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A la luz de las velitas
La vida es una emoción caracterizada por instantes de luz.
Domingo, 4 de Diciembre de 2016

La luz esclarece el acceso a las puertas del recuerdo, aparta la bruma y se esparce en el alma como un fuego lento, que se nutre de las horas que van a palpitar en el espíritu para dejar brotar las ilusiones. Revolotea en lo recóndito que hay en aquellos corredores infinitos que van a los pliegues del corazón y reposan en el gozo de sentir la ternura; se cuela por latitudes secretas, con la posibilidad de ser puente entre la sombra y la claridad, penetrar en los vacíos y unir las aristas que deja sueltas el miedo, por aquella especie de temor reverencial al destino, que sólo se derrota con la sabiduría.

Hay en la luz un íntimo secreto, un fulgor más brillante escondido, un sigiloso recodo de la nostalgia, en fin, una sensación que confirma el don de existir y la necesidad de ir en búsqueda de la inspiración celeste. 

La vida es una emoción caracterizada por instantes de luz: una latencia de la huella de sueños que hay sembrada en los días, narrada en una larga conversación con el destino en las auroras, o los crepúsculos. 

Según el estado de alma aparecen en ella diversos colores, que se convierten en la ventana del arco iris, para hacer visible la libertad y la suprema imaginación del universo, en una silenciosa y eterna sinfonía que suena, magistral, para mostrar que la esencia de la luz es inmensa. (Y puede dibujarse, o escribirse, cuando aparece en la cola de algún poema perdido, o en una sonata, porque inspira los sentimientos y se hace canción). 

En su mejor faceta de enigma desconcierta, a veces,  porque uno no se sabe si se siente mejor en ella o en la oscuridad, su complemento. Algo así como el acertijo de la ausencia y la presencia, o de la verdad que se esconde y la mentira que aparece, o esa percepción de haber sido alguien distinto o haber visitado, antes, un lugar desconocido, con esa sensación de que se intuye un misterio: es que en la transparencia de la luz siempre está la santísima virgen.

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