Así como el septuagenario puente Mariano Ospina Pérez, que tantos servicios le prestó a la región en su comunicación hacia los Pueblos de Occidente, el Catatumbo y la Costa Atlántica, ya pasó a retiro al ser reemplazado por otra estructura, lo mismo debe hacerse con otras obras que en su momento fueron último modelo.

Lo del nuevo puente en El Zulia será objeto de otro editorial, porque en esta oportunidad trataremos el caso de la Terminal de Transporte que el pasado 14 de abril cumplió 56 años de funcionamiento desde que fuera inaugurada en 1967 por el entonces alcalde Eustorgio Colmenares.

La administración municipal que se va en diciembre, lo que hizo fue definir un plan de inversión para este año dirigido a la recuperación de áreas de la actual central de transporte, el mantenimiento de las cubiertas, adecuación de baterías sanitarias, la recuperación de andenes, rehabilitación de la malla vial y reparaciones de la fachada.

Sin embargo, dejó pendiente algo que aparece reseñado en un boletín de prensa de Findeter, correspondiente al 21 de julio de 2021, y titulado: “Findeter formulará el Plan Maestro de Movilidad y estructurará el sistema de transporte público del área metropolitana”.

En ese informe, en la parte referenciada como “proyectos adicionales de alto impacto para la región” se dice que posterior a la firma del contrato interadministrativo con Findeter para elaborar el plan de movilidad, el alcalde de Cúcuta junto con su equipo y la presidenta de Findeter revisaron la propuesta de proyectos de alto impacto para la región en los que la banca de desarrollo ofrece su acompañamiento.

Y ahí se encuentre este aparte relacionado con la central de transporte:

“Terminal de transporte: hoy Findeter anunció el aporte de $300 millones en recursos no reembolsables, a través de su programa de responsabilidad social “Proyectos que  transforman”, para su prefactibilidad, la cual tiene un valor de $982 millones”.

De este anuncio que se encuentra reseñado en el área de noticias de la Banca de Desarrollo Territorial, en su página web, ya se van a cumplir dos años sin que se haya vuelto a saber nada, pese a que todo hace ver la urgencia de la modernización de esta infraestructura para la llegada y salida del transporte intermunicipal, nacional e internacional de pasajeros.

Aquí siguen acumulándose las frustraciones de un proyecto de características metropolitanas que pudiera, si se quiere, convertirse en un  puerto terrestre de pasajeros y carga, por las características fronterizas de la región y su conexión con la Costa Atlántica y el interior del país.

Lo único más cercano, pero también lleno de problemas técnicos, financieros y con fuertes críticas sobre su real  posibilidad de facilitar el arribo y salida de viajeros fue el proyecto de la central en un predio situado en la vía entre Cúcuta y Puerto Santander, cuya construcción quedó a medias, nunca  arrancó como solución de infraestructura y terminó mal económica y jurídicamente, y cuyo origen se remonta a la administración de Ramiro Suárez.

Una nueva terminal de transporte no es un lujo la zona metropolitana de Cúcuta, pero tampoco puede volver a ser una improvisación en la que se pongan  en riesgo los dineros del municipio, de por sí tan escasos.

Este debería ser un megaproyecto con participación de la inversión pública y privada en que se garantice su factibilidad, logren conjurarse problemas como los ‘terminalitos’ y el transporte pirata, y los viajeros y usuarios cuenten con unas instalaciones adecuadas y cómodas como se necesitan hoy en día.