Nelly Amparo Flórez Vega no se la cree. Hace apenas siete meses vendía gasolina de contrabando en el barrio La Ínsula, y hoy es la gerente de su propia empresa de servicios de carga y transporte. El sueño para ella y otras 29 familias, también vendedoras de combustible ilegal, se hizo realidad con el programa de reconversión laboral de la Alcaldía,  Comfanorte e Innpulsa.

Flórez dijo que hubo momentos de dudas, por el apoyo que no llegaba y que los obligó a encadenarse en el parque Santander en protesta por el olvido en que los tenía el Gobierno Nacional, “pero todo fue pasajero desde que nos llamaron a que echáramos a andar el proyecto”

El negocio ofrece transporte de carga pesada y liviana, así como domicilios. Por ahora tienen pocos clientes, pero aspiran a crecer con el apoyo de la empresa privada, dice Flórez.

Ella aprovechó para invitar a los vendedores de gasolina de contrabando queaún permanecen en las calles, para que creen su propia idea de negocio y abandonen la informalidad.