Después de muchos ‘ires y venires’, de algunos ‘cafecitos’ y de la insistencia de diversos sectores, líderes sociales y académicos, esta semana definitivamente quedó descartada la posibilidad de una alianza entre los candidatos presidenciales Humberto de la Calle, del Partido Liberal, y Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia.

Ante la imposibilidad jurídica y las consecuencias que le podrían acarrear el no acatar el mandato que le entregaron los votantes, el 19 de noviembre del año pasado, en la consulta interna de su partido, el aspirante del liberalismo ratificó que sigue solo en el camino a la primera vuelta que se definirá el próximo 27 de mayo.

Sin embargo, para el exjefe negociador también fue decisivo el respaldo que le aseguró su partido, luego del encuentro entre las bancadas del Congreso y el jefe de la colectividad, César Gaviria, lo que disipó las dudas que existían sobre la desbandada de los rojos hacia otras campañas.

Con las ‘baterías’ renovadas y ante una campaña presidencial que entró en su etapa definitiva, el exjefe negociador habla directo y de manera crítica.

De la Calle tiene claro que su principal contradictor a vencer no es solo Iván Duque, quien lidera las encuestas, sino esa tendencia política que representa, el uribismo, pues asegura que de llegar al poder echarán al traste lo alcanzado en el proceso de paz que llevó a las Farc a su desmovilización.

Sobre la carrera que avanza hacia la Casa de Nariño, los debates que ya empezaron a medirles el aceite a los competidores y lo que vendrá en materia de alianzas, habló el candidato del liberalismo.

^{Hasta hace algunos días la tensión estaba “al rojo”, al interior del liberalismo, por cuenta de la jefatura de César Gaviria, lo que puso a tambalear, por momentos, la candidatura de De la Calle.}

¿Cómo fue su encuentro con Sergio Fajardo, luego de que decidiera ir solo hasta la primera vuelta?

Recordamos ambos el tema jurídico. Como lo dijimos en su momento, después de tomarnos el café estábamos pendientes de una decisión jurídica. Lamentablemente, el Consejo Nacional Electoral no se pronunció rápido y no podemos estar gastando tiempo de campaña con una situación tan indefinida. Vamos a primera vuelta y luego hay que mirar qué tipo de alianzas se tejen. Por ahora, ya es una decisión tomada.

¿Usted se cree “secuestrado” por el Partido Liberal como dice Fajardo?

Al contrario, lo que sentí el miércoles fue un gran apoyo de todas las bancadas. El martes vamos a tener una reunión con la bancada actual y la entrante. Lo que siento es que el liberalismo es la segunda fuerza política de Colombia. La colectividad está apoyando a su candidato y totalmente unida. No hay fisuras en el camino. Me parece que fue una muy buena noticia.

¿Esa reunión del martes es para decirse las verdades y seguir adelante?

Sí, pero también es para definir el derrotero del partido. La gran cantidad de los parlamentarios dijeron que estamos es por las ideas y no por decisiones individuales o casos de transfuguismo. Esto es un tema, en mi caso, clarísimo: no soy un clientelista; he defendido causas concretas, con posiciones ideológicas políticas y me voy a mantener así.

¿Cree que los 1,9 millones de votos que sacó el Partido Liberal para el Senado se le endosarán a usted?

Es una afirmación muy difícil de hacer, pero yo lo miro por otro lado. No solo me refiero a buscar los votos de la militancia de los liberales, porque hay muchas personas liberales de pensamiento que no pertenecen al partido; hay más liberalismo que partido. Espero enviar un mensaje a todos los colombianos con mi propuesta de la alianza colombianista, que es para que la ciudadanía se encuentre. Esta decisión la toman los ciudadanos por encima de los partidos.

¿Se alcanzó a sentir abandonado por el partido en algún momento?

No, pero sí hubo momentos de cierta incertidumbre y ausencia de candidatos al Congreso. Pero estoy satisfecho porque la decisión de las bancadas fue unánime y vigorosa. Vamos hacia adelante.

¿Lo vamos a ver en estas semanas haciendo campaña con los congresistas y con César Gaviria?

Sí, claro. Incluso, en la campaña para la consulta lo hicimos, como también para la elección del 11 de marzo.

¿Los debates presidenciales que ya arrancaron ayudarán a cambiar las tendencias que muestran las encuestas?

Depende. Hay personas que ya están tan convencidas, que van a los debates con una decisión predeterminada y lo que hacen es reafirmar sus preferencias, pero hay todavía una cantidad de personas que están ajenas, indecisas, que no han prestado suficiente atención y me parece que allí los debates sí son determinantes y pueden ser realmente una manera de modificar los resultados de las encuestas.

A propósito de encuestas, ¿le preocupan los resultados, sí lo dejan dormir?

Uno no debe pelear con las encuestas, no tiene sentido, pero aquí lo que está ocurriendo es que, en la práctica, apenas está empezando la campaña presidencial y ahí vamos a ver el resultado.

¿Cree que en esta etapa de la campaña ya arrancó el llamado ‘Tocondu’, todos contra Duque, como se vio en el último debate?

(Risas) Hay manifestaciones y argumentos cruzados, pero de cierta manera -como ha venido creciendo tan rápido- hay alguna tendencia a centralizar la discusión con él. Pero realmente no se trata de armar trincas, porque eso es muy desagradable. A los colombianos no les gusta que haya una especie de manguala contra alguien, esa no es la idea.

Algunos dicen que el ‘centro’ que representan usted y Fajardo no llegará a la segunda vuelta. ¿Lo comparte?

La doble vuelta significa que alguien gana en la primera o que desde ese momento se abre la baraja. Después de la primera vuelta hay que mirar cómo se recomponen las fuerzas. Cada día trae su afán.

¿El gran candidato a vencer en primera vuelta es Iván Duque?

No lo personalizo, no es que sea el gran contendor, pero lo que están proponiendo el doctor Uribe y él, que es su candidato, es asombroso; es ir para atrás. Quiere quitar la Corte Constitucional, eso termina anulando la tutela. Cómo va a ser una sola corte unificada, eso fue lo que funcionó antes del 91. También está pensando en penalizar la dosis mínima, así vamos a llenar las cárceles de consumidores esporádicos; es una propuesta que hay que cerrarle el camino, una cosa extremadamente anticuada que además se basa en la reestructuración del acuerdo, que es simplemente una nueva palabra para volverlo trizas.