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Que nos dejen algo
Lo grave de esta guerra que llevamos perdida, es que los resultados señalan que siguen avanzando por los beneficios económicos.
Jueves, 16 de Noviembre de 2023

“El hombre tiene que establecer un final para la guerra, si no, ella pondrá el final a la humanidad” Jhon F. Kennedy.

Pues ya no veremos la guerra de los géneros que anunció un día “Pelo” el caricaturista chileno. No la habrá porque ya hay ganadoras.

Las mujeres ya se hicieron al control financiero del planeta a pesar que en el encuentro de Sao Paulo (7/23), advirtieron que están sub representadas. Ahora vienen por lo público.

Ya en 2016 el 40% de depositantes prestatarios eran según datos del Fondo Monetario Internacional. Aquí en la región, conforme comentamos en columnas pasadas, los vientos del sur, dijeron que en Brasil las mujeres nos igualaron el 51% con eco igual en Chile, Perú, Ecuador y Colombia.

Lo grave de esta guerra que llevamos perdida, es que los resultados señalan que siguen avanzando por los beneficios económicos y sociales pues tienen mayor sentido de la inversión que nosotros y se tomaron la educación y la controlan en todos los niveles.

Todas estas ideas se vinieron a mi magín, subiendo o bajando la entrada de Chinácota y observando avisos mercantiles y novedades.

Me llamó la atención el cambio de uno de ellos, que con sentido de defensa de genero pasó de denominación femenina a masculina y hoy se llama “Los Alejandros”. 

Validé mi grito; hombres discriminados, uníos.  Sí, es que no es tan cierto que ellas sean, per se, el último grito. ¿De dónde acá su auto evaluación, que sostiene estas cuatro razones?

1. Que administran mejor que nosotros el riesgo

2. Que las discriminamos con nuestras prácticas de contratación y por ello reaccionan con revanchismo afirmando que ellas sí llegan por calidad y competencia demostrada y nosotros solo por machismo.

3. Que son más honestas.

4. Que por todo lo anterior, ellas sí saben tomar decisiones acertadas.

Hay que poner un final a la guerra. En todas partes, en Chinácota, en Cúcuta y en Colombia, de lo contrario, como dijo la mamá del Guajiro: “Corre, corre muchacho, que te van a “jodé”

Adenda: Que nos dejen algo.

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