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Cúcuta
¿Donaría sus órganos a un enfermo?
Esta donación es aún un tema tabú. El 85% de los trasplantes realizados en 2016 fue a partir de un donante cadavérico.
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Jean Javier García
Jueves, 13 de Julio de 2017

Jhon Alexander Forero Flórez apenas era un niño de 13 años cuando le dijeron que sería insulino-dependiente a causa de la diabetes que le aquejaba. Entonces no comprendía que debido a su compleja enfermedad debía llevar una rigurosa dieta. 

Aunque se mantuvo estricto unos años inyectándose insulina, con el paso del tiempo Jhon se descuidó. 

Esa desatención le cobró factura rápidamente. A los 29 prácticamente murieron sus riñones, por eso, pasó de ser insulino-dependiente a tener que asistir a molestas diálisis.

Su cuerpo no podía ser desintoxicado por falta de capacidad para orinar, por eso debía asistir cada dos días a un centro renal para que le hicieran el tratamiento. Si no lo hacía, podía morir.

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Las diálisis consisten en un procedimiento donde por medio de una máquina se retira la sangre del organismo para ser limpiada. Durante cuatro horas el plasma circula por una máquina y se reinyecta al cuerpo, comentó Forero.

Con el tiempo, producto de las diálisis, lo invadió una debilidad general. Esa sería la rutina que debía llevar de por vida el joven, quien se dedica a la fabricación de carteras y a la marroquinería para la manutención de su esposa y dos hijos. 

Apareció su salvación

Según Forero, su enfermedad ha sido muy agresiva, tanto que su vida dio un giro de 180 grados en solo unos años, cuando debió soportar la frialdad de las EPS e implorar por su salud usando tutelas. Así pasaron días, meses y años. 

Un día la junta médica que valoraba su caso consideró que él era un paciente que podría ser candidato a un trasplante: procedimiento que consiste en sustituir un órgano o inserto por medio de un procedimiento quirúrgico. En la práctica, consiste en cambiar el órgano enfermo por otro que funcione adecuadamente, proveniente de otra persona.

¡Y así se hizo! Como si el destino le quisiera dar una nueva oportunidad, Forero consiguió, hace dos años, un riñón nuevo (luego de una larga lista de espera), gracias a que encontraron un órgano compatible proveniente de un joven de 22 años que sufrió muerte cerebral en el Hospital Universitario Erasmo Meoz.

De no ser por los avances de la ciencia, la vida de este cucuteño no se hubiera salvado. Por eso ahora, con nuevo riñón, dice que nunca había considerado o siquiera pensado en la donación. Donar es un acto, no solo de amor, sino de compasión con el prójimo, comprendió Jhon.

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Otros añoran un trasplante

Pero no todos tienen la suerte de conseguir un órgano. Julián Jaimes tiene 73 años y tiene el mismo padecimiento en los riñones que Jhon Alexander. A Jaimes la enfermedad lo atacó hace un par de años. Esa condición le ha hecho padecer de agotamiento y estrés. 

Aunque en principio Jaimes consideró que un trasplante sería necesario para su salud, lo cierto es que los médicos le informaron que debe seguir con el tratamiento de diálisis por su avanzada edad. 

"El trasplante de órganos es importante, es un gesto de solidaridad. En mi caso ya estoy viejo, prefiero que se los den a una persona joven, que le falte vivir", consideró Jaimes.  

Órganos provienen de muertos

¿Aceptaría donar un órgano? Contrario a que más personas donen voluntariamente, en Colombia solo siete personas por cada millón de habitantes es donante y no precisamente porque sea bajo su consciencia.

El Instituto Nacional de Salud (INS) informó a este medio que "de los trasplantes realizados en 2016, el 85% fue a partir de donante cadavérico y el 15%  restante de donante vivo". 

En otras palabras, en Colombia las donaciones provienen de personas casi muertas y sin consciencia propia que de personas vivas y lúcidas.
 
Según el  INS, en 2016 se realizaron entrevistas a 937 familiares de pacientes para que consideraran la donación de órganos y tejidos, encontrando una negativa del 40% de la población.  

"Durante 2016 se obtuvieron 343 donantes provenientes del protocolo de muerte encefálica; de estos, el 99.8% por aceptación familiar y el 0.2% por presunción legal", informó el INS.

