Dentro de las etapas que tenemos que atravesar los seres humanos, la vejez es a la que más se le tienen ciertos temores, sin embargo si sabemos llegar con pocos miedos y tabúes, será una etapa de varias recompensas, toda vez que tenemos mucho tiempo para nosotros , y la madurez adquirida nos ayuda a medirnos en muchas cosas, nos enseña a caminar sin tanta prisa, sin ponerle atención a los mitos culturales que despectivamente marca esta época como la de los viejos, los cuchos, los abuelos, los catanos, etc…, no obstante la mayoría de las veces todos llegamos allá, para tomar el camino de la vida que hayamos elegido o que tengamos marcado, sin siquiera saber cuántos años nos quedan….todo está en las manos de Dios. De cómo hayamos tratado mental y presencialmente a nuestros mayores, dependerá la calidad de vida que desee vivir en esa época. Aquí vale la pena recordar que cada uno recoge de lo que siembra. Qué estoy sembrando, qué aspiro recoger? Conteste a estas preguntas mentalmente sin auto engañarse, ni pretender engañar a los demás.
Es triste ver tantos viejos solos, abandonados o rechazados en estas épocas, que no se compadece con todo lo que esas personas a lo largo de la vida han aportado a sus familias y a la sociedad en general. Esa actitud social para con los viejos, y ese descuido que desde los entes gubernamentales se le ha dado a esta población, debe ser reevaluado para facilitarles a todos una vida digna sin tener que pagar los rigores de la soledad a estas instancias; de aquí la importancia de vivir cada quien una sólida etapa que nos permita estar blindados desde edades tempranas contra las dificultades que habrán de presentarse durante el transcurso del resto de vida que tengamos.
No hay que olvidar tampoco que es una oportunidad para lograr y disfrutar sueños embolatados, para vivir mejor, es una época para realizarse, para disfrutar y relacionarse mas. Hay dos tipos de envejecimiento, el normal y el patológico. Después de la hipertensión, la depresión y los problemas psiquiátricos son los dos tropiezos más frecuentes en esta época de la vida, a los cuales no hay que tenerles miedo, hay que hacerse amigo de ellos, sin temores ni prevenciones negativas.
Hago un llamado de atención para que tanto los mayores de 60 como los familiares, de todos los de la tercera y cuarta edad se humanicen, cualquiera sea la edad de su pariente o amigo, para que todos estemos humanizados frente a la realidad del envejecimiento, por el cual todos tenemos que pasar, a no ser que a esta edad ya hayamos muerto.
Ojala llegue pronto el día en que el sistema educativo en general, desde la primaria y hasta la universidad, involucre de manera humanizada y real, la cátedra de la Psicología evolutiva, haciendo énfasis en la de la tercera edad, por la necesidad que existe de permitir que este conglomerado se adueñe más del espacio que tiene en esta sociedad.
