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Cultura
Cañizales, un pintor de gran formato
Es una obra de arte sacada del corazón de Cúcuta.
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Katherine Villamizar Leal
Sábado, 15 de Septiembre de 2018

No es un grafiti, ni está elaborado a base de aerosoles; es una pintura que parece hecha con espátula y óleos, como las que se pueden apreciar sobre un lienzo.

Pero ni se hizo sobre lienzo ni con espátula y óleos; es una obra de arte sacada del corazon de Cúcuta, pintada sobre un muro a pincel y con pintura de aceite, para que el sol y la lluvia no la deterioren.

En la calle 8A entre avenidas 2 y 3 de Cúcuta (frente al parque 300 años), reposa un mural que cuenta la historia de la Cúcuta antigua, con sus principales monumentos y lugares como la Torre del Reloj y la Quinta Teresa.

Es una línea del tiempo que luego de pasar por los lugares históricos muestra la Cúcuta de hoy con sus edificios y nuevos atractivos.

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Hoy se puede apreciar en su totalidad,  pero fue un trabajo de más de tres meses que el artista nortesantandereano Alirio Cañizales, contra todo pronóstico, logró convertir en un atractivo para los transeúntes que diariamente, a pie o en sus carros, se detienen a contemplarla.

Es imposible que pase inadvertida  aquella pintura que con detalles tridimensionales intenta salirse de la pared.

Darle vida a esta obra no fue una tarea fácil para su creador, pues nunca había hecho algo similar sobre una pared.

Cañizales, su creador

Cañizares tiene 51 años y toda una vida dedicada al arte.

Vive sumergido en un océano mágico de formas y colores desde que tenía 5 años, o al menos, desde que tiene memoria. 

Es ocañero, pero tiene acento venezolano, pues desde muy joven decidió que su primer destino iba a ser Venezuela.

Era el país más cercano y el que le abrió las puertas a su talento; allí vivió más de veinte años y conformó su familia.

De ese país tiene quizás el mejor de los recuerdos.

Cañizares firma sus obras como “Cañizales”, pues  así es como sus conocidos en Venezuela lo bautizaron.

Sin embargo, siempre estuvo aquí y allá, venía constantemente a Colombia y viajaba a otros países como Puerto Rico, Panamá o Ecuador a presentar sus obras.

Tras el cierre de la frontera volvió a Colombia a exponer otro trabajo en una gira por Medellín, Bogotá y Cali.

En los años 80 vivió el apogeo de los pintores nortesantandereanos, entre los que destaca a los maestros Cerón,  Rincón Porras y Mauricio Julián, con quien compartió algunas obras en la corredores de la Gobernación.

Eso fue bellísimo, una exposición con bombos y platillos; espero ahorita que todos los artistas salgan a exponer, porque aunque la situación no esté muy buena, se puede hacer fiesta con el arte”, dice.

Actualmente está trabajando por otro gran proyecto, en el que espera el apoyo de la Gobernación, llamado “Un viaje en espátula por los pueblos de Norte de Santander”.

“Voy a recopilar todas las panorámicas de Norte de Santander, son 40 obras las que se expondrán. Aunque no está concretado, ya se le hizo la propuesta al Gobernador y estoy a la espera de una respuesta positiva”, dijo.

Para Cañizales, pintar es la mejor forma de canalizar las energías; considera que el cielo y el infierno están aquí mismo en la tierra.

“Si buscan el infierno lo consiguen acá en la tierra, y si buscamos el cielo, bueno... para mí pintar es el cielo, claro, siempre y cuando nos paguen, porque tampoco es que vamos a vivir por amor al arte nada más”...

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