Al pintor Igor Enrique Rubio Ramos, las raíces familiares lo trajeron de nuevo a pisar tierras pamplonesas, en donde hace 23 años trabajó en la digitalización de parte del archivo notarial e histórico.

Llegó de Venezuela buscando nuevos horizontes y pensando en un mejor futuro para la familia. Lo hizo con un morral cargado de pinturas, pinceles, paletas, soportes, diluyentes, espátulas y telas.

El ser hijo de padres cucuteños (Avilio Rubio y Rosa Ramos) y el haberse trasladado con la familia al Estado Zulia, siendo aún un niño (2 años) le dieron el privilegio de contar con la doble nacionalidad.

Rubio es casado con Evangelina Pinzón, nacida en Pamplona, con quien tiene dos hijos: Ricardo y Leonardo.

El trabajo en las artes plásticas se volvió difícil y eso sumado a la lucha por conseguir alimentos, hizo que regresarán a Colombia.

Un Todero

Debido al trabajo que tenía su papá (arreglo y mantenimiento de calderas industriales), conoció zonas de Venezuela, gente, costumbres. Sin embargo, arraigó más la vocación de pintor que empezó a cultivar desde los 16 años. 

A partir de esa edad supo lo que era ganar dinero con ese oficio, que lo adoptó oficialmente cuando se matriculó para estudiar artes plásticas en la Escuela Arturo Michelena (Valencia).

También estudió carpintería, luthería, técnicas en fibra de vidrio. Además, se declara autodidacta en cerámica y macramé.

“En esta trayectoria de muchos años he participado en unas 300 exposiciones individuales y colectivas en diferentes estados de Venezuela”, dijo.

Este trabajador de las artes plásticas recuerda que hace 26 años estuvo en Pamplona en representación del desaparecido Consejo Nacional de la Cultura de Venezuela, en donde actúo como curador de una exposición binacional que se hizo en la Casa de las Cajas Reales del Sena.

Años más tarde regresó a esta ciudad en donde participa en el proceso de catalogación y digitalización de los archivos históricos de Pamplona.

“Estuve trabajando con el historiador Silvano Pabón y era uno de sus paleógrafos.Hacía lectura del castellano antiguo”, sostuvo.

Luego precisó que el trabajo consistía en escribir los textos de 1549, en adelante.

“La taquigrafía que aprendí fue indispensable para comprender la escritura antigua y digitalizar parte de los documentos antiguos”, manifestó.

En este trabajo duró siete meses en donde considera que le hizo un gran aporte a la cultura del municipio. Sobre las expectativas que tiene en volver al país que lo vio nacer hace 49 años, afirmó que son grandes.

En este sentido agregó que considera que por su seriedad las puertas del arte se le van a abrir. “Espero, con mi familia consolidarme como un miembro más de sociedad pamplonesa”, afirmó.

De la pintura que desarrolla, afirmó que la técnica que utiliza es variada, la cual abarca expresionismo, hiperrealismo, realismo y surrealismo.