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Salud
¿Por qué pensar tan “duro” agota a las personas?
Lo recomendado es concentrarse máximo 2 horas con 15 minutos de pausas activas.
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Colprensa
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Jueves, 10 de Noviembre de 2022

Después de una jornada ardua y larga de trabajo en la que dedicó su día a una tarea específica, lo más probable es que se sienta agotado y solo quiera llegar a su casa a recargar las baterías biológicas. Para esto hay una explicación científica y es porque en el cerebro, en la corteza lateral izquierda prefrontal, se acumulan sustancias químicas como el glutamato haciendo que haya una disminución de la actividad cerebral.

Un artículo publicado en la revista Scientific American en agosto de este año, liderado por el neurocientífico cognitivo Antonius Wiehler que reunió a 40 personas y las dividió para asignar a un primer equipo tareas fáciles y a un segundo otras más difíciles para observar el comportamiento de sus cerebros.

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Del segundo grupo se encontraron concentraciones más altas del glutamato y un nivel mayor de difusión de la sustancia que significa que al concentrarse mucho, las moléculas se mueven más rápido y se acumula afuera de las células, donde su movimiento está menos restringido.

“Es emocionante que pueda haber un modelo diferente en el que la acumulación de materiales en el cerebro pueda impedir que funcione correctamente, y eso podría ser lo que en realidad conduce a las consecuencias de la fatiga en su comportamiento”, detalló el neurocientífico cognitivo Matthew Apps para la revista Scientific American.

Si piensa mucho en su lugar de trabajo y en períodos largos, es posible que se agote más fácil y rápido de lo que lo haría un compañero que no se esfuerce tanto con su pensamiento.

Esto es porque “el pensamiento viene de una función eléctrica y química de las neuronas que también son células que necesitan energía a través de la mitocondria y el ATP, entonces al haber una mayor cantidad de pensamientos hay más actividad eléctrica y química que hace que se agoten las reservas de energía y las neuronas requieren una concentración más alta de glucosa para suplir sus funciones”, amplió María Mercedes Uribe, directora del programa de Psiquiatría de la Uniremington.

Si uno solo se concentra en una actividad todo el día, el sistema cerebral estará en función de ese pensamiento y requerirá de mucha energía para continuar.

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Lo recomendado por la doctora Mercedes Uribe es que sean 2 horas máximo las que se concentre en una misma actividad y tenga pausas activas de 15 minutos. Dice que en Japón, por ejemplo, permiten hacer siestas de 20 minutos al mediodía porque está demostrado que hacerlo mejora el rendimiento en las organizaciones.

Eso también lo demostró una investigación publicada en National Library of Medicine, en la que se dice que “el sueño cumple una función vital”, porque al dormir hay una mayor eliminación de productos de desechos potencialmente neurotóxicos que se acumulan en el sistema nervioso central despierto.

Pero esta fatiga del pensamiento también se da por trastornos mentales como la rumiación que es pensar repetitivamente sobre algo que genera angustia o ansiedad.

“Los pensamientos rumiantes son un bucle mental y salir de ahí no es fácil, pueden ser pensamientos sobre el futuro y el pasado que generan sentimientos negativos”, explicó Karla Gil, coordinadora del componente en salud mental del Hospital Digital de la Facultad de Medicina de la U. de A.

Las personas con pensamientos rumiantes pueden sentir fatiga e irritabilidad, se enojan fácilmente porque genera cortisol, la hormona del estrés, y ésta actúa sobre el metabolismo de la glucosa y hace que se requiera más energía para responder al estrés que experimenta la persona.

“Hacer pausas activas hace que el cerebro descanse un poco y se pueda continuar con el trabajo porque a veces hay sobresaturación y el rendimiento baja al disminuir la capacidad de concentración e incluso la capacidad de memoria”, agregó la doctora Gil.

Pensar es intrínseco al ser humano y es inevitable no hacerlo, además el mundo contemporáneo ha preparado a las personas a ser altamente productivas. Sin embargo, hay que estar alertas a la cantidad de tiempo que se le da a una actividad específica y no dejar que el cerebro acumule estas sustancias químicas que disminuyen la actividad cerebral y nos deja con una sensación de fatiga. Tómese su tiempo y descanse de la mente.

Consejos:

1. Converse con sus compañeros: Luego de estar varias horas concentrado en sus actividades diarias tómese un tiempo para dialogar con las personas que lo acompañan en su lugar del trabajo. En la conversación puede aprovechar para desahogarse o reírse un rato. Las especialistas mencionan que es un mecanismo para bajar el estrés.

2. Lleve un diario de pensamientos: Escribir lo que le sucede en el día a día le permitirá conocer mejor sus hábitos mentales y los pensamientos a los que les dedica más tiempo. Recuerde que documentar lo que piensa en su día a día puede funcionarle incluso para mejorar la atención y la memoria además de conocerse mejor a sí mismo.

3. Medite y haga yoga: Estos ejercicios de mindfulness le enseñarán a estar más en el presente y no pensar en el futuro ni en el pasado y con esto aprenderá sobre el manejo y control de sus pensamientos para que no caiga en los bucles mentales repetitivos que generan la fatiga y disminuye la actividad cerebral.

4. Disfrute de algo que le guste: Dedíquese a un hobbie que le guste mucho. Puede ser ver una película o serie, salir a caminar por la naturaleza con su mascota, cocinar, escuchar música o aprender una actividad nueva. Lo importante es que le dedique su atención a algo que le guste y que sea diferente al trabajo.

5. Haga actividad física: Las especialistas recomiendan mover el cuerpo por lo menos entre 10 a 15 minutos que ayuden a dispersar la mente y despejar los pensamientos repetivivos que le generan estrés. La actividad física genera la hormona de la felicidad que es dopamina y puede darle una sensación de bienestar. También puede funcionarle hacer ejercicios de respiración si se encuentra abrumado.

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