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Editorial
¡Con los niños no!
Que los menores vayan a la institución educativa y sean agredidos sexualmente, indica que algo hemos hecho muy mal.
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Jueves, 14 de Marzo de 2024

La escuela y el colegio son el edén en donde se empieza el tránsito por las letras, la lectura, las matemáticas, la historia, la filosofía, la ética, la física, la química y la cultura. No pueden entenderse de otra manera.

La sociedad por eso los tiene como entornos del conocimiento y lleva allí a los niños, adolescentes y jóvenes para el desarrollo de su formación académica para que fortalezcan sus relaciones humanas y conozcan la empatía, el trabajo en equipo y la resiliencia para superar inconvenientes, por ejemplo.

Sin embargo, a raiz de las amenazas y lamentables hechos reales de la violencia sexual en los planteles educativos, ahora en Norte de Santander se ha activado una ruta especial para atender las denuncias y llevar estos casos hasta las últimas consecuencias en las instancias judiciales, en desarrollo de los protocolos del Ministerio de Educación.

¡Con los niños no! debe convertirse en una punta de lanza contra aquellos depredadores sexuales que sacian sus bajos instintos con menores de edad, sin importar los daños que ocasionen.

¡Con los niños no!, como se identifica el programa oficial, tiene el propósito de proteger a  los alumnos de las tácticas de violencia sexual en las aulas  tipificadas en el acoso, los actos sexuales y el acceso carnal, y de esa manera por ejemplo evitar que por efectos del miedo, las víctimas se abstengan de denunciar.

Los estudiantes no deben quedarse callados y en eso es necesario que todos los días se insista por parte de  los profesores, de los padres de familia o de quienes sean los acudientes, puesto que es la mejor forma para cerrarles el camino a quienes se aprovechan de ellos para someterlos a repudiables vejámenes sexuales.

En ese sentido hay un mensaje que la Secretaría de Educación Departamental dejó y que debe replicarse entre los niños  y jóvenes para que aprendan a no normalizar ningún tipo de violencia hacia ellos y a no guardar silencio, sino que denuncien, ya sea a sus compañeros, docentes, familiares o cualquier otra persona que esté atentando contra su integridad.

Que los menores vayan a la institución educativa y sean agredidos sexualmente, indica que algo hemos hecho muy mal y que estos planes preventivos requieren del concurso ciudadano para que los involucrados paguen sus consecuencias, mientras  que las víctimas también reciban la atención psico-social y médica especial para superar agresiones de esa naturaleza.

Y  es que las cifras nos hablan de que a nuestros niños, adolescentes y jóvenes hay que protegerlos hasta donde se creía que estaban a salvo. En 2022, se conocieron 51 denuncias de las cuales 18 fueron de “presuntas situaciones de violencia sexual” entre funcionarios de la Secretaría de Educación de Norte de Santander contra  estudiantes matriculados en colegios de la región.

¡Qué peligro! Y lo peor es que el año pasado de las 36 quejas sobre la ocurrencia de situaciones relacionadas con  presuntos delitos sexuales, en ocho de ellas había funcionarios de colegios y escuelas, de acuerdo con lo expuesto por la Secretaría de Educación.

Confíemos en que la adopción de este mecanismo en 216 instituciones educativas oficiales de Norte de Santander se convierta en una especie de ‘blindaje’ contra aquellos abusadores sexuales y, al mismo tiempo, adelantar un trabajo interinstitucional que involucre al personal docente y demás funcionarios, para que haya cero tolerancia con el acoso y la agresión sexual  en los entornos escolares.

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