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¿Cuándo se perdió el orden en Tibú?
La disidencia del Frente 33 de las Farc le ha ganado terreno al Estado en los últimos cuatro años, dejando muchas víctimas.
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Miércoles, 20 de Julio de 2022


Desde que arrancaron las conversaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las extintas Farc para llegar a un acuerdo de paz, en el Catatumbo se escucharon voces a favor y en contra. Quienes apoyaban el proceso, aseguraban que por fin llegaría el progreso y la tranquilidad a esta región de Norte de Santander, porque ese grupo armado ilegal era el más fuerte para ese entonces, mientras que las otras organizaciones podían ser controladas por el Estado colombiano.


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Es más, algunas fuentes de inteligencia se atrevieron a decir que sin el Frente 33 las Farc, grupo que duró más de 50 años delinquiendo en el departamento, solo quedarían 924 personas en armas, repartidas así: Eln (428), Los Pelusos (152), Los Rastrojos (70), Los Urabeños (98), Los Urabeños (55) y 121 de las milicias urbanas del Eln.  

Pero los que nunca creyeron en el proceso de paz, argumentaron que en el Catatumbo era muy difícil alcanzar todo lo que proponían, y su justificación se basaba en que los cultivos de uso ilícito eran la principal fuente de financiación de esa guerra que ha derramado mucha sangre y que, hasta el momento, no hay ningún otra siembra o negocio legal que remplace las enormes ganancias que la coca deja día tras día.

Pese a una u otra afirmación y en medio de las muchas dudas que quedaron, la firma de la paz entre el Gobierno y las extintas Farc se dio en 2016. En Norte de Santander al menos 598 miembros de ese grupo armado ilegal hicieron parte de ese acuerdo.

Pero a principios de 2018, dos años después de la firma de la paz, se supo que un grupo de hombres y mujeres que nunca creyeron en el acuerdo con las extintas Farc, en el Catatumbo, se habían reagrupado y volverían a las armas, sin perder los ideales de esa guerrilla.

Fue así como desde el primer trimestre de ese año se comenzaron a hacer visibles varias acciones armadas y se empezó a hablar de la disidencia del Frente 33 de las Farc. ¿Pero quiénes conformaban este grupo ilegal? Lo que se ha conocido es que son los mismos integrantes de las milicias Resistencia Catatumbo, que no se acogieron al proceso de paz y decidieron irse a Venezuela.


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Los ataques contra la Fuerza Pública son constantes.


Quien los organizó y los está digiriendo hasta este momento es Javier Alonso Veloza García, mejor conocido como ‘Jhon Mechas’. Él decidió unirse a dos jefes nacionales de la disidencia de las Farc, Miguel Botache Santillana, alias ‘Gentil Duarte’, y Néstor Gregorio Vera, ‘Iván Mordisco’, ya muertos.

‘Jhon Mechas’, quien conoce muy bien cómo es el negocio del narcotráfico, decidió a apostarle a la coca, asociándose con los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, para obtener muy buenas ganancias y a partir de ahí sostener su lucha armada en contra del Estado colombiano, asegurando que todo se hace bajo los mismos ideales de las extintas Farc, pero que para muchos expertos en el tema, este grupo ilegal combina lo guerrillero con lo paramilitar.


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Y esto es lo que ha llevado a que Tibú sea el segundo municipio de Colombia con más hectáreas cultivadas con hoja de coca (más de 42 mil) y el primero en producción de cocaína y base de coca. Además, El Tarra y Sardinata, donde ‘Jhon Mechas’ también tiene a varios de sus hombres, son otras poblaciones atiborradas de siembras ilícitas.

Precisamente, las millonarias ganancias del narcotráfico es lo que ha llevado a que desde su reagrupamiento, la disidencia del Frente 33 hayan ido ganando relevancia y visibilidad en Tibú, hasta el punto de tener casi que un control territorial total de la zona, lo que les permite realizar patrullajes y retenes en zonas céntricas de este municipio a plena luz del día. 

La Opinión recogió los episodios de los últimos años en los que esta guerrilla se ha mostrado cada vez más poderosa. 

Los grafitis de la disidencia

1.    La disidencia del Frente 33 de las Farc comenzó a hacerse visible con grafitis, banderas, pasacalles y falsas bombas que dejaban en las calles o frente a las alcaldías de varias poblaciones del Catatumbo.


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La justificación de los asesinatos

2.    Aumentando sus acciones e imponiendo sus leyes, está organización inició una racha de asesinatos de personas y para justificar esos hechos, a las víctimas les dejaban carteles señalándolas de viciosos, violadores, ladrones, ‘paracos’ o extorsionistas.


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Nuevos sistemas de ataque.

3.    Entre 2020 y 2021 ‘Jhon Mechas’ intensificó sus accionar terroristas y casi a diario atacó la estación de Policía y las instalaciones del comando de la Fuerza de Tarea Vulcano, que agrupa a más de 12 mil militares. En esos hechos usó un moderno sistema de movilizar explosivos en carros a control remoto.


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Asesinato de mujeres

4.    En 2021 las mujeres se convirtieron en el objetivo principal de la disidencia del Frente 33 de las Farc, especialmente todas aquellas que tuvieran cualquier tipo de relación con miembros de la Fuerza Pública, asesinando a 11 de ellas, entre estas una fiscal, y desplazando a muchas. E impartió la orden de que nadie en Tibú podía saludar o venderle siquiera una bolsa de agua a un policía o militar.


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Muerte de dos jóvenes

5.    En octubre de 2021 se dio un atroz suceso, que conmovió a toda Colombia. En ese plan de imponer sus leyes, miembros de la disidencia mataron a un niño de 15 años, de la etnia wayúu y a un joven, de 23, venezolano, porque, presuntamente, los encontraron robando en un almacén de ropa.


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Los castigos de la disidencia

6.    Luego de ese terrorífico doble crimen del menor de edad y el joven, que provocó airadas reacciones, la disidencia optó por dejar de ajusticiar y desde finales del año pasado y hasta ahora detiene a las personas y luego retenerlas por semanas o meses en fincas, donde las castigan con trabajos forzados, las llevan al casco urbano de Tibú y las dejan amarradas a un poste con un letrero diciendo porque les pasó eso.


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Ataques a la Policía y el Ejército

7.    Ante los intentos de la Policía y el Ejército de restablecer el orden en esta población del Catatumbo, los integrantes de la disidencia, durante este año, han activado varias bombas contra los uniformados, dejando algunos heridos y hasta muertos.


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Desafío al Estado


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8.    Y en su seguidilla de acciones para demostrar su poder, ahora la disidencia decidió organizar un grupo de hombres, alrededor de 20, y lo llamó fuerzas especiales de combate urbano, que está llegando a cualquier punto de Tibú a requisar e identificar personas y asegura que se encargara de la seguridad del municipio y para desafiar al Estado ahora graban videos y los ponen a circular por redes sociales, como el que se conoció el pasado jueves, cuando estuvieron afuera de la alcaldía, o dos días después montaron un retén ilegal en el sector Barrio Largo.
 

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