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Políticos al rescate
Al sentirse contra las cuerdas por sus propios problemas internos, el Gobierno ha tomado la decisión de irse al ataque. Los grupos económicos han sido su blanco favorito, aunque también ha enfilado baterías contra los gobiernos anteriores.

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Políticos al rescate
Al sentirse contra las cuerdas por sus propios problemas internos, el Gobierno ha tomado la decisión de irse al ataque. Los grupos económicos han sido su blanco favorito, aunque también ha enfilado baterías contra los gobiernos anteriores.
Mauricio Cárdenas
Lunes, 4 de Septiembre de 2023

Entender, y sobre todo explicar, lo que pasa en Colombia nunca ha sido fácil. Esta semana un extranjero me hizo la pregunta y, como había poco tiempo, le dije lo siguiente: vivimos tiempos de fuegos cruzados, donde ya nadie puede considerarse un espectador. Ya no se trata de los viejos antagonismos políticos, mal aconsejados por rivalidades y cicatrices que no cierran, sino de lo que en lucha libre se llama “todos contra todos”.

La cosa va más allá de pugnas políticas, pues también hay tensión entre Gobierno y sector privado, e incluso al interior del sector privado, como lo puede confirmar cualquier persona que haya asistido a las reuniones del Consejo Gremial.


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Vivimos un tiempo en el que las alianzas son las grandes ausentes. Lo que necesitamos en momentos tan complejos para el país, y para el mundo, son liderazgos que construyan y sumen, no que destruyan y resten.

Al sentirse contra las cuerdas por sus propios problemas internos, el Gobierno ha tomado la decisión de irse al ataque. Los grupos económicos han sido su blanco favorito, aunque también ha enfilado baterías contra los gobiernos anteriores. Más allá de desviar la atención, lo que se ve es una estrategia en la que la falta de resultados tangibles se trata de compensar con escándalos y acusaciones que llaman la atención y ocupan a los medios de comunicación, pese a no tener un claro fundamento.

Los medios también contribuyen a la división, pues, aún sin quererlo, se han convertido en herramientas al servicio de la polarización, muchas veces poniendo sus propias agendas muy por encima del interés colectivo. Si uno hace un recuento de las carátulas o titulares difícilmente podrá encontrar alguna que tenga como propósito generar algún tipo de alianza. Todo lo contrario.  


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Semejante río revuelto hace difícil mantener el optimismo. Pero, quién lo creyera, con todo y su desprestigio, el Congreso de la República se ha convertido en una fuente de esperanza. Sin grandes jefes políticos de por medio, los congresistas de sectores políticos moderados –que algunos prefieren llamar tradicionales–, casi de forma espontánea han construido una coalición improvisada pero efectiva.

Esta semana, por ejemplo, una iniciativa de la representante Julia Mirada (Nuevo Liberalismo),  frenó el intento de aprobar el proyecto de reforma a la salud sin una adecuada concertación. Una simple proposición está obligando al Gobierno a sentarse a conciliar posiciones –cosa que debió hacer hace mucho tiempo–.

Los políticos al rescate del pragmatismo y la moderación. Aunque suena novedoso, hace 30 años el destacado economista Miguel Urrutia –quien esta semana recibió un merecido homenaje como mecenas del arte y la cultura– planteó una innovadora tesis al respecto: el clientelismo en Colombia había sido el antídoto frente al populismo, que para ese entonces dominaba el firmamento político en los demás países de América Latina. 

Los congresistas colombianos, con sus microempresas electorales, entendían que lo mejor para sus carreras políticas de largo aliento era contar con una economía estable. Por eso habían apoyado la moderación gobierno tras gobierno, en contra de las ideologías y los extremos. Es posible que ahora esté ocurriendo lo mismo, y sea el Congreso –con todo y sus problemas– el que venga a rescatar al país de los extremos.


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Si a esto se le suma una aplastante derrota del Pacto Histórico en las urnas el próximo 29 de octubre, como lo anticipan todas las previsiones, es muy posible que el país retome el camino de la sensatez y el pragmatismo que siempre lo ha caracterizado.

