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Táchira
Por las plataformas virtuales estafan con dólares y venden carros robados
60% de las estafas por redes sociales son practicadas desde las cárceles.
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Domingo, 20 de Marzo de 2022

Las estafas informáticas aparecieron en el  Táchira a mediados de 2018, cuando  empezaron a llegar mensajes de WhatsApp, desde números desconocidos, como estos: “Hola soy María”, por parte de usurpadores de identidad que bajo la narrativa de una urgencia familiar, han logrado obtener dinero de sus víctimas.

Fuentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) delegación Táchira, en diálogo con La Opinión,  precisaron detalles sobre este ciberdelito. Algunos delincuentes han perfeccionado su accionar, mientras que la ciudadanía cada vez toma mayores precauciones al hacer transacciones por las plataformas virtuales.


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Yolmar Núñez ha sufrido varios ataques informáticos. A esta habitante del Táchira, en 2018 le hackearon el correo de Hotmail y su cuenta de Instagram, desde donde comenzaron a ofrecer dólares. Una amiga de la familia le alertó, y aunque no pudo volver a tener acceso, rápidamente advirtió por los grupos y su estado de Whatsapp que no estaba vendiendo dólares; por fortuna, nadie resultó estafado en ese momento.

En 2019, Núñez sufre la segunda hackeada, esta vez en Facebook. Una amiga le avisó y varios colegas comenzaron a llamarla para preguntarle si estaba vendiendo dólares. Duró varios días sin poder recuperar sus cuentas y tuvo que recurrir a claves muy seguras y alertas con doble paso en el teléfono.

Meses después la atacan por tercera vez desde el ciberespacio, usurpándole la identidad mediante un número de Whatsapp con una foto de su núcleo familiar, motivo por el cual denunció el caso ante el CICPC.


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“En el CICPC me dijeron que no podían hacer mucho, pero que recibían la denuncia por si los estafadores lograban el cometido y así no me iba a ver involucrada porque ya había alertado a las autoridades de que no era yo”, narra la afectada.

El 2020 se consideró el año con mayor afluencia de denuncias por el delito de estafa por medio de dispositivos virtuales en la entidad, que a la larga son ofertas engañosas, como lo tipifica la Ley de Delitos Informáticos. La Delegación del CICPC Táchira recibía hasta seis denuncias diarias, con víctimas que caían con montos entre 100  y 10.000 dólares.

“Allí se creó el famoso caso de: Hola, soy María. Después pasó a ser: Hola, soy Ana”, recuerda la fuente detectivesca. “La misma gente les da la herramienta, porque cuando ella le dice: Hola, soy María, la persona sola le responde: ‘María, la vecina’, ‘María, la prima’,  y ahí comienzan la conversación y plantean la venta de dólares”, refiere una de las investigadoras.


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Esto sucede luego de que los estafadores acceden a los contactos, violan los correos y envían el mensaje,  y en otros casos van directo a personas determinadas, a quienes les escriben que cambiaron de número y les manifiestan que están vendiendo dólares a una tasa atractiva, para solventar una supuesta enfermedad.

Al principio, esta situación terminó involucrando a inocentes como intermediarios, pensando que de verdad un conocido estaba ofertando divisas, creando un triángulo de estafa, con el que presuntamente iban a obtener un margen de ganancias.

En Venezuela, el intercambio de moneda se volvió usual por la hiperinflación y devaluación del bolívar, durante años, obligándo al ciudadano a comprar constantemente dólares y pesos colombianos para resguardar los ingresos y ahorros.

Las pesquisas del cuerpo detectivesco permitieron determinar que tales acciones se hacen desde cárceles venezolanas. Pero este modus operandi específico tuvo origen en el Internado Judicial de Trujillo, una de las pocas prisiones del país donde todavía opera un pran (líder negativo),  el famoso pran El Loro, según el informante.

Desde entonces, los detectives laboran en la recopilación de los números de teléfonos involucrados con los hechos y las cuentas bancarias hacia donde se giran las transacciones en bolívares, en apoyo con el Ministerio Público, para tratar de bloquear las cuentas receptoras de las transferencias.

