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Editorial
El puente Unión
Esperemos que la Unión se reactive pronto, porque la integración de los pueblos va mucho más allá de las notas diplomáticas y de las reuniones entre comisiones.
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Sábado, 13 de Abril de 2024

Dentro de lo incomprensible y sin respuesta adecuada alguna se enmarca el hecho de que el puente internacional Unión siga siendo el único paso fronterizo en el que rija la prohibición para la circulación de toda clase de vehículos de pasajeros y de carga entre Colombia y Venezuela.

¿Por qué todo está normal en los puentes Atanasio Girardot, Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar, pero allá entre Puerto Santander y Boca de Grita solo es permitido cruzar a pie? Se supone que la reapertura de la frontera era para cubrir todos los territorios en que existen pasos oficiales habilitados, como se esperaba, para nuestro caso específico, entre Táchira y Norte de Santander.

Sin embargo los días, las semanas y los meses han pasado sin que haya sido posible la plena habilitación de este cruce entre ambos países, cuyos efectos se han dejado sentir sobre la actividad comercial en el municipio porteño, que apenas logra un movimiento equivalente al 30%.

Aquí tiene mucha razón lo expresado por el presidente del Concejo de Puerto Santander, Milton Peña, al observar que “somos un municipio prácticamente desconocido, que solo miran cuando registra hechos de violencia o contrabando, pero para proyectos productivos grandes no”.

Esta consideración debería de servir para que los gobiernos nacional y departamental tengan más en cuenta a localidades como esta para la ejecución de obras de infraestructura y de desarrollo socioeconómico, dándole la trascendencia que merece por su propia situación geográfica.

En esa línea, se requiere que la Cancillería, el Ministerio de Comercio y las administraciones departamental y municipal trabajen en llave para levantar la talanquera que impide la reanudación de las operaciones de transporte y de paso de mercaderías, para oxigenar la economía de los porteños.

Junto con el urgente restablecimiento de la transitabilidad, debe comenzar a trabajarse en la consolidación del proyecto para la construcción de una nueva estructura binacional de características similares al puente Tienditas.

La palabra la tiene el Área Metropolitana de Cúcuta para que se empiecen a hacer las gestiones frente a ambos gobiernos.

 Es tan importante que primero se abra totalmente el cruce fronterizo en carro, motos, camiones y volquetas, sino que el carbón recupere esta alternativa para salir al exterior, porque las cifras idican que el crecimiento del intercambio comercial por Norte de Santander creció cuatro veces en el primer trimestre de este año.

Entre enero y marzo las exportaciones por los puentes Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y Atanasio Girardot fueron de 156.6 millones de dólares, mientras que las importaciones sumaron 12.8 millones de dólares, para un total de 169.4 millones de dólares.

Esperemos que la Unión se reactive pronto, porque la integración de los pueblos va mucho más allá de las notas diplomáticas y de las reuniones entre comisiones, máxime aquí entre Táchira y Norte de Santander que siempre ha sido considerada como la frontera más viva de América Latina, por el alto flujo de personas que a diario la cruza a lado y lado y por los lazos no solo comerciales sino hasta familiares que existen.

Por eso es que la Unión -no solo del puente- sino de en sí de los dos pueblos debe estar perfectamente activada y coordinada, lejos de las barreras ideológicas, para brindarles estabilidad, seguridad, posibilidades de crecimiento económico y fortalecimiento del tejido social.


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