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Rescate
La confusión del mundo exige una misión: rescatar la nobleza del ser humano.
Domingo, 16 de Septiembre de 2018

La confusión del mundo exige una misión: rescatar la nobleza del ser humano, la belleza de su serenidad, su actitud reposada, el eco de la sabiduría que lo caracterizaba como protagonista y gestor de un orden normal.

Porque todo se ha distorsionado en medio de las desviaciones, las cuales eran menos y menores antes, urgiendo a la sociedad a establecer una preponderancia ética objetiva, actualizada según los modelos del tiempo moderno.

Es inevitable engendrar, de nuevo, una ansiedad de saber, de justificar la vida y asumir el reto de buscar la verdad, agotando lo superficial, estrujando lo universal hasta llegar a lo singular, dando un inmenso valor a la capacidad de abstraer. 

Hallar un sistema de valores en el que se dé una regularización de la conducta con tendencia al bien, con una proyección de utilidad para uno mismo y para los demás; es que, la felicidad, es un placer distinto al que se conoce comunmente: más sencillo. 

Es la vida misma enseñando las lecciones del destino, desplegando al futuro la intuición de un mejor vivir, con la noción de que es sabio quien reduce los deseos, los apegos, las apariencias sociales.

Es la virtud naciendo de la intelectualidad, con fundamentos éticos, con un fin último, validar un estado de alma en las leyes de Ser y dejar Ser, hacer converger las coordenadas del pensamiento, el placer, el destino, el tiempo, el espacio, para dar paso a un núcleo de humanismo.

Si se fortalecen las instituciones con esos patrones, elementales y sanos, en una permanente socialización del conocimiento, de las artes y, en especial, de su relación con otras culturas, surgirá la bondad social.

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