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Las secuelas de joven herida en retén militar
Silvia Juliana Manzano permanece invadida de tristeza, con limitaciones físicas y con el sueño truncado de ser abogada.
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Viernes, 12 de Julio de 2019

Las secuelas detrás de una presunta acción equivocada de uniformados de la Trigésima Brigada del Ejército mantienen a la estudiante de derecho Silvia Juliana Manzano Picón invadida de tristeza, con limitaciones físicas y con el sueño truncado de ser abogada.

La historia remonta a la noche del 24 de noviembre de 2018, cuando Manzano, de 22 años, se movilizaba en una motocicleta junto a su novio Brandon Plata Ordoñez, en la que pasaron frente a un puesto militar, en la vía que conduce al corregimiento Aguas Claras, de Ocaña, donde ocurrió lo inesperado.

“Solo recuerdo que un soldado gritó cuando pasamos por el último tonel, oí las ráfagas de disparos y vi a un uniformado corriendo desde unas guaduas, quien disparó. Sentí la espalda caliente. En ese momento le dije a la persona que me habían herido. Sentí mucho miedo, mucho pánico, muchas emociones negativas”, aseguró Manzano.

Al parecer, uno de los militares accionó su arma de dotación, lo que produjo que una esquirla del proyectil de fusil se introdujera en la espalda de la mujer.

“Mi hija sólo venía armada con un pollo que compró en el barrio Santa Clara para degustarlo en familia y ver una película”, recordó Dorys Helena Picón López, mamá de la estudiante.

Para entonces, el general Antonio María Beltrán, comandante de la Trigésima Brigada del Ejército, dijo que presuntamente el soldado hizo un disparo disuasivo (de advertencia). Sin embargo, resaltó que “eso no ha sido una política de la institución, que se dispare en un puesto  de control”.

El entonces comandante de la unidad militar agregó que esa noche sus hombres tenían una alerta de inteligencia sobre un posible secuestro.

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La cirugía

Leonardo Picón López, tío de la víctima, aseguró que a través de una cirugía reciente que le practicaron a su sobrina, se extrajo la esquirla incrustada en la espalda, lo que le causaba dolor y limitaciones al moverse.

“Las pruebas de balística lo demuestran y el fusil está en cadena de custodia. Lo importante es que la tenemos viva gracias a Dios y ahora se pretende esclarecer ese error cometido por los militares”, dijo Picón López.

Se presume que la bala rebotó contra el piso y llegó hasta el cuerpo de la mujer. Sin embargo, las autoridades adelantan las investigaciones para esclarecer cómo ocurrió el hecho.

Manzano no soporta mucho tiempo sentada y por unos problemas gastrointestinales que surgieron a partir de la herida, tuvo que abandonar sus estudios que llevaba en séptimo semestre de derecho en la Universidad Francisco de Paula Santander, en Ocaña.

“La parte más dura fue la estadía en la Unidad de Cuidados Intensivos, ya que estaba entubada, no podía moverme, no podía dormir. Sufría alucinaciones, despertar y verme con el abdomen abierto durante ocho días fue lo más duro y vivir con un tubo para los signos vitales es difícil”, dijo la estudiante. 

 Sin embargo, ella no pierde las esperanzas de rehacer su vida. Está convencida de que Dios le dio una segunda oportunidad y que quiere aprovecharla.

“No he podido retomar mis actividades en la universidad debido a los problemas físicos, pero con el favor de Dios en el otro semestre lo haré”, dijo.  

Unas de las pruebas que ha tenido Manzano es recobrar la confianza en los militares, debido a su situación.

“Uno queda con cierto resentimiento, porque las personas que son asignadas para protegernos por ley te lastiman. Trato de sobrellevar la situación y mi familia es muy católica, no les tengo resentimiento, pero tampoco la confianza que tenía hacia esas personas”.

Por ahora, continúa en tratamientos para superar sus limitaciones físicas.

Amargas coincidencias

La familia de Manzano atraviesa serias dificultades económicas por los hechos que han tenido que soportar. Sumado a la lesión de la estudiante, tratan de reponerse del accidente de tránsito que sufrió Gustavo Manzano, su papá, por coincidencia en el mismo sector donde ocurrió el suceso con los militares.

“Estamos en una situación económica bastante crítica, yo trabajo como enfermera auxiliar cuidando a una señora de la tercera edad. Mi hija en esas condiciones que se encuentra le ayuda a mi hermana en el restaurante para ganarse el almuerzo y superar los efectos sicológicos dejados por ese ataque. Esos militares le han hecho un daño inmenso, pero yo los perdono”, resaltó Dorys Picón.

Investigación de la procuraduría

Esta semana la Procuraduría General de la Nación abrió formalmente una investigación disciplinaria contra doce militares adscritos al Batallón de Infantería No. 15, Francisco de Paula Santander, en Ocaña, por presunto abuso de autoridad.

La medida cobija al cabo segundo Gabriel Valbuena Arias y a los soldados regulares Brayan Álvarez Mercado, Daniel Álvarez Sánchez, Luis Fabián Barrios Arrieta, Orlando Beltrán Castro, Franklin David Caro Romero, Carlos Andrés Castillo de León, Luis Carlos Centeno Díaz, Jairo Yamir Chinchilla Colmenares, Dener Cuesta Herrera, Jahan Padilla Anaya y Carlos Santander Flórez.

La Procuraduría Provincial de Ocaña pretende establecer si los investigados podrían tener responsabilidad disciplinaria frente a los hechos en el puesto de control militar del aeropuerto de Aguas Claras.

Según se conoció, este procedimiento podría tardar hasta dos años, mientras avanzan las investigaciones que podrían arrojar sanciones desde tres meses de suspensión hasta 18 años de inhabilidad a los militares investigados, por lo que se esperan los resultados.

Las pesquisas serán analizadas por los investigadores.

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