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Editorial
Más promesas y desastres
Este Pacto de Glasgow sobre el cambio climático no parece garantizar el objetivo de limitar el calentamiento a+1.5º C. en el presente siglo. En Colombia y en nuestro entorno fronterizo debe tomarse atenta nota de sus discusiones y conclusiones.
Lunes, 15 de Noviembre de 2021

Ha concluido en Glasgow (Reino Unido) la cumbre mundial del cambio climático COP26 con la expedición de la declaración final de este evento firmada por casi 200 países de todo el planeta. Aunque no se trata de una declaración vinculante, se espera que permita señalar una agenda global contra ese flagelo para la próxima década.

Entre tanto, de acuerdo con los estudiosos, lo que se nos vienen son más desastres y calamidades por cuenta del llamado calentamiento global. 

En opinión de los expertos, el de Glasgow es un documento con más promesas y retórica que con reales compromisos y acciones prácticas palpables.

Este Pacto no parece garantizar el objetivo de limitar el calentamiento a+1.5º C. en el presente siglo.

Eventos meteorológicos devastadores serán más frecuentes y los países pobres o en vías de desarrollo seguirán siendo los más castigados, según estiman los expertos. 

La declaración destaca la mención sin precedentes de que el carbón es la principal fuente del calentamiento global y existe un compromiso para reducir su uso. India y China al final impidieron que se firmara el término de eliminación gradual de su uso como fuente de energía.

Igualmente, existe un compromiso para imponer metas más estrictas contra la quema de carbón el año entrante.

También se le insta a los países desarrollados a que por lo menos dupliquen sus provisiones colectivas de financiación dirigidas a ayudar a las naciones en vías de desarrollo adaptarse al cambio climático para 2025.

Se duplica así el dinero que recibirán los países pobres para que se puedan adaptar a los impactos del cambio climático. Se le insta a (en lugar de comprometer a) los países desarrollados a duplicar los fondos para los países en desarrollo para ayudarles a adaptarse. 

Se le solicita a los países a actualizar a más tardar el año entrante sus metas de reducción de carbono para 2030. Se hace un llamado para reducir gradualmente “el uso del carbón como fuente de energía y los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes”. 

Se hace énfasis en la necesidad de “aumentar significativamente el apoyo” a los países en desarrollo más allá de los US$100.000 millones al año. Se establecerá un diálogo para examinar el tema de dinero a cambio del daño que el cambio climático ya ha causado.

El texto sobre el descenso gradual del uso del carbón (en lugar de eliminación gradual) sigue siendo débil y sólo compromete a los países a reducir el carbón sin tregua -o sea, la quema de carbón que se realiza sin algún tipo de mecanismo que atrape y almacene el carbón en el ambiente.

No hay metas definidas sobre una nueva financiación para asistir a los países a lidiar con el cambio climático. Solo se habla de un incremento.

El Pacto de Glasgow propone que los  Estados miembros presenten al finalizar el próximo año nuevos compromisos nacionales de recortes de emisores de gases de efecto invernadero, tres años antes de lo previsto, pero “teniendo en cuenta las circunstancias nacionales”.

Finalmente, la declaración da vía libre a consultas formales para crear fondos de financiación y estudiar posteriormente los daños y pérdidas de las naciones más vulnerables. Sin embargo, el documento no señala fechas exactas ni montos. En Colombia y en nuestro entorno fronterizo debe tomarse atenta nota de las discusiones y conclusiones de la cumbre del cambio climático que se acaba de cumplir en el Reino Unido.


 

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