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Editorial
Cría cuervos
El Eln le está dando a comer de su propio cocido al Gobierno de Venezuela.
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La opinión
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Jueves, 8 de Noviembre de 2018

Al Gobierno de Venezuela, el Eln le está dando a comer de su propio cocido. Ha criado cuervos que ahora le sacan los ojos, y se los seguirán picoteando hasta que la revolución socialista y bolivariana se decida a no proteger a esa organización armada.

Estos días, el gobierno de Caracas ha tenido que hacer muchos malabares para dar a entender que le toca rechazar, con supuesta y desacostumbrada energía, la muerte de tres soldados a manos de guerrilleros emboscados del Eln, a quienes, al parecer, les detuvieron a uno de sus líderes.

Desde hace muchos años, los gobiernos venezolanos han permitido, con más o menos disimulo, que guerrilleros de las antiguas Farc y del Eln tengan facilidades de desplazarse y de organizarse en territorio de Venezuela. Son razones de Estado, explicaba un mandatario en tiempos de los gobiernos de AD y de Copei.

Con Chávez, las guerrillas tuvieron un mayor campo de acción, pero bajo el control del Gobierno. Desde cuando Nicolás Maduro asumió, el control no se ejerce, y así, el Eln ha logrado penetrar territorio adentro, y ser, en el minero estado Bolívar, una fuerza más poderosa que el mismo Estado.

Algunos analistas consideran que se ha llegado a esa situación, porque para el Gobierno, el Eln es una especie de ejecutor de operaciones y acciones relacionadas con el trabajo sucio que le permite a la revolución seguir vigente. Ese trabajo sucio incluye, por supuesto, homicidios y la comisión de otros delitos.

El Eln tiene patente de corso en un vasto territorio, dicen los analistas, para significar que puede hacer lo que crea conveniente, no solo bajo la protección, sino con el consentimiento pleno del gobierno de Nicolás Maduro.

El episodio de los tres soldados muertos ocurrió en Amazonas, estado frente a Vichada, en la zona fronteriza, pero centenares de kilómetros adentro, el territorio del Eln está vedado, dicen, incluso para las tropas del Estado.

Para tratar de explicar lo sucedido, el Gobierno dijo que la razón está en que Colombia no tiene la capacidad de controlar las actividades de la frontera, y por ello, la guerrilla va y viene sin problemas. Pero el mismo argumento es válido para explicar el papel de Venezuela: carece de la capacidad para establecer quiénes entran y salen de su territorio, y más para controlarlos.

Pero, desde luego, la verdadera razón de lo que está ocurriendo es la de que, así sea por las razones de Estado que siempre se argumentan, desde hace largos años Venezuela está criando cuervos, y hoy le están sacando los ojos. Pero, además, tiene un problema adicional: sus organismos de seguridad no tienen la experiencia que les garantice que pueden ser exitosos lidiando con un problema como ese.

Y menos ahora, cuando todos se mantienen ocupados espiándose unos a otros para evitar que alguno tome ventaja y se haga al sillón de Nicolás Maduro.

Así que, por un buen tiempo, el Eln podrá moverse libremente por las zonas mineras, imponiendo su poder, y generando disturbios que, llegado el caso, podrían ser la causa para situaciones bélicas de gran calibre.

En todo caso, los responsables de lo que pueda pasar están en Caracas, y más concretamente en el Palacio de Miraflores.

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