Además, practican el rastreo con las empresas telefónicas para concretar propietarios y ubicación de dónde proceden estas comunicaciones. Sin embargo, han descubierto que los mensajes salen vía Whatsapp Web, utilizando wifi, con los teléfonos apagados, por lo que la plataforma tecnológica del CICPC no llega hasta allí, y para acceder necesitan equipos más sofisticados, revela uno de los investigadores.

 

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Los agentes están limitados a solicitar el bloqueo de cuentas de bancos extranjeros, porque en Venezuela hay un alto flujo de transacciones por Zelle-red de transferencias electrónicas de bancos  afiliados en Estados Unidos-  mediante las cuales se pueden hacer operaciones sin comisiones y en instantes, mediante un correo electrónico,  por donde han ocurrido también estafas en territorio tachirense.

El CICPC creó las brigadas de Delitos Informáticos y de Fraude y Estafa, que dependen de la Coordinación de Delincuencia Organizada. Las jornadas de prevención también han contribuido con la disminución de este tipo de estafas, de 15 denuncias al mes, ahora solo reciben cerca de 2 semanales. Aunque no se descarta el subregistro.

Sin embargo, hay quienes evitan denunciar por vergüenza o por desconfianza en las instituciones del Estado venezolano y otros le siguen la cuerda a los estafadores. Las autoridades recomiendan llamar al número de teléfono desde el que les escriben para una venta o compra de divisas, y cuando se de cuenta que no responden la llamada, de inmediato aborten esa acción.

 

Vehículos baratos

Como el anterior modo de estafa comenzó a descubrirse, los delincuentes se fueron a la plataforma Marketplace de Facebook, donde anuncian la venta de  vehículos a precios de ganga, para atrapar víctimas.

“Comenzaron a ofrecer vehículos que no tenían, a un bajo costo, y la gente en su afán de la economía, por un supuesto buen negocio, caía en la oferta sin darse cuenta”,  detalla el funcionario.

En Táchira también han registrado la venta de vehículos con placas venezolanas  que han sido robados en Colombia, los cuales son ofrecidos a través de Marketplace y Mercado Libre.

“Los vuelven a traer a Venezuela, como no tienen solicitudes de robo, los ofertan por Marketplace o Mercado Libre”, cuenta  una especialista en el tema de la Brigada de Delitos Informáticos.

Estos carros hurtados en Cúcuta, son pasados por las trochas y expuestos en las vitrinas virtuales de ventas, en vista que muchos no se encuentran reportados como robados en el país, precisa la fuente.

En 2021, los investigadores recibieron dos denuncias de personas a través de familiares desde Colombia, que detectaron que sus carros robados, un Aveo y una camioneta Hilux,  se estaban vendiendo en el Táchira por las citadas plataformas.

En otros estados se reportaron asesinatos detrás de las ventas ficticias de vehículos, porque los antisociales suelen citar a las  víctimas a lugares inhóspitos, para robarles el dinero, terminando algunos de esos hechos en desenlaces fatales.

Una de las investigadoras de delitos informáticos precisa que el año pasado unas personas que se trasladaron desde el Táchira a Mérida para comprar una Hilux que vale 19.000 dólares y que estaban ofreciendo en 12.000 dólares, resultaron heridas luego de llegar al sitio estipulado por los victimarios.

Pese a que la cita inicial era a las afueras del CICPC-Mérida, el delincuente captador les dijo que se había varado más abajo de la sede, cuando los interesados en la camioneta se acercaron, fueron recibidos a bala por tres hombres y una mujer.

“Tuvimos un enfrentamiento con unos sujetos que iban a despojar del dinero a unas personas que acudieron por la compra de un carro en la localidad de Táriba, hace un año”, puntualiza el funcionario.

Desde el CICPC se adelantan despliegues preventivos e informativos en las redes sociales y dentro de la red Marketplace verifican los números de placa de los vehículos que se venden y si ocultan la matrícula, hacen contacto para determinar que no esté solicitado por robo.

De igual modo, los funcionarios han logrado descubrir que un vehículo era ofrecido a través de Marketplace a diferentes personas, pero en la publicación solo aportan características y ocultaban el número de placa.

En el CICPC les recomendó a los interesados en comprar vehículos procurar llevarlo a cualquiera de las oficinas de la Delegación Táchira,  para  una verificación en el Departamento de Experticia, sin ningún costo.

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