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El dolor de la guerra que se transformó en poesía y arte en Cúcuta
Martha Lucía Mora creó la obra literaria junto con más víctimas de la violencia en Norte de Santander.
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Domingo, 19 de Junio de 2022

El rastro de la violencia en Martha Lucía Mora es cosa del pasado. La poesía y las ganas de salir adelante la empoderaron y la obligaron a dejar de lado la venta de arepas en las calles para convertirse en un ejemplo de superación para la población vulnerable en Norte de Santander.


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El auge de los grupos armados ilegales en esta zona del país marcó el inicio de una historia a la que hoy prefiere no recordar. Su voz aumenta el volumen cuando decide referirse al proceso de éxito y de enseñanza que la mantiene expectante, con visión y con la convicción de querer seguir ayudando a las personas que sufrieron situaciones similares a la suya.

Cáliz de mi sangre. Así título su primera obra literaria, usando la metáfora, plasmando historias crueles que conoció de otras víctimas de la violencia, cuando retornó de Venezuela, donde tuvo que refugiarse un tiempo.

 


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Esta obra se convirtió en la voz del conflicto en Norte de Santander y así empezó a hacerle pedagogía a la paz, de la mano con entidades del Estado, en diferentes partes del país.

“Yo viajé por varias partes del país para hablar con víctimas del conflicto, también fui el ‘puente’ de un abrazo con desmovilizados, entre exguerrilleros y exparamilitares”, dijo ella.

Durante 2017 y 2018, Mora conoció los frutos de Cáliz de mi Sangre. Posteriormente creó la fundación Artes Empíricas, para continuar con la labor de pedagogía de paz con familias y mamás víctimas, con la intención de “volver a vivir y avanzar”.

La Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de Estados Americanos (OEA) conoció la labor que lideraba Mora y así incluyó a esta fundación en las actividades sociales en el Catatumbo.

Mora fue hasta Tibú y La Gabarra con la OEA y a través de jornadas de danzas, teatro y artes plásticas, junto con su hijo, que es uno de los instructores, aportó su grano de arena para las personas que estaban enfrentando el proceso de paz.

La labor incansable por darles otra visión a las víctimas del conflicto hizo que fuera reconocida en Cúcuta y así logró convertirse en Mujer Cafam Norte de Santander 2018, con una mención a nivel nacional.

poesía.
 
La réplica del Cáliz

 

La superación y las ganas de vivir que le dejó Cáliz de mi Sangre hizo que Mora tuviera la idea crear una composición literaria junto con otras víctimas del conflicto que quisieran aprender a escribir poesías, además de adquirir conocimientos de artes y danzas, a través de su fundación.

La convocatoria se inició en un medio de comunicación en Sardinata, en la que poco a poco empezaron a llegar los interesados.

Miguel Ángel Rodríguez se hizo cargo de enseñarles a las víctimas clases de artes escénicas, mientras que en las noches, Martha se dedicaba a las clases de poesía.


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Antes del inicio de la pandemia, la fundación Artes Empíricas enseñaba a 120 familias víctimas de la violencia en Norte de Santander.

 
La historia que llegaría a México

 

En ese momento nació la idea de crear Entre plumas y espadas, que tardó dos años para construirse, con las historias de 18 víctimas del conflicto en Norte de Santander, representadas con cinco poesías cada una. “Es un tejido histórico, sin nombres, sin fechas, a través de la metáfora, dando una semejanza entre la época de Simón Bolívar, con la situación que tuvieron que pasar las víctimas”, dijo Mora.

La misión en cada escrito era darle una belleza literaria al dolor de estas familias para dar el producto final.

De estas historias se dio la idea de representar también en una obra teatral la historia de Colombia desde la época de Simón Bolívar y también de resaltar a heroínas como Manuelita Sáenz, Mercedes Ábrego y Agüeda Gallardo.

“Con esto hemos recuperado la voz y el protagonismo de la mujer en la historia. Darle a entender a las mujeres víctimas de la violencia que pueden superar el dolor con una obra y con aprendizajes, siempre es satisfactorio”, dijo Martha Mora.

víctimas de la violencia.
 
Rumbo a México

 

Karla Fillach, víctima de la violencia en Chinácota, tuvo que salir del país y se radicó en México. Ella, quien también participó en Entre plumas y espadas, se encargó de dar a conocer en el país azteca la labor de la fundación Artes Empíricas, por lo que de inmediato fue invitada a la celebración de la Independencia de Colombia, el próximo 28 de julio, en este país.

Allí, el equipo de víctimas del conflicto que superó el dolor a través de arte y poesía, representará la obra del Bicentenario, representando a Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Manuelita Sáenz (interpretada por Martha Mora), Mercedes Ábrego, entre otros.

La Unidad de Víctimas en Norte de Santander también apoyó este proceso con el acompañamiento a la fundación que servirá de enlace para resaltar la labor de las víctimas del conflicto en la región.


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