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'Mujeres de Almas Fronterizas, o Mujeres del Alma mía'
"Las mujeres 'bravas hijas' de almas fronterizas hemos dado la cara", expresa Esperanza Paredes Hernández, PHD en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud y exrectora Universidad de Pamplona.
Domingo, 30 de Mayo de 2021

Asumo con alegría la invitación de La Opinión a expresar, en el Día de las Madres, puntos de vista sobre las dificultades, retos y oportunidades de las mujeres en nuestro territorio fronterizo de Norte de Santander en sus diferentes contextos de movimiento.

A modo de Elogio de estas “bravas hijas”, unida al repudio de Rupi Kapur al “Calladita te ves más bonita”, saludo a las Mujeres de Almas Fronterizas (así enuncio la articulación de nuestra inserción íntima, física, de nuestro movimiento en la tierra y el espacio de este territorio), o Mujeres del Alma Mía, –parodiando a Isabel Allende– en su gran diversidad biológica y sociocultural: mujeres trabajadoras, amas de casa, mujeres campesinas, obreras, de población LGBTI, disidencias y emergencias, mujeres trans diferenciadas, mujeres afrodescendientes, mujeres indígenas, colectivas de jóvenes mujeres, profesionales, investigadoras, rectoras de las universidades, mujeres migrantes venezolanas, colombianas retornada, científicas, artistas, lideresas, todas mujeres sufrientes y resistentes al actual desastre ecológico y social.

Saludo en especial a mi amada mamá, a punto de cumplir 91 años, mi mayor inspiración de resistencia consciente, de fuerza alegre y creativa; a mi hija, mis dos nietas, mis siete hermanas, trece sobrinas y diez sobrinas nietas.

Iré entretejiendo las dificultades con los retos que de sus aprendizajes se derivan y con las oportunidades:

La mayor dificultad desde marzo de 2020: sin duda, la pandemia ocasionada por la intrusión del SARS-CoV-2 en nuestros mundos “humanos”; de la noche a la mañana convivimos con la amenaza de la COVID-19, inmersos en cuarentenas obligatorias que trastornaron rutinas y hábitos, confinándonos en un encierro en el cual nuestra experticia en tanto cuidadoras fue retada a desplegar saberes y conexiones que, potenciaron nuestra agencia creativa colectiva.

Nuestros hogares convertidos en cubículos de trabajo, aulas para clases virtuales, espacios hospitalarios; recurriendo a domiciliarios para el acceso a productos alimenticios, lo que nos expuso a un enfermizo proceso de desinfección, agudizando las neurosis y miedos al contagio y muerte indefectibles. Las noticias del mundo, cual más tenebrosa acerca del virus, imposibilidad de las vacunas a corto plazo, especulaciones sobre el número cierto de contagios, muertes y cadáveres, compartidas con los menores, los expuso no sólo a sufrir miedos inimaginables a estar vivos, sino a la pérdida irreparable de la infancia. 

La intrusión de la muerte en la vida cotidiana alteró de modos aún no reconocidos nuestros modos de existencia y puso al descubierto la precariedad de la vida en el mundo, de los sistemas de salud, la pobreza extrema de grandes poblaciones, particularmente en sociedades como la colombiana, evidenciando desigualdad y exclusión social inobjetables. 

Las mujeres “bravas hijas” de almas fronterizas hemos dado la cara: en los sectores rural, salud, educativo y en el ámbito familiar; madres cuidadoras y abuelas resistiendo sus miedos en la soledad que las habría de proteger del contagio y muerte inminentes. En los medios de comunicación, comunicadoras, investigadoras, educadoras y lideresas de organizaciones sociales expresando sus visiones de la conflictividad, compartiendo experiencias de duelos, miedos, incertidumbres y esperanzas. 

Así, de la vivencia colectiva más cercana a la muerte de la que tengamos memoria, inscrita en nuestros cuerpos y almas fronterizas, comienza a derivar un liderazgo femenino transformador para el cuidado de la vida en nuestro territorio.

Los retos devienen oportunidades

 

La intrusión de la muerte en la vida cotidiana alteró de modos aún no reconocidos los  modos de existencia.

 

La investigación periodística local, investigaciones académicas, la participación de mujeres comunicadoras fronterizas en las redes, de colectivos feministas entre otras expresiones, posibilitaron una nueva conexión afectiva de la ciudadanía con las miserias, conflictividades y potencialidades de este territorio que es parte nuestra. 

Destaco los liderazgos de: Estefanía Colmenares en la dirección de La Opinión, sus estrategias y alianzas con la cooperación internacional, las universidades locales y nacionales, proyectos artísticos y culturales, mostrando a las audiencias estos nuevos paisajes de conflictividad de la vida en nuestro territorio.

El trabajo de Marcela Vanegas– en torno al reconocimiento ético–político de la diferencia; su proyecto colectivo de “Viaje hacia adentro a través de la lectura en voz alta”, que incluye textos de la colección Futuro en Tránsito de la Comisión de la Verdad, tiene un impacto contundente para una agencia ciudadana protagónica en el proceso de perdón, reconciliación y garantía de no repetición, ineludible en la gesta de la paz.

Estos diálogos y traducciones de saberes nos han transformado en ciudadanas interesadas en las situaciones de violencias extremas contra las mujeres, niños, niñas y adolescentes, especialmente la desprotección de la población migrante; en las violencias del lucro de la economía criminal, en la que las mafias y actores involucrados se enfocan en la desaparición de las mujeres y los niños por considerarlos –según estudios especializados al respecto– articuladores de los afectos comunitarios (Rita Segato describe ampliamente este carácter actual de la guerra).

Las potencialidades de nuestra diversidad, que ahora comprendemos, gracias a los resultados de la investigación social más relevante al respecto, es enfocada para su invisibilización y desaparición, por los grandes poderes de un capital que se resiste a abandonar “sus prácticas de exclusión, marginalización y eliminación de capas enteras de la población humana, de la devastación de los agentes no humanos y del planeta en su misma sostenibilidad”, según Rosi Braidotti en su libro “Por una política afirmativa. Itinerarios éticos”.

El laboratorio de la vida herida de muerte muestra que la Vida se experimenta para conocerla y poder elaborar un saber sobre uno mismo que pone el centro en la responsabilidad de transformarnos en otros, “de poner en juego todas nuestras diferencias para producir un mundo en común digno de ser vivido”, para apostarle a una política afirmativa de la vida que nos permitan resistir y afirmar la Vida, agrega Braidotti. 

Las conexiones “con el afuera”, propiciadas en la experimentación del encierro, nos han integrado a un tejido de mixturas y fuerzas híbridas, potenciadoras de un pensamiento femenino listo para una acción ecológica, ética, estética y política capaz de transformar este territorio. La oportunidad para todas las mujeres del mundo, las mujeres colombianas y las mujeres fronterizas, de servir, defender y transformar nuestras sociedades guerreras en sociedades cuidadoras, es ahora; la fuerza de la vida en las calles y los gritos de “basta ya” de la juventud así también lo claman.

Redacción Esperanza Paredes Hernández, PHD en ciencias sociales, niñez y juventud; exrectora Universidad de Pamplona; directora ejecutiva de Enlaces, Centro de Investigación en Fronteras ECIF.

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