Cuando se creía que ayer los jóvenes no iban a acudir a las urnas en Cúcuta,  porque había transcurrido toda la mañana  y fueron los adultos mayores  los fieles dominadores de la jornada electoral, todo cambió radicalmente después de la 1 de la tarde.

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A partir de esa hora el paisaje se transformó y ahora los juveniles eran mayoría en los puestos de votación, como el del Salesiano, la escuela Jardín Nacional, el del Colegio Integrado de Juan Atalaya y en el mismo Sagrado Corazón, en los que se empezaron a ver grupos de jóvenes apresurados a cumplir con el derecho al voto.

Esto estaba pronosticado, por aquello de que los jóvenes no madrugan más que los adultos, máxime un domingo y en vísperas de un festivo, sin embargo, había un consenso desde días antes de la segunda vuelta, que reafirmaba que esta era la oportunidad histórica que habían estado esperando  ellos para decidir por la democracia.

Eloísa Galvis, de 21 años, estudiante de Derecho en una universidad local, recién después de votar en el puesto de la escuela Jardín Nacional, sede de la institución educativa Mercedes Ábrego, respondió a la pregunta que le hizo La Opinión, sobre si era la primera vez que votaba, que sí: “lo hice motivada y a conciencia, porque creo que hay una imagen generalizada de que los jóvenes criticamos por todo, pero a la hora de decidir en una elección no participamos”.

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 Algo que brilló en la jornada, distinto a lo ocurrido en la primera vuelta, fue que en esta oportunidad todo fue más rápido, en orden y práctico, sobre todo para los adultos mayores, porque solo tenían entre dos opciones para escoger su fórmula preferida.

Sigue observándose en cada elección que se hace en Cúcuta, que sin importar las condiciones físicas de las personas y las limitaciones que ofrecen algunos puestos para acudir hasta las urnas, que aún queda fervor  a la hora de cumplir con la democracia.

Hubo garantías

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Isolina Casadiego, de 92 años, fue una de las que demostró que no existen impedimentos para cumplir con el voto. Ella fue llevada en silla de ruedas por dos de sus hijos al colegio Integrado de Atalaya, casi que cargada hasta la mesa 16 donde finalmente sufragó”.

“Llevo más de 60 años votando y mientras Dios me tenga con vida voy a cumplirle a la democracia”, dijo.
Por fortuna para ella y las demás personas que participaron en la jornada electoral, hubo plenas condiciones de seguridad en todos los puestos de Cúcuta y el departamento.

Bien temprano, en el acto de instalación de las elecciones, en el colegio Salesiano, el gobernador Silvano Serrano, y el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, manifestaron que había 16.000 hombres resguardando la seguridad y velando por la tranquilidad en los distintos territorios, y así fue, nada relevante interrumpió los comicios y la gente, como doña Isolina, pudo votar y regresar segura a casa.

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