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Cúcuta
Esto es lo que más comen los cucuteños en la calle: pasteles, chuzos, etc.
Conozca los riesgos nutricionales que tiene el excesivo consumo de estos alimentos
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Domingo, 29 de Mayo de 2022

En Cúcuta es un ‘pecado’ pasar por el centro y no comerse al menos un pastel o algún otro alimento que venden o preparan en la calle, la sazón y el bajo precio de la comida callejera las ha convertido en un manjar para los cucuteños de a pie. Sin embargo, ¿qué tan favorable o desfavorable resulta para la salud? 


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Morcillas, pasteles, hamburguesas, perros calientes, calentado, arepas, cachapas, pinchos, pizzas y hasta shawarma de carne en vara, entre otros muchos alimentos, se pueden conseguir fácilmente en cada esquina, siendo una oferta gastronómica variada que en otros países se conseguiría solo en restaurantes.

cachapas

Los clientes saben que pueden deleitarse ‘como reyes’ con poca plata y pueden comer en varios puestos y hasta quedarles para el pasaje.

Para algunos cucuteños comer en la calle es solo cuestión de hambre, de tacañería o de que muchas personas sobreviven con menos de un salario mínimo. Por esto estos platos son una estrategia para cuidar el bolsillo.

Mientras en un restaurante un desayuno puede costar $7.000, en el centro se consigue un pastel y un vaso de limonada por $2.500, si queda lleno con esa cantidad de comida es cuestión de cada estómago, lo que es claro es que se ahorra.

Incluso algunas personas reemplazan sus almuerzos tradicionales, que se supone deben traer un balance nutricional, por unos cuantos pasteles o arepas rellenas con alguna bebida fría para el calor.

Pero, no todo es ahorrar plata, también hay que mirar los riesgos a la salud que podría traer consumir comida mal preparada, con ingredientes en mal estado o los riesgos de sufrir de enfermedades como la diabetes.

El riesgo nutricional

La nutricionista Mayerly Iscalá Bautista dijo que los pasteles, pinchos, arepas, cachapas y chorizos son alimentos que causan el exceso de calorías y tejido adiposo. “Son ricos en grasas saturadas que pueden causar la acumulación de colesterol en las arterias apareciendo enfermedades como dislipidemias, que incrementan el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardíaca”.


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La profesional también dijo que los malos hábitos alimentarios de algunas personas, sumados a la poca actividad física son principales causas que los jóvenes padezcan de obesidad, diabetes e hipertensión.

pasteles

Otra consecuencia que trae el consumo excesivo de ese tipo de alimentos son enfermedades como gastritis, colitis, estreñimiento y gastroenteritis “a causa de bacterias como E.coli y salmonella, que esos alimentos pueden producir por contaminación cruzada: estar expuestos a microorganismos del ambiente como humo, polvo suciedad, y al no ser preparados higiénicamente”, añadió Iscalá.

La nutricionista indicó que la COVID-19 no se contrae por los alimentos, pero al no haber distanciamiento, uso del tapabocas puede que el letal virus se propague en una venta de comida rápida.

“…no sabemos quién pueda estar contagiado y si el expendedor de los alimentos habla, tose, estornuda, sobre ellos y a la vez manipula dinero, no lava ni desinfecta sus manos existe un alto riesgo de contraer el virus”, indicó

¿Prevalece la higiene?

Un equipo periodístico de La Opinión recorrió varias calles de la zona céntrica para visitar algunas ventas callejeras y verificar si se cumplían con detalles como el uso de guantes para manipular los alimentos o la limpieza del lugar. Hubo casos en los que se preparaban los alimentos en la calle, como los pinchos, chuzos y longanizas, que traían crudos, rompiendo la cadena de refrigeramiento, y eran asados frente a los clientes.

Entre los vendedores de limonadas y bebidas refrescantes, que exhiben en vitrinas construidas como acuarios, se notaron vidrios rotos donde flotaban pedazos de hielo para mantener frío el producto.      

jugos

En algunos casos las personas se aglomeraban para esperar su pedido, ignorando que la superficie de los asadores permanecía sucia por manchas de las salsas, palos de chuzo, restos de carne y servilletas.

“Uno viene acá y sabe que toca comer entre el mugre por el hecho que es barato y no hay de otra cuando la quincena se acabó… es cuestión de supervivencia”, dijo uno de los comensales.

En el recorrido se pudo evidenciar que en un recipiente lleno de papas, que la gente escoge para acompañar su chuzo, había algunas en mal estado. “Uno no dice nada porque estos son lugares ya históricos del centro, mejor dicho se echa la gente de enemiga”, comentó otro cliente.

Sin embargo, no en todos los puestos de comida brilla el desaseo, algunos vendedores de jugos, cachapas, arepas y pasteles; que son alimentos y bebidas que se refrigeran o calientan en la calle, la higiene es fundamental.

Un vendedor indicó que para trabajar con comida deben tener un certificado de manipulación de alimentos, que lo expide el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) y otras organizaciones privadas. 

“Ese permiso se saca cada año y la Alcaldía pasa semanalmente a revisar la ubicación, que tengamos barrido, los guantes, que el calentador esté aseado, los potes de las salsas, otros detalles”, añadió.

Sobre los puestos que no cuentan con algún certificado, Leonardo Ernesto Durán Navarro, subsecretario de salud pública, indicó que es una lucha en la que se pide la colaboración de las Secretarías de Planeación y Gobierno.

“Nosotros vigilamos y trabajamos con ellos, con las ventas que están aprobadas. Ya hemos manifestado a Gobierno, pero hasta el momento no hemos conocido una nueva acción”, dijo el funcionario.

Y añadió que desde hace dos años se ha trabajado con las personas que venden esos alimentos, para reorganizarlos de acuerdo al Plan de Reordenamiento Territorial y, de esa forma, mantener la armonía en el espacio.

Las alzas los tienen afectados

Los altos precios a nivel nacional de insumos como la harina, la carne, el pollo, los huevos, el aceite, la azúcar, entre otros ingredientes ha provocado una crisis que solo los vendedores conocen.

Hace un año un pastel podía costar 1.500, ahora llega a los 2.000; los chuzos costaban $2.500, actualmente se consiguen en 4.000, es decir algunos alimentos han subido casi el doble de su precio.

perros

Mientras algunos clientes se quejan porque de un día para otro la comida vale más, los vendedores soportan el alza de los ingredientes, quedándose cortos en sus ganancias diarias.

Varios vendedores dijeron que para ver alguna retribución a los pasteles deberían ofertarlos a $3.000, pero “eso nadie los compra así de caros, con el desempleo y que nada alcanza, sumado a que la gente ve estos negocios como un desvare para almorzar o desayunar”, dijo uno de los comerciantes.

“Estamos trabajando por no quedarnos desempleados y dejar la clientela tirada, porque la crisis con la comida nos está afectando”, comentó otro vendedor.

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