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Judicial
Asesinan a un tatuador en Brisas del Aeropuerto
Autoridades investigan un presunto ajuste de cuentas por microtráfico.
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Miércoles, 7 de Julio de 2021

A Samuel David Peña Ortega no lo dejaron terminar de comer una empanada de arroz con carne que pidió como aperitivo, mientras le preparaban una picada. El hombre, de 31 años, fue atacado a disparos en el barrio Brisas del Aeropuerto.

El hecho de sangre ocurrió la noche del lunes festivo, en la calle 13BN con avenida 19, de ese sector que colinda con la malla del aeropuerto internacional Camilo Daza.

Según testigos del hecho, Samuel David llegó a una venta de comidas rápidas, hacia las 8:00 de la noche, y una vez hizo su pedido, un desconocido se le acercó y le apuntó con un arma de fuego.

“El dueño del local de comidas rápidas, corrió para adentro de la vivienda y se resguardó de las balas”, dijo un testigo.

El relato da cuenta de que cuando el asesino desenfundó su arma y disparó contra Peña Ortega, el caos se apoderó del lugar.

“Sonaron varios disparos. El muchacho no alcanzó comerse lo que le habían acabado de entregar. El quedó tendido justo en el lugar donde estaba el calentador de las empanadas”, añadió el testigo.

Fueron seis los disparos que le propinaron a la víctima, de los cuales, un disparo fue al mentón, dos muy cerca de uno de sus oídos, otros dos en la nariz y el último en el dorso.

La Opinión conoció que aunque el pistolero llegó a pie, al emprender la huida, una cuadra más adelante, lo recogió otro hombre que se movilizaba en una motocicleta.

Varios conocidos de Samuel Peña dieron aviso a sus familiares y allegados cercanos, que residen cerca del lugar del crimen.

Dos familiares que llegaron, al ver que tenía signos de vida y en su desespero, lo montaron a una motocicleta y trasladaron a Samuel David a un centro asistencial, pero murió.

“Yo oí los disparos, pero no presentí nada. Luego fue que llegaron y me dijeron que él estaba tirado ensangrentado y corrí para auxiliarlo. No me hablaba nada, no podía. Solo me di cuenta de que tenía empuñada la mano izquierda”, recordó la familiar.

Más de la víctima

Samuel David era tatuador a domicilio, además tenía cuatro hijos, entre los 2 y 6 años. Sus familiares lo recordarán como un hombre loco, pero responsable de sus niños.

“Siempre estaba pendiente de ellos. Quería recoger el dinero suficiente para emprender su empresa con los tatuajes que hacía”, dijo otra allegada.

Tras indagar sobre los móviles que manejan la Policía, se pudo establecer que este crimen estaría relacionado con una disputa por el control de estupefacientes, porque las autoridades señalaron que presuntamente el tatuador estaría inmerso en actividades ilícitas, asociadas al tráfico local de estupefacientes.

Precisamente, en medio de la inspección del cadáver, los peritos forenses le hallaron dentro de sus genitales varias dosis de sustancias alucinógenas.

“Esta persona tiene antecedentes de 2009 y 2020 por tráfico fabricación o porte de estupefacientes”, precisó una fuente judicial.

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