Solo faltará algo para lo cual no hay una solución fácil: que al interior de las fuerzas moderadas también se pare la autodestrucción. Esto implica un nuevo tipo de liderazgo político y empresarial. Quienes no tengan la capacidad de cerrar las heridas del ayer deben dar paso a nuevas generaciones que pongan el foco en el futuro de Colombia, no en su pasado.

www.mauriciocardenas.co


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Mantenerse a la vanguardia e identificar puntos ciegos influyen en camino al éxito. 
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Todos los directivos desempeñan un papel importante a la hora de ayudar a sus organizaciones a navegar por un entorno empresarial desafiante. Gracias a su exposición dentro de las compañías, están en condiciones de aprovechar los conocimientos y establecer conexiones que ninguna otra posición podría alcanzar.

Pero no todos los líderes son iguales. Para sobrevivir y prosperar en la economía actual, un ejecutivo de éxito debe desarrollarse profesionalmente para mantenerse al día de las necesidades de su organización, prepararse para el futuro y ayudar a su propio equipo a mejorar su eficiencia y productividad.


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De acuerdo con el vicepresidente de SAP Concur para Latinoamérica y el Caribe, Denis Tassitano, al enfrentar a diario múltiples retos que cambian todo el tiempo, tecnologías y responsabilidades, los hábitos que desarrollen los gerentes pueden ayudarlos a afrontar mejor los momentos de crecimiento a los que se enfrenten. 

Al promover los hábitos enfocados al éxito, estos líderes pueden construir las habilidades y relaciones que se requieren para superar las limitaciones que tengan y dar mayor valor a sus organizaciones”, resaltó Tassitano.


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Y si bien los hábitos varían mucho, existe algo en común: tener la intención de mejorar, por su propio bien, el de su equipo y el de su empresa. A continuación presentamos cuatro comportamientos que influyen de manera determinante en ese camino hacia el éxito. 

1. Mantenerse a la vanguardia de la tecnología

Para eliminar las tareas manuales y aumentar la productividad, es fundamental estar al día con las nuevas tecnologías. Para ello es necesario un enfoque múltiple: leer documentos empresariales y publicaciones financieras, supervisar los sitios de redes y hablar con colegas sobre las soluciones tecnológicas que utilizan.

Con una visión clara de lo que pueden hacer las herramientas, los ejecutivos no solo podrán discernir mejor cómo pueden mejorar su trabajo y procesos, sino también comunicar mejor a los altos cargos las ventajas de hacer inversiones.


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2. Identificar los puntos ciegos

El éxito en las posiciones muchas veces está determinado no por lo que sabemos, sino por lo que desconocemos. De ahí que sea clave hacer esfuerzos para identificar y eliminar los puntos ciegos sin importar dónde se encuentren. Y un punto ciego puede significar cualquier cosa: relaciones, habilidades o cómo se maneja al equipo.

Por ejemplo, al terminar un proyecto es fundamental la retroalimentación, pues así es posible entender qué funcionó y cuáles son las oportunidades de mejora. Esto implica no solo escuchar de manera directa a los implicados, sino establecer metodologías como opiniones anónimas que permitan dinamizar más esta tarea.


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3. Aceptar nuevos retos 

En lugar de descartar un proyecto o una oportunidad de trabajo porque no se ajusta a su zona de confort, la recomendación es considerar lo que venga con una mirada distinta. Esa oportunidad puede ayudarle al directivo a desarrollar sus habilidades o a superar la trampa del ‘siempre lo hemos hecho así’, que implica aprendizaje, innovación y cambio.

Al asumir esa actitud diferente, las consecuencias tienen un efecto de bola de nieve. Una vez que alguien dice que sí una o dos veces, se da cuenta de lo es capaz. Salir de la zona de confort es siempre el paso más difícil, pero marca el inicio de una transformación que impacta directamente en las capacidades del líder y su organización.

4. Aprendizaje continuo

La información y las oportunidades de aprendizaje están en todas partes. Por eso, se requiere una visión crítica para, primero, consultar un buen número de fuentes (informes, blogs, líderes de opinión, amigos) y luego y determinar qué es lo más importante para su conocimiento que sea posible aplicar al negocio. La recomendación al respecto es reservar tiempo regularmente para leer, aprender, digerir y posteriormente discernir qué y quién merece especialmente atención.


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