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LA TRISIS – Se juntaron las crisis
El panorama no es bueno, pero de esta debemos salir, apoyando todo lo que se pueda en la reconstrucción social y económica.
Viernes, 4 de Junio de 2021

En el parque Santander de Cúcuta se encontraron unos amigos; ¿Cómo le va con la crisis? Le responde. ¿Cuál de todas? Esperando la vacuna, mi tía se murió del tal virus, me llegaron a la casa unos parientes de Venezuela y dos desplazados del Catatumbo, y mi hija que con esfuerzo está en la universidad, me dijo papi me voy a marchar, el muchacho terminó el servicio militar y lo quiere reclutar la guerrilla, a mi mujer no le alcanzó la platica para el mercado. Por lo demás todo bien. Se sentaron y propusieron; elaborar un listado de crisis que afectan la región y que por ello la llamada clase dirigente, se dedica a elevar quejas por lo que siempre califican como “crisis, “tragedia”, “terremoto económico”, etc. y pretenden solucionar con cartas y memoriales al gobierno central en espera que lleguen ayudas, medidas de excepción, etc. Es decir en solicitudes de soluciones, sin propiciarlas por nosotros mismos. (diagnósticos, sin propuesta de soluciones).

Finalmente los contertulios identificaron estos problemas que llaman crisis:

1-El aislamiento generado por las medidas sanitarias encaminadas a controlar la pandemia, cierre de negocios y de actividades de microempresas, desempleo y múltiples problemas. El Gobierno nacional dictó medidas de alivio, para colaborar en el sector productivo, tratar de frenar los despidos, y subsidios.

2-El desplome de la economía en Venezuela, que generó  un fenómeno migratorio excepcional, que implicó que Cúcuta fuera receptora de miles de migrantes, unos para quedarse y otros para continuar su peregrinación. Además

la migración interna de los desplazados por la inseguridad en el Catatumbo, con la llegada de nuevos habitantes que requieren todos los servicios, en un Área ya congestionada

3-Las “marchas”, que según los promotores, era una forma de exteriorizar el inconformismo sobre muchos aspectos, como el desempleo, servicios sociales, la salubridad y educación.  Este movimiento fue muy bien visto, tuvo un apoyo general; pero fueron utilizadas por vándalos que causaron daños al comercio, paralizaron el transporte y con bloqueo de carreteras afectaron la vida económica y social por el desabastecimiento en ciudades y pérdida de productos agroalimentarios que afectaron las actividades rurales y empeoraron en salubridad (medicamentos, ambulancias); así unos “bloqueadores intocables” dieran permiso de paso a su voluntad. En Cúcuta no se llegó al vandalismo destructivo, pero si se resintió el abastecimiento con encarecimiento de diversos artículos.

El panorama no es bueno, pero de esta debemos salir, apoyando todo lo que se pueda en la reconstrucción social y económica. Ahora si a aplicar la resiliencia. Pero, ¿qué se ve?: en lo de la pandemia, ya se está vacunando, se han disminuido los encierros, se han fortalecido los sistemas de salud, pero también pensando en buscar recursos por los costos, nos hemos endeudado para sobrevivir y para continuar. Se ha probado la innovación y el emprendimiento y fomentado el trabajo y educación virtual. En la Migración, se expidió el Estatuto Reglamentario, se han desarrollado campañas anti xenofobia; se habla de apertura peatonal de los Puentes internacionales, que actualmente se realiza por las “trochas”. La “guerra” que se vive y produce desplazados por la violencia requiere una atención para la seguridad y todo lo referente a hacer competitiva la región del Catatumbo, un baluarte agroalimentario. El gran problema se basa en empleo. Próximamente, presentaremos un esquema o propuesta, de interés para fomentar el empleo formal.  En las “marchas” se está negociando, pero el vandalismo les ha hecho perder su objetivo y ya se habla que fue “peor el remedio que la enfermedad”. Debemos impulsar nuestra resiliencia, apreciemos y cuidemos lo que tenemos.
 

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