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Cúcuta
El cucuteño que revive las luces navideñas
Se gana la vida vendiendo tinto, pero desde octubre su labor se enfoca en las instalaciones navideñas.
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Valentina Robles
Valentina Robles
Sábado, 9 de Diciembre de 2023
 

Las instalaciones navideñas dañadas, y que son para algunos cucuteños una decoración sin posibles arreglos, son para Óscar Contreras una forma de ganarse la vida en los últimos meses del año.

Hace 57 años se interesó por aprender el cómo armar y desinstalar extensiones, así que de forma empírica inició por las de su hogar, luego por las de sus vecinos y así sucesivamente hasta tener el puesto que hay afuera de su casa.

Su taller, rodeado de bolsas de diversos colores llenas de luces que él mismo recicló o recibió por encargo, está ubicado entre su pequeña sala y el porche de su vivienda en el barrio El Contento (calle 12, entre avenida 11 y 12).

“Lo que ya no sirve, yo lo guardo, y si necesito un enchufe, se lo quito a una y se lo pongo a otra para que funcione”, dijo muy contento de su trabajo.

Los pequeños arbolitos para la festividad, muñecos, una cámara de vigilancia y una radio roja, de esas que ya no se ven, y que solo suena música tropical y romántica bailable en la voz de Rodolfo Aicardi, también lo acompañan.


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Desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde recibe a todos aquellos que deseen tener en sus hogares brillantes y hermosas decoraciones, pero que lastimosamente por una falla u otra razón no prenden en su totalidad y deciden buscar una mano amiga que les dé una segunda oportunidad.

Para él, la Navidad no es Navidad si no hay hermosas luces que la adornen y que, por nada del mundo, deja ir a las personas sin nada.

El señor Óscar trabaja todos los días desde las seis de la mañana.

“Yo les digo que por favor no envuelvan las instalaciones en cartón, periódico o madera porque ella se pudre porque trabajan con calor y sereno, tienen que ponerlas en una bolsa plástica y le echan un poquito de talco y verán que permanecen estables y ‘vivas’”, afirmó.

Otra de las recomendaciones, con las luces blancas de silicona, es lavarlas con un poco de jabón FAB, sin meter la caja y el enchufe, la dejan por media hora, la refriegan, le echan agua y las dejan secando.

Los muñecos estáticos también reciben una segunda oportunidad, “yo les cambio la manguera, le pongo el secuencial porque hay juguetes que no se mueven, prenden la luz y no hacen nada, entonces yo los arreglo para que hagan funciones y no se queden ahí parados” agregó.


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Los precios que maneja el señor Óscar pueden ir desde 5.000 hasta 25.000 pesos y solo realiza esta labor los meses de octubre, noviembre y diciembre de cada año.

“Muchos compran luces de 130.000 pesos, se les dañan y compran otras, no, no hagan eso, yo se las recibo y se las reparo”, aseguró muy decidido.

Además, todos sus materiales son buscados por él mismo, por eso no los vende y los cambia por nada. Sus herramientas para maniobrar son una pistola para soldar, destornillador de aguja para conseguir los daños, alicate, crema de soldadura, cinta negra y tomacorrientes.

De hecho, en época de pandemia, su negocio abrió como si nada, pues para él los impedimentos no existen y es importante seguir adelante a pesar de las adversidades.

Óscar Contreras es un hombre que revive las luces navideñas.

 

Sin embargo, no todo fue fácil para el Oscar, él fue operado del corazón, le hicieron un cateterismo y le colocaron dos stents, dicho proceso lo envió directamente a un largo proceso de recuperación.


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Y por si fuera poco, fue diagnosticado de diabetes y todos los días su esposa le entrega sus pastillas y la insulina para sobrellevar la enfermedad y controlar el desarrollo de otras complicaciones por la misma.

El hombre, de 77 años, no solo se gana la vida a punta de esta labor navideña, es vendedor de tinto a inicios de enero y finales de octubre, un oficio que lo ayuda a solventar sus gastos, comprarle gustos a su esposa y, si es posible, ayudar a sus dos hijos que ya están trabajando.

La motocicleta que lo lleva de un rincón a otro de Cúcuta no solo es su medio de transporte, sino también su plataforma para ofrecer la autenticidad de un buen capuchino. Según él, la gente lo conoce por su habilidad única para preparar ese tipo de café, un arte que él afirma que pocos dominan. Su destreza y dedicación a su trabajo le han granjeado la clientela leal que no duda en llamarlo cuando anhelan una taza de este delicioso brebaje, pues al verlo gritan “¡capuchino, capuchino!” para que él se acerque.

Además del café, Óscar ofrece chocolate, pan y el “fororo”, alimento elaborado a base de maíz tostado que suele consumirse en una bebida preparada con leche. Sus productos son hechos en su cocina desde muy temprano, sin embargo, espera a través de su trabajo y las ayudas de la gente poder ampliarla porque solo cuenta con dos fogones y un reducido espacio.

Sus habilidades no se limitan solo al mundo de la electricidad, sino que se extienden a la creación de estas delicias que han ganado popularidad en su barrio, pero que frenan en los últimos meses por la gran demanda de trabajo que encuentra en su taller.


Redacción: Valentina Robles Angarita

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