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Editorial
‘Ramiro en el hospital’
Llegar al extremo de convertir una habitación hospitalaria en sede de campaña, es insólito.
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Sábado, 2 de Septiembre de 2023

Que poderosos barones electorales condenados y encarcelados desplieguen sus  tentáculos para mantener la influencia en el manejo de campañas e impulsar a candidatos que patrocinan y promueven es una burla a la justicia y una manipulación indebida de los votantes.

Otra vez Cúcuta padece de este mal y en el concierto nacional sirve de ejemplo para mostrar como el reglamento penitenciario es un rey de burlas y que la casa por cárcel es un premio indebido y no un castigo para aquellos que apelan a esta figura por razones familiares o de salud.

Y lo particular es que las estratagemas de enfermarse súbitamente, les sirven para evadir la justicia, que  actúa sin celeridad y sin la debida contundencia.

Llegar al extremo de convertir una habitación hospitalaria en sede de campaña para desde el lecho de enfermo dirigir las campañas políticas de sus afectos, como se ha denunciado en la ciudad, se esperaría que tuviera un desenlace que vaya desde las destituciones hasta la determinación de acabar con los lujos a aquellos presos que están en ‘celdas  de oro’ llenas de comodidades.

Es que lo ocurrido en torno al condenado exalcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez Corzo, que hoy tiene al hospital Erasmo Meoz, al Inpec y hasta al mismo Ministerio de Justicia en el ojo de la tormenta, tiene que llegar a producir consecuencias y no quedar en otro episodio más de la historia politiquera.

 Al estar internado en el centro asistencial, solamente le era permitido oficialmente la visita de su esposa, pero están los indicios de que  ese recinto hospitalario se ha convertido en un hervidero de políticos y seguidores de dos campañas a las que Ramiro les ha dado el guiño.

¿Por qué el exalcalde prefirió  el hospital de Cúcuta que es manejado por alguien muy cercano a sus afectos políticos y no se fue a internar a una clínica privada, sabiendo que cuenta con recursos para ello? ¿Si el protagonista de este episodio hubiese sido alguien sin poder y dinero, cuál hubiera sido la respuesta del Estado? 

El periodismo nacional ha puesto los ojos en la ciudad por este hecho que ocurre en plena campaña y que aunque ya el ex gobernante cucuteño lleva más de un mes internado en el hospital, luego de haberse descubierto la serie de presuntas irregularidades que son objeto de análisis y que al ritmo en que avanza la lenta acción de la justicia, la sorpresa mayúscula sería que pasen las elecciones y no haya pasado nada.

A la acumulación de hechos que se han mostrado dentro de los pasajes oscuros relatados en esta novela de ‘Ramiro en el hospital’, figura el descubrimiento de dinero en la suite del piso 11 que ocupa así como de otros elementos prohibidos, pese a que el  Código Carcelario y Penitenciario no les permite tenerlos a los reclusos.

Sin importar como termine este  bochornoso asunto, aparte de la sanción social que queda consignada en la exposición en los medios de comunicación, deberían promoverse acciones para que los condenados que tienen el título de ‘poderosos’, bien sea por el dinero, la influencia política y su capacidad de intimidación y  de maniobra, estén en prisiones de alta seguridad y sin ninguna prebenda,  porque verlos hoy en hospitales, como el caso de Ramiro Suárez, o en guarniciones militares o en sus mansiones por cárcel es un pésimo precedente y una afrenta a la administración de justicia. 

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