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¿Cómo calculan las empresas sus emisiones de gases de efecto invernadero?
El cálculo de un balance de emisiones puede ser una obligación, legal o comercial, o una medida voluntaria para las empresas.

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¿Cómo calculan las empresas sus emisiones de gases de efecto invernadero?
El cálculo de un balance de emisiones puede ser una obligación, legal o comercial, o una medida voluntaria para las empresas.
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Viernes, 15 de Julio de 2022

Cada vez más empresas calculan su huella de carbono, pero según el método y el perímetro elegido, el resultado en toneladas de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera y los objetivos de reducción resultantes pueden variar.

Ante la magnitud de la tarea para reducir las emisiones y los riesgos de "lavado verde" por parte de las empresas, los expertos destacan la importancia de conocer las etapas del cálculo.

Etapas preliminares 

El cálculo de un balance de emisiones puede ser una obligación, legal o comercial, o una medida voluntaria. 

A la espera de que se elabore una norma universal, existen tres metodologías principales: el GHG Protocol (Estados Unidos), el Balance de Carbono (Francia) y la norma ISO 14067 (Internacional), desarrolladas a principios de los años 2000 y compatibles entre sí a pesar de algunas diferencias.

Clasifican las emisiones por sectores 

El punto número uno según el GHG Protocol son las emisiones directamente vinculadas con las actividades de la empresa (combustión in situ, flota de vehículos...)


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El número dos son las vinculadas con la producción de la energía que consume (electricidad, calor/frío), mientras que el tercero son las indirectamente vinculadas a la producción, en sentido ascendente (compra de bienes y servicios, transporte, bienes inmovilizados, desplazamientos profesionales, inversiones) y en sentido descendente (residuos, utilización y fin de vida de los productos, franquicias...) 

El primer paso es analizar las guías sectoriales para identificar los principales puntos de emisión y decidir si se recurre a un organismo especializado, explica Fanny Fleuriot, coordinadora de contabilidad del carbono de la Agencia de Medio Ambiente y Control de la Energía (Ademe). 

Las empresas de contabilidad de carbono crecen continuamente con tanta demanda. El coste puede oscilar entre unos cientos de euros para una pequeña o mediana empresa hasta varios cientos de miles de dólares.

"Comenzamos con una reunión para comprender el modelo económico de la empresa", explica Amélie Klein, experta en cuantificación de carbono en EcoAct.

Las empresas definen el año que servirá de base para los objetivos de reducción -a menudo el del primer balance- y el perímetro. 


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Las obligaciones legales solo se refieren a los puntos 1 y 2, pero para Fanny Fleuriot, "limitarse a ellos equivale a perder 70% de su impacto", ya que el punto 3 representa a menudo la mayoría de las emisiones.

Cifras

Adiciones y multiplicaciones 

A continuación comienza la recopilación de datos, que puede durar varios meses. Facturas de electricidad y compras, registro de edificios, maquinaria y vehículos, viajes de los empleados: la lista de información que debe proporcionarse es larga.

"El cliente puede ser capaz de dar directamente consumos de energía en kWh", pero cuando no tiene los volúmenes exactos para todas las fuentes de emisiones, se pueden utilizar promedios sectoriales, continúa Klein.

Para las emisiones relacionadas con el uso de un producto, por ejemplo, una empresa de aspiradoras puede conocer la vida útil y el consumo de su modelo o utilizar el consumo medio de una aspiradora.

"Uno siempre se adapta a los datos con los que cuenta. Se puede calcular una huella de carbono con el volumen de negocios o bien con un tablero excel de 10.000 líneas", añade Klein.

Los datos, expresados en volumen (toneladas, kWh...) o en valor monetario, se multiplican a continuación por el factor de emisión correspondiente. 

Por ejemplo, el número de toneladas de acero compradas se multiplica por el factor de emisión correspondiente a la producción de una tonelada de acero. Con un resultado equivalente en toneladas de CO2.  


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Los promedios y los factores de emisión se calculan a partir de análisis del ciclo de vida de las oficinas de diseño, federaciones profesionales, ingenieros.

Para Karthik Ramanna, profesor de Oxford, su utilización en el punto 3 crea un "paraíso del lavado verde" para las empresas, ya que los promedios son contrarios a las reglas contables.

Según el nuevo sistema de contabilidad del carbono que teorizó, "solo se pueden utilizar los datos específicos de cada proveedor". Así, cada empresa debería "calcular su punto 1 y transferirlo a su cadena de valor", explica.

¿Y después ? 

El siguiente paso lógico es el establecimiento de objetivos de reducción de las emisiones, y la formación de los equipos en este aspecto.

Para medir los progresos, es necesario repetir el cálculo, pero también afinarlo, ya que los factores de emisión y el perímetro (fusión/adquisición, cambio de proveedores) pueden variar. 

En la actualidad se comercializan herramientas automatizadas de seguimiento. 

Para acercarse lo más posible a la realidad, la empresa puede abandonar los promedios sectoriales para integrar las emisiones reales de sus proveedores.  

Este es el reto de los próximos años: un sistema estandarizado de datos sobre el carbono, transmitidos a lo largo de la cadena de valor tan rigurosamente como los datos contables, explica Ramanna.

Así, "los consumidores e inversores podrán tomar decisiones informadas", resume.

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Uno de los desarrolladores del empaque hecho con piedra de Coagronorte, contó cómo fue el proceso.

Magaly Rubio
Magaly Rubio

Aportar al medioambiente a través de la sostenibilidad de sus productos es uno de los objetivos de la Cooperativa Agropecuaria de Norte de Santander (Coagronorte). Una meta que se va a cumplir con el nuevo diseño de sus empaques, que serán hechos de piedra y biodegradables.

