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Editorial
Estaciones hacinadas
En marzo de este año, la Personería de Cúcuta había alertado por la situación de hacinamiento en las estaciones situadas en el área metropolitana.
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Domingo, 4 de Junio de 2023

No es solo que los detenidos se escapen, que de por sí implica un serio peligro, sino que ahora el hacinamiento en las celdas de las estaciones de Policía en el área metropolitana de Cúcuta muestra otra cara no menos riesgosa: las epidemias de enfermedades altamente contagiosas.

Está fresca la fuga de diez presos de las instalaciones policiacas en Betania de Los Patios, cuyo último de los evadidos fue nuevamente aprehendido, en hechos sucedidos a mediados del mes pasado.

Otro elemento no tenido en cuenta pero eso sí bien delicado, fue el brote de varicela entre los privados de la libertad que están tras las rejas en los calabozos de la estación de Policía de Villa del Rosario, que tiene la particularidad de estar situada a escasos metros de la Alcaldía y frente al parque principal y cerca de un colegio.

Ese contexto de localización la convierte en este momento de emergencia sanitaria, en que está declarada una cuarentena en el área donde se encuentran los reclusos, en una instalación de alto riesgo por la cantidad de personas que cruzan por las áreas externas, que no se sabe cómo las autoridades sanitarias controlan para que no se acerquen demasiado por allí.

Eso hablando desde el punto de vista de salud que no es de poca monta, como nos lo acaba de dejar bien en claro el coronavuris, y también desde el aspecto de quedar convertida en pequeño reclusorio temporal la eleva en los niveles de inseguridad que podría acarrear efectos colaterales hacia las instituciones públicas y privadas, vecinas.

Estas delicadas situaciones ocurren por un hecho que ha venido en crecimiento como consecuencia de la falta de cárceles municipales o metropolitanas para recibir a quienes todavía no han sido condenados, lo cual finalmente termina desbordando todavía más la superpoblación penitenciaria.

En marzo de este año, la Personería de Cúcuta había alertado por la situación de hacinamiento en las estaciones situadas en el área metropolitana, especialmente de la ciudad, por la llegada de nuevos detenidos y la negativa de los sindicatos del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) de recibir sindicados de este municipio.

En aquella oportunidad, el coronel Juan Carlos Ramírez, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), advirtió que la población en las estaciones supera las 680 personas privadas de libertad, por lo que el hacinamiento prácticamente llega a un 400 %.

Si los presos se vuelan, si están en condiciones no aptas en pequeñas celdas que son de carácter temporal y si las enfermedades empiezan a aparecer, nadie entiende la razón para que no se haya dispuesto la solución a un riesgoso inconveniente que viene ocurriendo desde tiempo atrás y que empeora con el paso de las horas y de los días.

Nada agradable es decir esto, pero será que las autoridades nacionales, departamentales y municipales estarán esperando hasta que ocurra algo extremadamente grave para actuar en la definición de los proyectos y la asignación de los recursos presupuestales que permitan desarrollarlos para terminar con los improvisados centros de reclusión, la mayoría situados en vecindarios densamente poblados, en los barrios.

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