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Política
El costo de un chiste político en redes sociales
Las dictaduras no tienen humor, no pueden congeniar con el humor y lo que representa, el reflejo de lo que piensa la gente común: caricaturista Rayma Suprami.
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AFP
AFP
Domingo, 24 de Abril de 2022

La arepa viuda” y Maduro: una broma en redes sociales sobre la muerte del presidente de Venezuela llevó a una acusación por “delitos de odio” contra una mujer de 72 años, situación que según organizaciones defensoras de la libertad de expresión se hace común.

Olga Mata publicó un video en TikTok en el que “vendía” arepas -plato típico en este país caribeño- con nombres vinculados con personalidades como la esposa del presidente Nicolás Maduro, Cilia Flores, o el fiscal general Tarek William Saab.


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“Tengo la viuda (como se le llama popularmente a una arepa sin relleno), que es la Cilia Flores”, dice la mujer en el video. “Esa todavía no está viuda”, le responden fuera de cámara. “Bueno... pero eso es lo que todos deseamos”, remata ella.

El pasado jueves, Saab anunció en Twitter una orden de arresto por “promoción de odio” contra Mata y la detención de su hijo Florencio Gil: “Instigaban al asesinato de personalidades públicas”.

La ONG de libertad de expresión Espacio Público rechaza la aplicación en este y otros casos de la Ley contra el Odio, dictada en 2017 por la oficialista Asamblea Constituyente, que tomó las atribuciones del Parlamento cuando era controlado por la oposición. La legislación establece castigos de hasta 20 años de cárcel por instigación al odio en un país con pena máxima de 30.


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Saab informó que la mujer había sido imputada, recibiendo “medidas cautelares” -excarcelación con orden de presentarse en tribunales cada 30 días- y divulgó un video en el que ella pedía perdón por incitar al “magnicidio”.

“La señora que a través de su red social llamó a matar al presidente (...) pidió públicamente disculpas”, expresó el fiscal.

 Su hijo quedó libre de cargos, informaron fuentes judiciales.

“La norma no está para decir si un chiste es de buen gusto o de mal gusto”, dijo a la AFP Carlos Correa, director de Espacio Público.

El 31 de marzo de 2021, la periodista Milagros Mata y el poeta Juan Muñoz fueron arrestados en el estado Anzoátegui (este) por “instigación al odio” tras publicar en Facebook “Boda Mortal”, texto satírico sobre una lujosa fiesta de matrimonio en plena pandemia de COVID-19, a la que habría asistido Saab.

Ambos fueron liberados un día después con régimen de presentación en tribunales. “Es una manera de hacernos sentir prisioneros, aunque no estemos en un calabozo”, dijo Mata, después de su excarcelación, al portal La Gran Aldea.

Dos bomberos, Ricardo Prieto y Carlos Varón, permanecieron detenidos por 48 días en 2018 por un video viral en el que paseaban por su estación, en el estado Mérida (oeste), a un burro al que llamaban “presidente Maduro”.

Hoy siguen presentándose en tribunales.

 

‘Las dictaduras 

no tienen humor’

“La definición de los delitos es vaga e imprecisa y las sanciones, desproporcionadas”, dice Correa al cuestionar la Ley contra el Odio, usada en 17 casos penales en 2021 según Espacio Público.


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“Te lleva a inhibirte no solo de hacer un chiste, sino de hablar de asuntos de interés público como una denuncia de corrupción”, sostiene Correa.

Un informe de esta ONG, de hecho, identifica como “principales víctimas” a trabajadores públicos y personal de salud por publicaciones en WhatsApp, Twitter u otras plataformas.

Venezuela, con larga tradición humorística, ha visto desaparecer espacios de humor político en la televisión y la prensa.

La televisión estatal transmite los cortos animados de propaganda ‘Súper Bigote’, personaje que representa a Maduro como un victorioso superhéroe enfrentado a la Casa Blanca y líderes opositores.

Ya el silencio había empezado a imponerse antes de la Ley contra el Odio, recuerdan Rayma Suprami y Eduardo “Edo” Sanabria, caricaturistas venezolanos que viven en Estados Unidos.

Una caricatura con la firma del fallecido Hugo Chávez en un electrocardiograma plano, sátira por la crisis de salud, llevó al despido a Rayma del diario El Universal, donde trabajó 19 años.

“Las dictaduras no tienen humor, no pueden congeniar con el humor y lo que representa, el reflejo de lo que piensa la gente común”, comenta Rayma. “Se me acusó de incitar al odio, al asesinato y al terrorismo”, rememora sobre señalamientos contra ella por varias caricaturas.

“No te puedes burlar del poder”, expresa Edo. “Si les provoca meter preso a alguien, lo van a hacer”.

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