La Cabrera es uno de los barrios más antiguos de Cúcuta y su área metropolitana, su nombre se debe a que allí se arreaban cabras y ovejas cuando era una zona rural. Con el pasar de los años, se fue convirtiendo en un sector urbano reconocido en la capital nortesantandereana.

Sin embargo, desde hace mucho tiempo, los residentes del barrio están viviendo una grave problemática de salubridad.

Se trata del desarenador y canal de aguas lluvias, dos focos de contaminación, en donde desembocan las aguas negras, basuras e incluso, se convirtió en un criadero de zancudos.

Juan Felipe Arias, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC), precisó que “es el peor cáncer que tiene La Cabrera, puedo hasta asegurar que de todo Cúcuta”.

El líder comunal afirmó que inicialmente fue diseñado como un canal pensado en la recolección de aguas lluvias, pero como es un barrio que está al final de la Comuna 10, allí es donde se concentran los residuos y las aguas negras de los sectores aledaños.

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Arias comentó que “toda el agua que reposa ahí, en un 90 por ciento son aguas negras, por lo tanto, emana un olor insoportable para los habitantes que viven al lado del canal y es una problemática que sentimos y vivimos todos los días”.

No hay cultura ciudadana

Esta situación es un mal de todos los días y parece que entre más jornadas de aseo que se hagan, más sucio queda. Arias señaló que “Aguas Kpital viene tres veces por año a limpiar por completo el canal y a pesar de que el sector queda limpio, a los dos o tres días vuelve a estar sucio por completo”.

Al ser consultados sobre la situación, la empresa prestadora de servicio aseguró que “nosotros hacemos las jornadas de limpieza hasta cuatro veces al año, pero es muy deprimente ver que las cuadrillas se esmeran por dejar el lugar limpio, ya que hacen recolección de residuos, podas y demás, pero al día siguiente el lugar se encuentra sucio otra vez por la falta de cultura ciudadana”.

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El 5 de marzo, Aguas Kpital le hizo una intervención al lugar, incluso, llevaron maquinaria para sacar los residuos de forma más rápida y eficaz. “Fue un trabajo de dos o tres días en donde se dejó el lugar en óptimas condiciones”, dijo la empresa. No obstante, al día de hoy, el desarenador y el canal se encuentran sucios de nuevo.

Julio Alberto Torres vive a escasos metros del lugar y coincidió con los líderes comunales en que el grave problema no es la contaminación sino la falta de conciencia.

“Somos conscientes de que la comunidad contribuyó a que la situación esté así, por culpa de nosotros mismos y por eso estamos como estamos”, aseguró Torres.

El residente dijo que la situación se está saliendo de control, pues en cuatro ocasiones, vehículos han caído al desarenador “y tocó sacarlos con grúa”.

Redacción: Nicolás Mojica

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