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Las primeras grandes empresas del siglo XX (2)
El pionero fue el general Virgilio Barco, quien en su momento se había desempeñado como Prefecto de la Provincia de Cúcuta.
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Sábado, 6 de Enero de 2024

Continuando con nuestro tema, la segunda gran empresa de comienzos del siglo XX, fue la relacionada con el tema de la explotación petrolera en la zona del Catatumbo, la cual empezaremos narrar como antecedente a la aparición de esta gran compañía.

Las exploraciones petroleras comenzaron, en esta región, finalizando el siglo XIX. El pionero, de todos conocido, fue el general Virgilio Barco, quien en su momento se había desempeñado como Prefecto de la Provincia de Cúcuta. Conocedor de los manantiales que brotaban espontáneamente en esa zona, solicitó al Gobierno nacional la autorización para explorar las fuentes petroleras en la región del Catatumbo, pues preveía por asociación, que en esos sitios no muy distantes de los yacimientos encontrados al otro lado de la frontera, también debía encontrarse el ansiado mineral.

El hecho es que nueve años después de haber iniciado sus operaciones, en las cuales estableció la primera refinería, que algunos menospreciaban llamándola simplemente ‘un alambique’, el general Barco cedió sus derechos de Concesión a un norteamericano que se comprometió a seguir cumplimiento con las obligaciones que regían en ese momento en lo referente a las construcciones, contrataciones, pagos de regalías y demás cláusulas; sin embargo, pocos días después, esta cesión fue anulada judicialmente, razón por la cual, en 1918, el general Barco traspasó su contrato a la Compañía de Petróleos Colombia, empresa de propiedad de tres socios norteamericanos.

Este nuevo contrato de Concesión fue aprobado por el Ministerio de Obras Públicas, entonces entidad oficial que manejaba los asuntos mineros de la nación, con una duración de 50 años que finalizaban en 1955, pues se consideró como inicio de la gestión la fecha de la firma original de 1905.

Durante el primer cuarto del siglo, era mucha la agitación, política, económica y social que se vivía en el país, de manera que cualquier actividad emprendida estaba sujeta a las inestabilidades del entorno y por ello, las inseguridades que giraban en torno a los contratos firmados con el gobierno, eran cada día más perceptibles hasta que finalmente, en 1926, el mismo Ministerio declaró la caducidad de la Concesión Barco, por razones técnicas y además porque no había pagado al Estado las regalías correspondientes al 15% de la producción.

Confirmada, en última instancia, la caducidad del contrato de Concesión en 1928, y tres años más tarde, el ahora encargado de las operaciones mineras, el Ministerio de Industrias suscribió con los representantes de las empresas Colombian Petroleum Company –Colpet- y South American Gulf Oil Company -Sagoc- el contrato Chaux-Folsom mediante el cual se le otorgó a la primera la exploración y explotación del petróleo en el área de los terrenos nacionales  del departamento y a la segunda, la construcción de un oleoducto y demás actividades que permitieran el transporte, almacenamiento y exportación del producto a través de un puerto en la costa atlántica del país.

Ambas empresas eran compañías anónimas constituidas en el estado de Delaware en Estados Unidos y ambas filiales de la Gulf Oil Company eran, a su vez, de propiedad de los hermanos Mellon quienes habían firmado el contrato declarado en caducidad posteriormente.

Dos aclaraciones al respecto del tema de estas compañías: eran de propiedad de la competencia de John D. Rockefeller, en ese momento el empresario petrolero más grande del mundo y que las empresas tenían su sede en el único Estado de la Unión considerado Paraíso Fiscal aún hoy en día.

Como información general, la Sagoc era dueña del 75,3% de la Colombian Petroleum Company, el 23,7% pertenecía al Carib Sindicate y los Barco, con el 1%, tenían el resto de las acciones. De hecho se deduce que contrario al pensamiento general, la Colpet era propiedad de Sagoc y no al contrario.

En 1939, una vez terminada la construcción del oleoducto Tibú-Coveñas, la exploración continuó. Se construyó el campo conocido como La Petrolea, alrededor del cual se fueron asentando colonos y trabajadores que hoy conforman la población conocida con ese nombre.

Mientras esto sucedía en el sitio de explotación, en la selva, en la ciudad de Cúcuta las dos empresas ‘gringas’ iban desarrollando sus proyectos con miras a otorgarles a sus trabajadores, desde sus altos ejecutivos hasta sus más humildes operarios, las comodidades necesarias para que su labor fuera la de más provecho, tanto para la empresa como para sus propios trabajadores.

Dos grandes proyectos urbanísticos fueron construidos en Cúcuta, el barrio Colsag, acrónimo proveniente del nombre de la dos compañías ejecutoras –Colpet-Sagoc; destinado a los ejecutivos, ingenieros y técnicos especializados. El barrio Colsag, situado en el sector suroriental de la ciudad, en la margen izquierda del rio Pamplonita, inicialmente establecieron dos sectores con construcciones claramente diferenciadas, pues las casas de los ejecutivos, como gerentes o subgerentes o los superintendentes operativos y similares eran de diseño particular, mientras que a los trabajadores de nivel intermedio técnico o administrativo les asignaban viviendas preconstruidas (eso sí, importadas de los Estados Unidos) con todas las comodidades modernas de esa época.

El segundo proyecto era de vivienda para los obreros y trabajadores auxiliares, los que hoy se denominan ‘no calificados’ pero igualmente importantes para el buen funcionamiento de una actividad tan compleja, complicada y riesgosa como lo es la explotación de hidrocarburos.

El barrio fue llamado Colpet, aún hoy reconocido como un barrio popular y ubicado cómodamente en la zona norte de ciudad, en cercanías a la Estación Cúcuta del ferrocarril de manera que los trabajadores, quienes diariamente se desplazaban de sus casas a los campos de trabajo y viceversa, no tuvieran dificultades en alcanzar su transporte.

Sólo estos dos proyectos demuestran la importancia y trascendencia que estas compañías tuvieron en el desarrollo y progreso de la ciudad.

Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

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