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Cúcuta
En los colegios de Cúcuta, los jóvenes le apuestan a la investigación
A través de semilleros, las instituciones guardan la esperanza de ‘cosechar’ a los próximos investigadores de la región.
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La opinión
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Domingo, 25 de Abril de 2021

Semillero de Robótica Angelino

En nuestro Colegio Santo de la Guarda, año a año hemos trabajado proyectos de robótica. El primero fue ‘Tanque de brazo robótico’, que estuvo encaminado a concientizar a los angelinos a mantener limpios los espacios y zonas de nuestro colegio con la ayuda del brazo robótico.

El segundo proyecto, ‘Land Raider’, nos ha despertado la creatividad y el interés como estudiantes por construir minirobots que reconocen los espacios para su desplazamiento, gracias a que están equipados con un sensor de línea que les da acceso a identificar la ruta que deben seguir y un sensor de proximidad para esquivar o detenerse si tienen algún objeto en frente.

Con estas iniciativas hemos generado grandes aprendizajes, como la estimulación de la imaginación, que nos ha ayudado a organizar ideas e información de manera lógica y congruente, aumentar nuestra motivación por el aprendizaje, fortalecer nuestra autonomía e incentivar la creatividad de nosotros como estudiantes angelinos.

Estos proyectos de robótica nos han mostrado un mundo lleno de conocimientos, relacionados con la tecnología del mañana, que tiene como objetivo la automatización de las cosas que nos rodean.

También nos ha enseñado que no siempre tenemos que fijarnos en una solución, sino evaluar todas las posibilidades que tenemos y encontrar la mejor.

Como estudiantes angelinos, la construcción de estas iniciativas nos apasiona tanto que cada día investigamos sobre robótica y programación. Somos curiosos e inquietos por saber más y más, conscientes de que siempre hay algo nuevo por aprender.

La programación es tan dinámica que puede ser aplicada en muchos ámbitos; al final da la satisfacción de ver algo que hiciste tú mismo, con tu esfuerzo y los conocimientos que has adquirido.

Pero aún hay muchísimas cosas que desconocemos, y ver que podemos aprender novedades y encaminar nuestra formación nos motiva a seguir estudiando y aprendiendo.

 

Por Iván Daniel Silva Oyola y Valeria Forero Ruiz.

Colegio Santo Ángel de la Guarda.

Semillero de investigación en Gestión Energética y Electrónica Aplicada

 

Semillero de investigación en Gestión Energética y Electrónica Aplicada

Cada uno de nosotros, desde que somos niños, tenemos un espíritu lleno de curiosidad por las cosas que nos rodean, el cómo funcionan y por qué funcionan de una manera u otra. Es por ello que de este mismo espíritu deseoso por conocer y entender al mundo, nace la investigación.

Es maravillosa la curiosidad y las ganas de aprender que tienen los niños, y con los semilleros de investigación se quiere despertar a ese niño inquieto que cada uno de nosotros lleva dentro.

El Colegio Santo Ángel de la Guarda, en cabeza del profesor Erik Salazar Trujillo, se ha enfocado en trabajar durante los últimos 10 años con los grupos de semilleros para incentivar el carácter investigativo de los estudiantes y que cada uno se dé a la tarea de buscar respuestas a las dudas que los inquietan.

Los trabajos de los estudiantes se han expuesto en encuentros regionales con la Red Colombiana de Semilleros de Investigación (RedCOLSI) y otros de carácter nacional en Corferias, Bogotá.

El último evento en el que se participó fue el de semilleros en ciencias de la salud, en Bogotá, como invitados de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS).

Para el año 2021, el área de investigación es la electrónica aplicada y la gestión energética. Participar de este proyecto nos ha permitido aprender las bases del análisis de circuitos y electricidad; comprender el funcionamiento de los paneles solares y conocer las ventajas, rentabilidad que trae para las personas este tipo de energías y su aporte al cuidado de nuestro planeta.

Bajo la compañía de los docentes y de mis compañeros, puedo afirmar que esta experiencia ha sido de crecimiento académico y personal para cada uno de nosotros.

Ver la pasión en cada una de las personas que trabajan en este proyecto de investigación me ha demostrado que desde una clase o desde un grupo de estudiantes, es donde surgen las primeras ideas que contribuirán al cambio.

He podido aprender grandes cosas de mis profesores como de mis compañeros. Con los temas que hemos trabajado podremos despertar en la comunidad la conciencia al cuidado del planeta.

 

Por Luciana Durán Duarte.

Colegio Santo Ángel de la Guarda

Semillero Calasanz.

 

La construcción de los ciudadanos del mañana

Si tuviera que recapitular lo que significa ser parte de diversos semilleros durante mi niñez y adolescencia, definiría lo que siento como “pertenencia”.

Una palabra con muchas interpretaciones, aunque ninguna tiene el mismo significado emocional que al englobarla en los semilleros estudiantiles. Me otorgaron una sensación de ser parte de algo que es genuino.

Podrán pasar años, podré graduarme y nunca se me olvidarán esas tardes en las que hicieron ver mis opiniones como válidas, así como importantes para mis maestros y compañeros.

Hoy se cumplen 5 años desde que nos regalaron la oportunidad de estar en ese grupo que siempre tuvo como finalidad darle respuestas  a esa inquietud que sentíamos por dentro, esa mente llena de dudas, que probablemente siga teniendo muchos cuestionamientos, pero que, a diferencia de antes, no tiene temor a responderlos.

Con frecuencia pienso qué hace tan especiales a los semilleros de investigación. ¿Qué es aquello que nos motiva a continuar?

Considero que es esa consciencia que despertó en nosotros la profesora Blanca: el hecho de poder aprender, guiados por una maestra que nos incentiva a seguir nuestro criterio, que ha creado confianza en que decir lo que pensamos no está mal, que ser críticos es un aspecto que se encuentra dentro de todos.

Tengo la certeza que todos los estudiantes que hayan pasado por un semillero de investigación enfrentarán al mundo con una mirada crítica y arrolladora, como sé que pasará el día en el que recordemos donde comenzó todo, llenos de gratitud y aún sintiendo que somos aquellos niños que anotaron su nombre en un formulario de inscripción, solo porque de los riesgos se aprende más que de la comodidad.

Muchas cosas cambiarán con los años, habrá diferentes maestros, así como nuevos alumnos dispuestos a iniciar un proceso de aprendizaje, no obstante, quisiera concluir diciéndoles que el riesgo vale la pena, que podrán trasladar todo ese aprendizaje al cambio.

Solo alcen la mano primero, no tengan miedo a investigar, pues de una buena educación nace un ciudadano crítico, y está en su poder decidir qué rumbo tomar.

 

Por Por Maryam Buitrago González

Colegio Calasanz.

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