleva al menosprecio de la democracia, equivalente a la agresión al conjunto de la sociedad.

Y esto es una conducta de la cual son conscientes muchas veces quienes la provocan.

Es repetitiva en Colombia la invocación a la llamada institucionalidad como supremo patrimonio de la nación.  Pero mientras se incurre en esa fijación, hay quienes se oponen a las políticas que buscan reparar los acumulados problemas sociales. O se aferran a la violencia, con oposición a las negociaciones de paz. También ejercen de cómplices de la corrupción o se hacen los de la vista gorda ante desatinos manejados desde la política.

Se requiere ejercer una acción militante en defensa de la democracia, a fin que de esta se aplique en el país con lo más positivo que pueda ofrecer. Una democracia para fortalecer la existencia de todos los colombianos en los mejores términos.

Puntada

Ojalá la tregua entre Israel y Hamás sea el comienzo de una paz sostenible, que lleve a la erradicación de la barbarie con que se exterminan de parte y parte. Y que abra definitivamente el camino a la creación del Estado Palestino.

ciceronflorezm@gmail.com

 

 

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