El XIX Congreso Internacional de Derecho Procesal que se llevó a cabo ayer en la Universidad Libre de Cúcuta puso los ‘pies en la tierra’ en torno a los riesgos a los que podría enfrentarse la administración de justicia que hace uso de la inteligencia artificial.

El auditorio, principalmente copado por estudiantes de Derecho y profesionales de la materia, tuvo la oportunidad de actualizar y conocer a fondo un campo en el que aquí en la ciudad apenas se está incursionando pero, más que eso, entrar en reflexión sobre el uso de una herramienta con la que podría estarse cediendo el control a las multinacionales de las redes sociales a la hora de dictar sentencia.

Y fue el abogado español Jordi Nieva Fenoll, doctor en Derecho y catedrático de Derecho Procesal de la universidad de Barcelona,  el primero en poner el dedo en la llaga sobre los peligros a los que se podrían verse enfrentados los profesionales del Derecho y los distintos tribunales en el uso de la inteligencia artificial.

“La inteligencia artificial se esta introduciendo en todos nuestros ámbitos de la vida pública e íntima. Con lo cual es cuestión de tiempo para que lo haga con la justicia”, dijo este experto.

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Añadió que lo que ocurre es que esto conlleva a un peligro, y es que ocurra en materia de justicia lo que ya nos ha ocurrido en nuestra vida personal y cotidiana, pues hace año no concebíamos esta vida cotidiana sin una gran intimidad, sin una gran privacidad y, en definitiva, con unas decisiones que dependían, sobre todo, con nuestra intuición, sobre cómo elegir pareja, elegir comida, elegir vestido, etc”, describió Nieva.

En un lenguaje claro, lo que quiso decir el experto es que ahora mismo estamos muy gobernados por las tendencias que vemos en redes sociales, y eso no es otra cosa que inteligencia artificial.

Claro - dice el catedrático- podría ocurrir que en el futuro la justicia se viera gobernada también por esas tendencias si esas grandes empresas de inteligencia artificial crearan un algoritmo, una herramienta de inteligencia artificial que pudiera  sustituir a los jueces en la emisión de sentencias.

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Y es ahí la oportunidad de manipular lo que actualmente creemos justo en el sentido de lo bueno en una sociedad y, por supuesto, la decisión la tomarían los presidentes de las compañías que hacen la herramienta, “ese es el gran problema porque ahí habríamos perdido el control democrático sobre nuestra justicia”, reflexionó Nieva.

Y culminó diciendo que el peligro inmediato es que los jueces se hagan vagos, que sean indolentes, caigan en flojera, por qué, pues gracias a la inteligencia artificial generativa, ChatGPT, por ejemplo,  ya hay mucha gente que está utilizando esa herramienta para redactar fácilmente textos y un trabajo de la universidad, y podría suceder lo mismo con la sentencia.

El doctor en Derecho de la universidad de Salamanca (España) Lorenzo Mateo Bujosa Vadell, coincide con Nieva sobre los peligros que demanda la inteligencia artificial y los avances de esta herramienta en la administración de justicia.

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Dijo que hay una fascinación con el ChatGPT porque nos produce resultados rapidísimos en temas cualquiera que le preguntemos de cualquier cosa. Pero, ojo, hay que estar atentos porque los mismos productores de la herramienta admiten que no es perfecta, por tanto nos puede inducir a errores para unas cuestiones importantes.

“Tenemos el problema que esto (la inteligencia artificial) evoluciona por momentos, lo cual, posiblemente lo que pueda sumar esta semana  ya la semana entrante se quedó un poco viejo”, advierte Bujosa.

Dijo que desde luego hay algunas ventajas, hay que aprovechar estas nuevas tecnologías en muchos sentidos y con mucha prudencia, tanto en la digitalización, el expediente electrónico, etc, como también en la participación de justicia predictiva y de valoración de algunos elementos que hay que considerar.

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