Ayer, Leidy Felizzola sentía una presión en su pecho y mucho dolor, al observar su negocio de costura reducido a un montón de escombros, chatarra y cenizas que estaban esparcidas por el piso y las paredes, luego de que el establecimiento se incendiara la tarde del viernes.

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Mientras la mujer limpiaba el local, ubicado en la calle 9 con avenida 21, del barrio Nuevo Horizonte, ella contaba cómo ahorró durante tantos años para montar su negocio, y el esfuerzo que hizo para mantener el taller de costura y lo triste que fue que el lugar hubiera sido arrasado por las llamas en pocos minutos.

“Yo llevaba unos 15 años con el negocio, es triste porque ahora con qué voy a sostener mi hogar. De este taller dependían dos empleadas y sus familias, nunca pensé que este lugar acabara así”, contó la mujer.

Ella espera el resultado de la investigación que los Bomberos de Cúcuta adelantan, para establecer cómo se dio la conflagración y qué la causó, mientras se encomienda a Dios para poder reconstruir su local.

El incendio

La primera hipótesis que se maneja sobre el incendio es que un cortocircuito en un cable habría ocasionado una chispa, que en cuestión de segundos se convirtió en una llama que arrasó con todo a su paso.

El hecho se registró hacia la 1:00 de la tarde, cuando las dos empleadas y Leidy acababan de cerrar el taller de costura y se fueron para sus casas a almorzar.

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“Me parece extraño que, al parecer, haya sido un cortocircuito, porque cuando nosotros cerramos al mediodía y en las noches bajamos la cuchilla de la electricidad”, indicó la mujer.

Un vecino se percató que por el techo del establecimiento salía humo, por lo que rápidamente llamó a la propietaria, quien en cuestión de segundos arribó hasta el sitio para protagonizar una escena de angustia y lágrimas.

Los Bomberos de Cúcuta se desplazaron hasta el lugar y rompieron los candados y la chapa de la puerta para ingresar y controlar las llamas.

Durante una hora los bomberos trabajaron de manera incansable para extinguir el fuego. Una vez ellos cumplieron con esa titánica labor, la mujer ingresó y observó sus máquinas de coser, telas y demás materiales hechos chatarra y cenizas.

“Yo entré y al oler las telas y ver todo quemado, el fruto de mi esfuerzo convertido en chatarra, solo sentía ganas de llorar… Estoy pensando cómo comenzaré de nuevo con mi taller”, dijo la mujer.

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