Fueron  casi cinco años de pruebas, errores y aciertos de manera conjunta con las empresas Okeanos, especializada en el cambio de empaques de plástico a los hechos en piedra; y Plasmar, empresa radicada en Medellín, proveedora de plástico de la marca Arroz Zulia.


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Florencio G. Cuétara, CEO del  Grupo Okeanos, uno de los desarrolladores del empaque, estuvo en el congreso de Coagronorte y habló con La Opinión

¿Cómo fue que Coagronorte, siendo una cooperativa regional, logró ser la primera en desarrollar este modelo de empaque, por encima de otras empresas más grandes, reconocidas y posicionadas?

Fue un proceso, producto de una serie de acontecimientos que llevaron a tener conexiones importantes y evidentemente gracias a gente que entendió rápidamente la capacidad de cambiar no solamente la visión de su empresa y la visión del empaque, sino que es importante hacer parte de este cambio a nivel global.

Uno de los desarrolladores del empaque hecho con piedra de Coagronorte, contó cómo fue el proceso.

¿Cuánto tiempo tardó materializar la idea?

El sueño de hacer un empaque de piedra nació hace cuatro años. Era una locura tratar de imitar a la naturaleza que utiliza la piedra para todo. Técnicamente era muy complicado, pero en este tiempo de estudios y pruebas hemos conseguido que la piedra flote, que era uno de los retos más significativos. Necesitábamos que no se hundiera y que fuera flexible para el embalaje y lo logramos. Fueron años muy retadores pero significativos también.


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¿Cómo se logra que empresas regionales, como Coagronorte, hagan la transformación hacia modelos más sostenibles e innovadores?

Nosotros en Okeanos tenemos una misión y es reducir el plástico alrededor del mundo y ya lo venimos haciendo. Nosotros buscamos ese cambio, independiente de que sean empresas pequeñas o no, pero damos esa oportunidad a todas para que el cambio ocurra. Esto no se soluciona si solamente unos pocos dejan de emitir plástico, no, entonces nuestro proyecto es hacerlo en todo el mundo.

¿Qué hay detrás de este empaque?

Este producto está hecho con piedras, tecnología y mano de obra colombiana. El proceso en el empaque del arroz sin nada importado y es lo que queremos repetir como modelo alrededor del mundo. 

¿Cómo ve la iniciativa de las empresas en Colombia por ser más innovadoras y sostenibles?

Tengo una visión muy global, pero sé que Colombia es muy rápida y está capturando ese deseo de cambiar. Hay deseo de mejorar, tecnológicamente están muy avanzados y el tema de la preparación del personal en Colombia es excepcional. Nosotros, en nuestro equipo tenemos un montón de mujeres sobre todo ingenieras colombianas que son parte del éxito que tenemos en las manos hoy,  así que creo que Colombia está muy dispuesta al cambio.


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¿Cómo explicarles a las empresas que la apuesta por la sostenibilidad no es perder rentabilidad?

Al principio - la realidad- es que esto era un sueño y la mayoría pensaba que era imposible. Cuando a alguien le dices que le vas a reemplazar sus botellas o su empaque de arroz por piedra lo primero que te dicen es que estás loco y nos lo han dicho. Es más fácil cuando le presentas una muestra al cliente y sabe que ya funciona y atiende a la idea. Entonces, cuando eso sucede,  nuestro producto y la  empresa  genera valor agregado, la compañía mejora, se vuelve competitiva y eso finalmente se transforma  en calidad de vida para todos.

 

¿Cuál es el mensaje a las empresas que están en estos procesos de transformación?

Que si no lo hacen hoy, lo harán en el futuro.  Los consumidores demandan una solución, un cambio con dirección sostenible, sea de la empresa que sea y en algún momento de su productividad tienen que ser responsables y cumplir con lo que la cliente demanda.

¿Cuánto se podría estar contribuyendo con este tipo de acciones?

La mejora que nosotros calculamos y que vamos a presentar  en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27),  es que la idea tiene un potencial de 400 millones de toneladas de CO2. Es decir que esta iniciativa representaría un 10% en los de la reducción necesaria para equilibrar el mundo. Entonces una sola idea que no requiere inversión,  que no requiere un aumento en costo, porque cualquier marca lo podría estar utilizando es una solución que podría contribuir muchísimo y es lo que vamos a seguir impulsando.

El empaque

La sostenibilidad es uno de los objetivos de la Cooperativa Agropecuaria de Norte de Santander (Coagronorte) y con la presentación de sus nuevos empaques hechos de piedra  lo está logrando. Sin embargo, para desarrollarlo se necesitaba la unión de empresas que no solo creyeran en la iniciativa si no que la desarrollarán y ahí fue donde convergieron Okeanos y Plasmar.

La empresa colombiana proveedora de plástico Plasmas venía trabajando en un nuevo empaque para Coagronorte y desarrollaron, junto con Okeanos, la mezcla perfecta de carbonato de calcio (piedra) para el producto.

“El objetivo de usar piedras para la producción de estos empaques es devolverle a la tierra lo que viene de la tierra, sin afectar el mar, sin producir plásticos de un solo uso, y aportando como empresa para la protección del medioambiente”, manifestó Guillermo Infante gerente de Coagronorte.

Luego de la extracción y el lavado de las piedras, estas se llevan a una planta en donde se hace la molienda, y se terminan de remover todos los agentes contaminantes, y se obtiene un producto apto para contacto con alimentos que también puede ser usado en la industria farmacéutica.

Cuando la piedra está molida y cumple con la calidad es llevada a la planta de producción. Allí se mezcla con otros ingredientes, como resina, unos aditivos especiales, y se obtiene el material de manera peletizada (gránulo), tal cual como viene la materia prima plástica para que se meta en una máquina y se convierta en los empaques que ya están en el mercado.

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