De Tres Bocas (Tibú), a Casigua (Zulia); y de San Cristóbal (Táchira), a San Antonio para volver por el puente Simón Bolívar. Ese fue el recorrido de Junior Maldonado tras una retención por parte de hombres armados que le recordaron la vulnerabilidad de los líderes sociales.
Maldonado, líder de la zona baja del Catatumbo e integrante de Marcha Patriótica, viajaba el 12 de agosto de Río de Oro a Cúcuta, y cuando iba a tomar transporte en Tres Bocas, lo subieron a una camioneta Hilux negra, le cubrieron la cabeza con una camisa blanca, y le preguntaron una y otra vez por qué estaba allí, cuál era su actividad y su influencia en la zona.
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Después, lo bajaron, escuchó una discusión, una moto, alguien contestando una llamada y con la llegada de la noche, le dijeron que lo devolverían.
En otra camioneta, lo trasladó “un señor” que, incómodo por las preguntas de Maldonado, le dijo: “No pregunte tanto”.
Esa noche, a Juan Carlos Quintero, líder de Ascamcat, le llegó un mensaje vía whatsapp que le avisaba de la situación y, hoy más que nunca, se convence de que no hay hechos aislados, pues desde el año anterior las redes sociales son zonas de amenaza para ellos.
Maldonado desconocía que sus amigos y los medios de comunicación habían dado eco de su caso y que activaron alertas, y se mostró agradecido con la solidaridad, mientras recordó que el Estado tiene una deuda con las medidas cautelares que desde hace cinco meses les dio la Corte Interamericana de Derechos Humanos.