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Mujeres en Tibú: entre la muerte y el exilio
Tras la visita de un equipo periodístico de La Opinión a Tibú, les entregamos este primer informe especial: ¡Las están matando!
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Sábado, 12 de Junio de 2021

El ambiente que hoy se siente al recorrer las calles del casco urbano de Tibú, es pesado, asfixiante y hasta peligroso. Y así también lo reconocen muchas personas que viven en este lugar, que al preguntarles por lo que está pasando, se atemorizan y luego de mirar hacia todos lados y verificar que nadie más está escuchando, aseguran que la disidencia del frente 33 de las Farc y los narcotraficantes están imponiendo su ley, que lo mejor es no hablar de eso en público.

Pero eso no es nuevo, pues desde hace décadas, en esta población, que se ha destacado por ser petrolera y por estar muy cerca a Venezuela, los grupos armados ilegales mantienen un imperio del terror, todo por cuenta del manejo de los cultivos de uso ilícito y la alta producción de cocaína que va directo a Europa, Estados Unidos o Centroamérica, entre otras muchas rutas de los ‘narcos’.

Sin embargo, en voz baja algunas personas, entre ellas unos cuantos policías, afirman que lo que se vive hoy es mucho más sanguinario, porque tiene una influencia directa de carteles mexicanos como el de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que estarían controlando por lo menos el 80% del narcotráfico del Catatumbo.

Esa situación es la que hoy tiene a este municipio –uno de los 11 que hacen parte de la región del Catatumbo– siendo el primero en Colombia con siembras de hoja de coca y a nivel regional es el segundo con más homicidios, después de Cúcuta.

Las estadísticas de asesinatos que manejan las autoridades judiciales, aseguran que en lo corrido de este año, en esta población se han cometido 35 asesinatos, pero estos hechos serían muchos más, pues hay cadáveres que son dejados en la línea fronteriza con Venezuela y nadie los recoge o los grupos armados ilegales no permiten que sean llevados a la pequeña morgue que hay en el cementerio de Tibú.

En estas cifras están los ataques contra las mujeres de esta población, que hasta ayer, al cierre de esta edición, alcanzaba los 10 crímenes. El hecho más reciente se registró la mañana del miércoles en el barrio Los Libertadores y se trató del homicidio de la fiscal Primera Seccional, Esperanza Navas Sánchez.

Aunque en algunas oportunidades varias personas han tenido la valentía de dejar escuchar sus gritos, en medio de la rabia que sienten, y que suplican justicia: ‘¡Nos están matando! ¡No las maten!’, en esta población nortesantandereana, todo sigue igual, porque aún no se ve una medida contundente para frenar esa racha de asesinatos, especialmente contra las mujeres.

Esos ruegos por la vida que han lanzado los colectivos juveniles, lideresas y familiares de quienes han sido amedrantadas, se vienen escuchando en este pueblo habitado por 53.000 personas, desde el 5 de abril, cuando se inició la oleada de homicidios de mujeres de manera selectiva, tanto en el casco urbano como en la zona rural del municipio.

Precisamente, hace cinco días, en medio de una jornada de protesta que hicieron varias organizaciones justo al frente de la Alcaldía de Tibú, hubo una dramatización por parte de jóvenes del pueblo. La obra de teatro ilustraba las muertes de Nelly Avendaño, Geraldine Carolina Poveda Poveda, Ana Julia Calderón, Jennifer Gutiérrez, Liliana Rincón, Ludy Lisbeth Vásquez, además de otras dos mujeres asesinadas, a quienes sus familiares las llevaron al lado venezolano y otra que no ha sido identificada.

Pero lastimosamente, estos gritos y súplicas expresados en la escena, no pararon esta oleada violenta que el miércoles pasado cobró una nueva víctima: Esperanza Navas. Todos estos hechos hoy tienen sumergida a la población entre el pánico y la incertidumbre.

mujeres asesinadas en Tibú

Las siguen amenazando          

El mismo día del asesinato de la fiscal Primera Seccional de Tibú, una lideresa tuvo que salir del pueblo por amenazas.

La mujer huyó ante el riesgo inminente de que se sentía presa y luego de ser advertida por unos desconocidos de que “dejara de estar buscando lo que no se le había perdido” por los asesinatos de mujeres, según lo conocido por un equipo periodístico que fue hasta Tibú.  

La noche del jueves 10 de junio también hubo otra amenaza contra otra mujer, esta vez fue a una vigilante de la sede de la Fiscalía en ese municipio. Dos hombres armados la habrían abordado cuando salía de su trabajo y le aseguraron: “o se va, o se muere”. A ella no le quedó más opción que acatar la orden.

Hace 20 días, dos enfermeras del hospital de esa localidad también tuvieron que buscar ayuda con la Personería para salir de Tibú, ante el rumor inminente de que toda persona que ayudara a miembros de la Fuerza Pública sería declarada “objetivo militar”.

Ellas, por su oficio, han tenido que atender a policías heridos y por eso se sintieron amenazadas. Lo mismo sucedió con la persona que se desempeñaba en oficios generales en la estación de Policía, que también huyó del pueblo para salvar su vida.