La extensa lista de espera

Según el Instituto Nacional de Salud, a 2017 en Norte de Santander se encuentran en lista de espera por un órgano 170 pacientes: 149 esperan riñón, 13 hígado y 8, corazón.
 
El tema no es tan sencillo, según lo explica el INS, porque el procedimiento implica un estudio exhaustivo de compatibilidad entre el donante y el trasplantado y depende de que haya una lista de espera para seleccionar los receptores más compatibles con cada donante. 

Es decir que para que alguien reciba un órgano debe cumplir con una serie de requisitos. Por eso las autoridades quieren romper con un mito que hace daño y que  no es cierto: que cualquier persona pueda donar a otra.

A nivel país, con corte a 31 de diciembre de 2016, estaban en espera para trasplante de órganos un total de 2.565 pacientes, presentándose un aumento del 19% en relación con el año 2015.

(Julián Jaimes soñaría con tener un riñón nuevo para no volver a las diálisis, pero por su avanzada edad no puede entrar en la lista de espera.)

El drama de los extranjeros

La situación de los extranjeros que padecen de enfermedades crónicas es más dramática. Durante el cierre de frontera la Cruz Roja Colombiana de Norte de Santander efectuó 86 traslados de pacientes renales que provenían del vecino país solicitando atención médica de ese tipo.

Según el director del Instituto Departamental de Salud, Juan Bitar Mejía, la prestación de los servicios de salud para los venezolanos es compleja: 10.511 personas han recibido atención hospitalaria y pre-hospitalaria. 

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Muchos de estos pacientes llegan por la frontera buscando medicinas y tratamientos médicos por problemas hepáticos, renales, de corazón, entre otros. 

En Colombia la Ley 1805 de 2016, artículo 10, prohíbe la prestación de servicios de  trasplante de órganos y tejidos a extranjeros no residentes en el territorio nacional, salvo que el receptor sea cónyuge o compañero permanente, pariente en cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil del donante.

Actualmente no existen pacientes venezolanos residentes en Colombia en lista de espera de 
órganos.

El panorama en la región

Veedores de salud señalaron que el departamento "está quedado en ese propósito". Nicolás Salazar, veedor de salud, dijo que los pacientes tienen dos opciones: o esperar el llamado para su trasplante en otra ciudad o esperar a morirse.

"Si es difícil la atención para la población general de los usuarios que requieren tratamientos menos complejos, imagínese a una persona con problemas con cardiopatías o que requieran el trasplante de algún otro órgano". 

Dice que "apoyamos la donación. Los colombianos no tenemos esa cultura, la gente en el momento de morir prefiere enterrar los cuerpos con todo y órganos e impiden salvar una vida. Debemos culturizar y enseñarle a la comunidad que tenemos un compromiso como usuarios, que uno de los principios de la solidaridad es no dejar que los órganos se vayan al cielo porque allá no sirven", destacó. 

Según el director del IDS, en la ciudad lo que se hace es rescate de órganos, pero no se practican trasplantes. "Las personas se remiten a Bucaramanga o a Medellín. Normalmente los operan allá, hacen un postoperatorio y luego vienen a seguirse recuperando en Cúcuta", comentó Bitar. 

Para los veedores resulta paradójico que un cucuteño beneficiario deba viajar a otra ciudad para recibir los órganos de un donante de esta misma ciudad. 

La nueva ley

La Ley 1805 de 2016 entró en vigencia el 4 de agosto de ese año, sin embargo, la aplicación de los artículos relacionados con la ampliación de la presunción legal de donación entraron en vigencia el pasado 4 de febrero. 

Esta nueva normatividad tiene por objeto ampliar la presunción legal de donación de componentes anatómicos para fines de trasplantes u otros usos terapéuticos y establece que todos los colombianos son potenciales donantes, excepto aquellos que manifiesten en vida ante una notaría y testifiquen que no desean serlo. 

"Aún no es posible determinar el impacto real de la aplicación de la ley, especialmente considerando que aún se encuentra en reglamentación, pero sabemos que en el país hay diferentes experiencias", indicó el INS. 

Según las autoridades, algunos médicos a cargo de gestionar las donaciones han manifestado experiencias exitosas, otros han dicho que la percepción de obligatoriedad ha molestado a las familias en duelo y en otros casos no se ha percibido un cambio importante con la ley. 

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