Y la lista no termina ahí. El martes 8 de junio, otras dos mujeres fueron intimidadas a través de mensaje de WhatsApp. El texto advertía lo mismo: se iban o las mataban. La Personería tuvo que brindarles acompañamiento.

Dicen que el listado de mujeres llega al menos a 25 y todas vivirían en Tibú, que en medio del miedo, han visto cómo sus amigas, compañeras, vecinas y hasta familiares, han muerto en menos de dos meses, víctimas de una guerra declarada en su contra y sin tener certeza por qué.

 

Una conversación desafiante

“Todo colaborador de la Fuerza Pública, de la Policía o el Ejército, tiene dos opciones, se retira o se muere, compañera. No espere a que le tengamos que hacer entender de otra manera, que usted tiene un problema serio con nosotros el día de hoy”.

Esto se escucha en un audio que circuló hace unos días a través de Whasatpp y la víctima es una mujer en Tibú. Un hombre de voz aparentemente joven y acento paisa, le advierte que “si quiere seguir grabando lo que quiera, espero que de aquí a la tarde tenga un batallón al lado de su casa mi señora, porque no le voy a garantizar su vida. Si alguna pregunta tiene, se la respondo, si la hace de buena manera”.  

En medio de la conversación la mujer pregunta el por qué de la amenaza. “¿No tiene ni idea? Le estoy acabando de decir mi señora, usted está entre el listado de las 25 personas, directamente señoras de este municipio que tendrán que retirarse o ser ajusticiadas, porque nos dimos cuenta de que usted es una persona que le gusta colaborarle a la Fuerza Pública, por qué no busca una casa fiscal entonces, para que se vaya a vivir con ellos. Acá en este departamento usted no tiene nada que hacer mi señora”.

Y finalmente, el hombre asegura estarle dando una oportunidad para que se retire del pueblo. “Si se le está dando una oportunidad cumpla, porque o si no, nosotros sí cumplimos, y usted bien sabe que estamos cumpliendo duro. Ustedes son personas que hasta que no tienen un fusil en la cabeza, hasta que no tienen una pistola en la cabeza, no captan las órdenes (…). Le doy dos horas para que se retire o yo dos horas para cumplirle”.

Este audio, aunque en principio se dijo que correspondía a una conversación de la fiscal Navas con sus asesinos, las autoridades corroboraron que se trató de una amenaza a una comerciante del pueblo, que muy seguramente también debió tomar sus pocas cosas y sus miedos y salir buscando un mejor refugio para vivir y salvar su vida.

Sin embargo, es el claro ejemplo de que nadie puede acercársele a un policía o a un soldado, de lo contrario, serían asesinados y es por eso que hoy los uniformados no pueden ir a algún negocio ni a comprar una bolsa de agua, porque nadie les vende.

 

¿Quién está detrás de estos hechos?

El fiscal General de la Nación, Francisco Barbosa, aseguró que alias Mocho Olmedo, uno de los jefes de la disidencia del frente 33 de las Farc, es el responsable de la situación de riesgo que hoy se vive en Tibú.

Y ante esto, fue que emitieron una orden de captura contra este hombre, señalándolo de ser el directo responsable del asesinato de Jennifer Gutiérrez Zambrano, de 25 años, y el de Geraldine Carolina Poveda Poveda, dos de las 10 mujeres asesinadas en Tibú.

alias ‘Mocho Olmedo’

¿Pero quién es ‘Mocho Olmedo’? A este hombre lo tienen desde hace mucho tiempo en el radar de las autoridades colombianas, pues él, según una fuente judicial, es la mano derecha de alias Jhon Mechas, líder de la disidencia del frente 33 de las Farc.

“El ‘Mocho Olmedo’ es el líder militar que tiene la disidencia en el Catatumbo. Todas las acciones terroristas, asesinatos y amenazas que se cometen en esta zona, son ordenadas por él. Recibe todos los reportes de las comisiones de este grupo ilegal, además, presionó a la población para que se movieran con el paro”, indicó la fuente.

Las autoridades tienen identificado a este hombre como Willinton Henao, de 42 años, además, saben que se movería entre Paccelly y Luis Vero.

“Él lleva 16 años delinquiendo, estuvo en las extintas Farc y no se acogió al proceso de paz, quedándose con ‘Jhon Mechas’. Se conoce muy bien lo que es toda esa zona del cañón de Las Mercedes (Sardinata), hacia el norte, pero muchas veces se mueve hacia El Tarra, San Calixto, Hacarí y Convención”, explicó la fuente.

Añadió: “él es explosivista y luego de ser jefe de un comisión pasó a ser la mano derecha de ‘Jhon Mechas’. También sabemos que se encarga de reuniones con los narcotraficantes”.

Al ‘Mocho Olmedo’ también lo sindican de ser el responsable del asesinato de dos patrulleros y de herir a un oficial de inteligencia de la Policía, hecho ocurrido en mayo, durante una velatón, frente al parque principal de Tibú.

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